sábado, 28 de enero de 2023

Adolfo López Mateos visitó Colotlán en 1958

Por: José Alonso Serrano Campos
Existen rollos fotográficos bien conservados en el archivo de la Fototeca Nacional de diversos acontecimientos de la vida nacional, en particular aquí compartimos uno muy interesante del año 1958, donde quedó plasmada la visita que hiciera el entonces candidato a la Presidencia de México, Licenciado Adolfo López Mateos, durante su campaña electoral en Colotlán, Jalisco; hizo un recorrido por las principales calles del pueblo y las muestras de afecto quedaron plasmadas en dicha película fotográfica.

Las imágenes son del fotógrafo Gustavo Casasola, sucesor de su padre, el también fotógrafo Agustín Víctor Casasola, gran periodista, tipógrafo y redactor, cuyo trabajo desde finales del siglo XIX le valió la conformación de un archivo de más de doce mil imágenes que, desde 1976, se resguardan en la Fototeca Nacional de Pachuca, considerado uno de los archivos más importantes en Latinoamérica.

Colotlán se desbordó de júbilo en aquella época con muestras de afecto, adoptó un cariño singular al candidato, muestra de ello en este microfilme, el cariño que los contemporáneos de aquella época le demostraron a quien ocupó la silla presidencial en el periodo de 1958 a 1964 se narra en sus rostros mejor que mil palabras. Cabe recordar que incluso una escuela lleva su nombre en Colotlán, por la calle Centenario.

Enseguida mostramos las láminas emanadas de aquella visita en 1958.

Grupo familiar dando la bienvenida a Adolfo López Mateos en Colotlán, Jalisco.

Niños en la azotea de una casa dando la bienvenida

Adolfo López Mateos en un recorrido por Colotlán

Campesinos dando la bienvenida

Mujeres dando la bienvenida 

Gente en los balcones de un edificio durante la bienvenida

Niñas dando la bienvenida a Adolfo López Mateos 



 Adolfo López Mateos durante su campaña electoral en Colotlán


Adolfo López Mateos acompañado de mujeres a bordo de un camión de carga 

Adolfo López Mateos agradeciendo la bienvenida 

 Adolfo López Mateos caminando por una avenida durante su campaña electoral en Colotlán, Jalisco

Manifestación política en Colotlán apoyando a Adolfo López Mateos como candidato presidencial

A bordo de una camioneta durante su campaña electoral por Colotlán

Adolfo López Mateos es aplaudido

Adolfo López Mateos agradeciendo el apoyo 

A bordo de una camioneta saludando al pueblo de Colotlán

Adolfo López Mateos y mujeres a bordo de camión durante su campaña
 

Imágenes de la autoría de Casasola, fecha: 1958, lugar de origen: Colotlán, Jalisco, México. Tópico: campañas electorales; grupos familiares; edificios; PRI; partidarios; fotoperiodismo. Colección mediateca, acervo de fotografías. Colección Archivo Casasola - Fototeca Nacional INAH.

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ANÉCDOTA DE TLALTENANGO

Los parientes de López Mateos en Tlaltenango

Por cierto de las fotos arriba publicadas, recuerdo que, durante mi estancia en Tlaltenango, como Director de Comunicación Social, allá por 2011, había escuchado en más de una ocasión, esta historia popular que quedó plasmada en diversos textos como la revista “Niuki” de CUNorte y en el libro “Estirpe de Cazcanes” de Luis Sandoval Godoy, donde se cuenta algo del origen del señor Mariano Gerardo López Murillo, padre del Licenciado Adolfo López Mateos.

Adolfo López Mateos con un grupo de políticos en su visita al pueblo de Tlaltenango "tierra de sus antepasados"

En sus andanzas como candidato a la Presidencia de México tuvo que ver con Tlaltenango y en el supuesto origen de sus mayores en este pueblo. Vamos a traer aquí esa historia contada por las voces de aquellos personajes, gente de Tlaltenango. Es la historia de la relación que tuvo el Lic. Adolfo López Mateos con Tlaltenango, cuando “políticamente” se le dieron raíces de parentela en este lugar.

