viernes, 24 de febrero de 2023

Anécdota del Torito Cabestro “Cabresto”

Esta es una fiesta del municipio vecino de Huejucar, Jalisco rica en tradición y leyenda que tiene la magia de transportarnos imaginariamente a los lejanos tiempos de nuestras raíces que datan de la década de 1730 (siglo XVIII) y por su contexto también en el inicio de cuaresma. Comparto un poco de su historia y anécdota que se irá enriqueciendo con el saber de propios y visitantes. 

El recorrido de este torito es desde el sitio conocido como la Hacienda de San Juan Nepomuceno (El Cuidado) al Barrio de San Pedro, donde se encontraba un ojo de agua (actualmente la presita del Barrio) y en su recorrido, como se dice, destrozaba las milpas de los indígenas, los cuales lo ahuyentaban de sus sembradíos, el animal al sentirse acosado de estas persecuciones fue obligado a encaminarse a los barbechos del poblado de Atotonilco donde estuvo perdido por varios días, pero iremos poco a poco narrando los hechos...

Aunque para el año de 1974 a 1983 y de 1988 a 1996, no fue posible la celebración de dicha fiesta ya que fueron extraviados los documentos del relato donde se encontraba la autenticidad de este acontecimiento (hoy leyenda).  Décadas atrás los habitantes del Barrio de San Pedro contaban con documentos que atestiguaban la posesión del torito cabresto; sin embargo, dichos documentos hoy se encuentran extraviados. Lo que ahora presento es gracias a datos proporcionados por algunas personas y documentos que al final menciono.

Para el año 2001 el entonces Presidente Municipal de Huejúcar ofrecía una gratificación de $5,000 a la persona que entregara los documentos extraviados  (SASJG, 2001). Se trata de un libro empastado con piel de cerdo, al cual, año con año le anexaban hojas cosidas con hilo, donde se escribían los pormenores de la fiesta y los nombres de quienes participaban.

Esta celebración es un testimonio del problema que las comunidades indígenas de toda la Nueva España comenzaron a padecer cuando se multiplicó el ganado mayor, ocasionando con ello la invasión de sus tierras y las subsiguiente destrucción de sus cultivos.

Su nombre es la fiesta del "Torito Cabresto", su origen y desarrollo son los que a continuación se mencionan, en profundo respeto a la diversidad de voces que lo cuentan a su estilo, versiones que se han ido adaptando a cada persona como lo cuentan con peculiar simpatía:

Por los años de 1730 se les extravió un toro muy bravo y ladino a los dueños de la Hacienda de San Juan Nepomuceno (El Cuidado) por el potrero de Cabral, pasando por los potreros de la Virgen, La Cruz y El Jomate. Al ser infructuosos los intentos de los hacendados para atrapar el toro, convinieron con los del barrio de San Pedro en obsequiárselo, con la finalidad de atraparlo y evitar que anduviera causando daños, en esta comunidad. 

Mediante ese acuerdo, se juntaron los vaqueros "de nuestro amo aquí presente" (se refieren al "amo" que representa al "antiguo amo") y empezaron la fatigosa contienda de capturar a dicho toro para lo cual empezaron a perseguirlo. El toro al verse acosado subió para el potrero de La Cruz donde le perdieron el rastro, pero los hombres entusiasmados por el desafío continuaron en su búsqueda, teniendo noticias de que había sido visto en el potrero de La Virgen. Entonces el amo despachó a sus vaqueros a cerciorarse de que esto era cierto, viniendo con la noticia de que ahí andaba el toro tan buscado.

En estas huertas los lugareños sembraban trigo, lechuga, cebolla y papas. Los dueños de esas siembras no hallaban qué animal los estaba perjudicando. Al darse cuenta de que se trataba de un toro bravo trataron de ahuyentarlo, pero el animal ya estaba “engrido” y regresaba constantemente, por lo cual se vieron obligados a darle la queja al dueño. Con este fin fueron comisionados algunos hombres de esta comunidad para hablar con él. El hacendado mandó a sus caporales para que se llevaran al animal a sus potreros, pero éste persistía en regresar y los hombres de esta comunidad de nueva cuenta volvieron a quejarse con el dueño. Así estuvieron batallando mucho tiempo: más dilataban en llevarse al toro que él en volver. El dueño, ya aburrido de recibir tantas quejas de los habitantes del Barrio de San Pedro les dijo: “les doy el toro si lo pueden atrapar”. 

Las personas a las cuales el animal fue donado, soltaron un par de toros "Cabrestos" por el rumbo donde andaba el toro para que éste se confiara, logrando así sujetarlo. El toro fue amansado y puesto a trabajar en el acarreo de piedra para la construcción de la Capilla, avisaron a los hacendados que el toro había sido encontrado y que los invitaban a una fiesta dada en su honor. Estos aceptan y acuden elegantemente vestidos y se les muestra al toro ya manso y dócil con un collar compuesto de flores y monedas de plata.

De la vecina comunidad de Atotonilco sale la comitiva arriando al toro y a los cabrestos con dirección al Barrio de San Pedro. Para ello es necesario pasar por diferentes lugares de Huejúcar, a donde llegan con los vecinos a pedir agua; de allí se dirigen a la placita del Barrio, llegando en la tarde a este lugar, por lo cual el amo muy entusiasmado y contento con sus vaqueros los recibió ofreciéndoles pulque y comida.