Comienza el relator de aquella historia y entre la sorna y la seriedad, nos cuenta cómo se tramó la farsa de la que todavía habrá algún político que pueda sentirse cómplice y quiera voltearse disimuladamente al oír esto. Alguien dijo que había nacido en Tuxpan de Zaragoza, del Estado de México y que su padre declaró a la prensa haber nacido en un pueblo de nombre Tlaltenango, Zac. (ciertamente nació en Jesús María, Jalisco) Por parte de la oposición se sostenía, según eso con mucha firmeza, que había nacido en Guatemala, que no era mexicano por nacimiento y que estaba inhabilitado para ocupar la alta dirección del país.

Le sugirieron al candidato si no sería conveniente que visitara la tierra de sus mayores y con eso demostrara de una vez, con palpable evidencia, que aquello de Guatemala eran infundios. Sus gentes, sus raíces, sus antepasados, eran de Tlaltenango. Así fueron las cosas. La noticia corrió en Tlaltenango como chisporroteo de pólvora de luces: López Mateos va a visitar la tierra de sus mayores…

Para eso, Toño Salinas que era presidente municipal; Bernardo del Real, hombre de mucha influencia; Chito León, político de colmillo duro, se vieron uno a los otros: ¿ahora qué hacemos? Pronto pensaron hacer lo que hicieron: fueron con el señor Cura Quintanar. “Ándile, señor Cura, ayúdenos a salir de este compromiso y sacarle raja, ¿porque si no qué?”

Quintanar que era ingenioso; y muy dinámico y muy vivaz y con mucho sentido de la organización, sobre todo cuando se trataba de algo que podría beneficiar al pueblo, en un dos por tres les esbozó el qué y el cómo del recibimiento de López Mateos.

No, señor Cura, todavía falta: nos van a preguntar cuáles son los parientes del candidato. Acuérdese que van a venir políticos, gente de la prensa y van a querer indagar en esta cuestión: quiénes son esos parientes, dónde viven, qué recuerdan acerca de don Adolfo o de su padre, de su familia… Los señores aquellos estaban nerviosos. Quintanar no, para Quintanar la cosa era simple y se las tramó en el momento aquel.

Les dijo: miren, ¿conocen a Ticha, la viejita que vive por la calle del molino, a la salida, para llegar al río? Eso es todo: arreglen la casita donde vive, prepárenla diciendo que va a venir un sobrino a quien tal vez ya había olvidado; díganle que ella resulta la prima-hermana de su padre, y que eso tal vez no lo recuerde.

Fueron aquellos hombres, pero Ticha no podía acordarse; les decía que la estaban confundiendo seguramente, que ella no tenía ningún sobrino. No, señores, no; yo tuve un sobrino, se llamó Justito, pero uh, hace añales que se murió; ya ni su madre ni nadie queda, y ahora me salen con esto.

Los señores le insistían: sí, Ticha, lo que pasa es que está perdiendo la memoria. Fíjese, su sobrino va a ser Presidente de la República y se siente solo; no conoce mucha familia y por eso quiere conocerla.

Pos no, oigan, no. Bien firme la Ticha. En la familia no tuve otro pariente fuera de Trine mi hermana, señorita toda su vida, porque nomás tuvo al Justito éste, que se murió cuando le empezaban a salir los dientes.

Los comisionados se vieron: bueno, pos entonces. Si usted dice que no, bueno. Es que traíamos aquí estas cositas para que arregle su casa, y esta ropa para usted, y este sobrecito con billetes que su sobrino nos encargó que le trajéramos, pero si no…

A la viejita parece que se le cortó el resuello; se acomodó su rebozo, trastabilló un poco y luego se apresuró a decir:

Pérense, pérense: se me hace que ya me estoy acordando. Sí cómo no; claro. Tantos años sin saber nada de este muchacho… Se le olvidan a uno las cosas, no crean.