Ellos sintiéndose como quien dice en su casa, emiezan a torear y jinetear al toro hasta dejarlo completamente cansado; viendo esto el amo le ordena al caudillo, al caporal y a su secretario que llamen a los caporales uno por uno, para pagarles su fatiga, regalándoles queso y pan para su capirotada del día siguiente (miércoles de ceniza) e invitándolos a un baile que les tiene preparado. Todos bailan y toman pulque, contentos por la faena que habían hecho para su amo.

Pero esto no fue todo, siguieron batallando con este toro y empezaron a uncirlo (ponerle correas) y a amansarlo para hacerlo un animal de trabajo. Al ver su buena respuesta, los hombres lo adiestraron para jalar una carreta, en la cual se transportaron las primeras piedras para fincar el edificio que ahora se tiene como capilla.

En recuerdo de aquel hecho, el desarrollo de la Fiesta del "Torito Cabresto" se conmemora con las siguientes acciones: Existe una figurita de toro, hecho de madera tallada, su tamaño es de solo 40 centímetros y el 24 de diciembre debe ser colocado en el Nacimiento de la Capilla de San Pedro.

El día 25 del mismo mes, se ponen tres banderas blancas en lo alto de la capilla, significando que el toro se ha escapado y que hay que organizar partidas de gente para salir en su busca. El siguiente 6 de enero, los caporales salen a llanos y montes a buscar el toro, que logran encontrar el martes anterior al miércoles de ceniza.

Una vez encontrado se desborda el gusto y la alegría, hay que salir a las calles de la población a mostrar al público que se trae al bravo animal custodiado por mucha gente de a pie y de a caballo, los atuendos de los jinetes son muy pintorescos, lucen descomunales bigotes, visten chaparreras y chamarras de cuero, enormes sombreros de palma, espuelas, pañuelos rojos al cuello y soga en mano lista para lazar el toro en caso de que quiera huir.

Los lugares que solía visitar el “Torito Cabresto" en los años 90 y que en su mayoría aún recorre, son los siguientes:

El Curato

El Colegio "José María Vela"

Escuela de Niñas "General Paulino Navarro" 

Escuela de Niños "General Paulino Navarro"

Presidencia Municipal

Sr. Otilio Martínez Ruiz

Sr. Salvador Raygoza López 

Sr. Alberto Ortega Sánchez

Sr. Silvestre Acosta Acevedo

Sr. Manuel Flores Solís

Sra. Ana María López Rivadeneyra

Finalmente, la Placita del Barrio de San Pedro.

Si alguien desea que el contingente le visite en su casa, basta con que sea colocado un lienzo rojo en la puerta nombrándose a este lugar como "aguaje o abrevadero", lugar donde se hace alto y antes de pasar hay que pedir se muestre la factura del toro, en fin, todas las formalidades de la ley, a su vez le son obsequiados platos de pinole adornados con banderitas de colores, significando con esto que el toro comparte sus alimentos, que es la sal o "cristalillo" representado por el pinole. Una vez cumplidos estos requisitos, se pasa a darle agua al toro y a los sedientos caporales, agua que puede ser tequila y otra bebida.

Anteriormente, un mes antes de salir los caporales, se enviaban invitaciones a Atotonilco, Achimec y Nestores de este Municipio para darles a saber el recorrido que haría el "Torito Cabresto" y a la vez los caporales cargaban su agua y morrales con pinole, para alimentarse en caso que no les proporcionaran comida.

Terminado el recorrido, finalmente se llega a la plaza del barrio en las primeras horas de la tarde donde se encuentra el "Amo" que en este caso sería el hacendado acompañado de su esposa, un caporal mayor, un administrador y un secretario, sentados a la mesa de honor. Son presentados por el secretario; se comienza con el recuento de los daños ocasionados por el Toro a su paso. Luego son presentados los caporales quienes uno a uno tiene que torear al Torito y el último mencionado tiene que darle una Jineteada.

Posteriormente se le llama a cada uno de ellos a aclarar cuentas con el Amo, para saber cuánto le deben y en caso contrario cuánto les debe el "Amito"; se hace en forma simbólica la entrega de dinero y a la vez el "Amito", les da su pedazo de queso y pan para su capirotada.

Ya que fueron arregladas estas cosas, inmediatamente el "Amo" ordena que sean bajadas las banderas de lo alto de la Capilla, pues la búsqueda del toro ha terminado y también como símbolo de convivencia entre hacendados y personas que ayudaron en la captura del toro. Para dar término a este suceso, se hace la elección del nuevo "Amo" para el año siguiente.

Significado de "CABRESTO": Buey manso con cencerro, (campanilla que se les cuelga al pescuezo de las reses o toros) que guía a los demás.

Fuentes consultadas para la elaboración de este trabajo:

- Lorenzo Otilio Martínez Ruiz

- Raymundo Quiñonez García

- Algunos párrafos son tomados literalmente del libro HUEJUCAR, JAL. 1562-1990, de su autor Daniel Aguilar Ávila.

- Página en facebook del Torito Cabresto

- Foto del Gobierno Municipal de Huejucar

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