¿Y cómo dicen que se llama mi sobrino? ah, sí, muy cierto: Adolfo.  Cómo no; parece que lo estoy viendo con su cabello güerito, ¿no? y medio picado de viruelas, bueno muy poco.

No se preocupen, al contrario, muchas gracias porque me dan este gusto, miren nomás. Andiles, pasen las cosas; el dinero aquí en mi mano.

Díganle a. ¿Cómo dijeron que se nombra este muchacho? Díganle que su tía está muerta de gusto y con unas ganas de verlo.

¿Cuándo dicen que va a venir? Yo creo que se vendrá a comer aquí conmigo. ¿Qué les parece si le preparo unas tortitas de huachal? Oigan, y un champurrado colado en pura leche, ¿quihubo? Nomás que si se queda a dormir, miren mi tapeiste, ya está re pando; pero no le hace, con los parientes ha de sentirse confianza, ¿verdá?

Esa Ticha resultó que ni mandada hacer. Allí estaba el testimonio, sangre y vida, calor y amor de una mujer que iba a dar ante el país la mejor prueba del arraigo, de la incuestionable calidad de mexicano del candidato.

Ahora toca su turno al señor Quintanar que tuvo mucho que ver y dio mucho que decir en aquella visita de López Mateos a Tlaltenango, sobre todo porque se registró aquí un hecho inusitado: el mismo párroco daba la bienvenida al candidato oficial.

Pero no adelantemos las cosas, dejemos que lo cuente él mismo en sus apuntes biográficos, “Una brecha en el muro” en un tono de amenidad y de sinceridad que atraen a los lectores:

“Los políticos volvieron de la convención del PRI locos de contento: el candidato, Lic. Adolfo López Mateos los había saludado con sumo afecto, diciéndoles: Pronto, muy pronto nos veremos por allá. Mis mayores fueron de Tlaltenango de donde salió mi padre desde muy pequeño y jamás volvió.

Como dejó dicho, los políticos de hoy habían tomado parte muy activa en el Puente de la Santísima Virgen, así que con la mayor naturalidad me convidaron a sus reuniones. En una de ellas les dije:

Hombre, muchachos, es necesario que ya nos unamos; nada de odios por conservadores y liberales, derechas e izquierdas. Basta de hacer el juego a los gringos que bien se han aprovechado de nuestras divisiones. Juárez y Miramón, Mejía y González Ortega fueron grandes mexicanos y lo que a ellos desunió: separación entre la Iglesia y el Estado, etc., hoy nos une a nosotros. No carguemos ya cadáveres.

Se levantó muy entusiasmado mi amigo, un amigo de corazón, Bernardo del Real y me dijo:

Señor Cura, ¿por qué no expone esas ideas en un discurso ante el candidato?

Hombre, hombre, Bernardo, no me ponga tamaña tentación. Porque ¿qué tribuna mejor para lanzar estas ideas por todos los ámbitos de México?

Creo que en ninguna parte recibió el candidato esa recepción tan entusiasta; como se habían unido las dos autoridades, la civil y la eclesiástica, el pueblo entero tomó parte, fue verdaderamente popular y de una manera desbordante. López Mateos lloraba de alegría.

Luego de las referencias históricas que convenían a mi propósito, terminé el discurso que pronuncié ante el Candidato, en el mismo kiosko de la plaza, diciendo de esta manera:

“Señor Licenciado Adolfo López Mateos, cuando usted ya no oiga el repicar de estas campanas, recuerde que ha dejado un pueblo donde no hay conservadores ni liberales, derechas ni izquierdas, sino mexicanos que luchamos por la grandeza de la patria”.

López Mateos se emocionó y, con lágrimas en los ojos, dijo: “Muy bien, muy bien”.  Como estaba cerca del micrófono, el pueblo oyó y rompió en un aplauso atronador. Me dio un abrazo muy efusivo y pronunció un discurso cargado de sentimiento.

Los muchísimos reporteros de los grandes diarios de la capital me arrebataron el discurso. En sus reportes captaron bien mi pensamiento que provocó muchos comentarios y editoriales muy buenos.

Cartas durísimas y congratulaciones muy efusivas. De todo hubo. Ya tenía miedo al correo, porque superabundaron las de reproche, donde me llamaban traidor, Lutero, Calvino, etc.”

En sus recuerdos, el señor Cura Quintanar no hace alusión a la historia de “la tía del candidato”, pero las voces que componen este suceso, tienen detalles al respecto. Hablan del recibimiento en efecto cálido y de una solemnidad y brillantez que nunca se habían visto.

Tres kilómetros más allá, por el camino que viene de Jalpa, colocaron las monjas del Colegio, arcos de flores, palmas y leyendas alusivas a la persona del candidato. En una valla de rosas, de jazmines; entre muchachas risueñas, y más acá de cientos y cientos de charros en buenos caballos, en ordenada fila, así arribó López Mateos.

Al acto de recepción propiamente tal, con el discurso del señor Cura, siguió el recorrido del ilustre visitante por algunos sitios. Le mostraron a un lado de la plaza de armas, una casa que previamente había sido arreglada, y le dijeron que en esa casa había vivido su padre; lo cual fue inventado. Le mostraron una de las escuelas que lucía en letras enormes el nombre: Escuela Gerardo López Murillo, nombre del papá de don Adolfo.

Para esto, unos días antes habían borrado el nombre que llevaba esa escuela: Prof. Juan Pablo González, un maestro ameritado de aquí. Cuando se murió López Mateos, borraron el nombre de don Gerardo y quedó en Escuela Juárez, como fue en su origen.

Luego la escena del encuentro tierno, emocionante con la tía que lo esperaba ya, temblorosa y tartamuda por el susto, la cual, en medio de tanto gentío no supo a la buena hora decir una sola palabra. El candidato sonrió complacido de la timidez de aquella mujer y la sintió de veras como de su familia. A todo esto, preguntamos al Prof. Amador Rodríguez Sandoval:

¿Cómo es posible que el señor Cura haya participado en esta farsa; cómo se puede creer que personas representativas del pueblo hayan tomado parte en ella; y cómo el pueblo dejó correr lo que bien conocía como una falsedad? Y la respuesta pronta, incisiva, del maestro:

No te asustes. No te llame la atención. Cuántas de esas mentiras se montan todos los días desde los andamios políticos donde se maneja la vida del país… Aquella fue la farsa de la esperanza, el sainete del hambre, el teatro de la limosna. Todos pensaron que, a partir de este hecho, Tlaltenango recibiría copiosos beneficios del gobierno, en obras, en servicios, en avances de todo orden.

Le preguntamos entonces por qué el mismo candidato se prestó al juego.

No se prestó; el creyó que las cosas eran así. Acuérdate que los candidatos se convierten en muñecos; dejan de ser ellos mismos y se transforman en actores de un papel que tienen que representar, empujados por fuerzas, por grupos, por intereses.

Entonces valdría la pena conocer los beneficios que se obtuvieron a cambio de prestar desde aquí raíces de sangre a quien era atacado como originario de otro país. ¿De qué manera le correspondió López Mateos a Tlaltenango?

Nada, absolutamente nada. Parece que ya como presidente de la República sintió que había hecho aquí un papel tonto; y sintió pena, sintió disgusto de haberse prestado a él; porque nunca se acordó de Tlaltenango, ni nunca tuvo el municipio qué agradecerle una sola obra, un solo beneficio al gobierno federal durante ese régimen.

Que a doña Ticha después que aceptó ser la tía del Lic. López Mateos, le llegaron remordimientos de conciencia. Mire, señor Cura, le aseguro que no. De veras le aseguro; verdá de Diosito santo que no me los quise hacer majes; el hambre, usté sabe, el hambre es canija. Ya mero iba a andar diciendo lo que no, nomás porque sí. Hasta pienso que Justito se ha de haber estado riendo en el cielo, cuando yo dije de ese sobrino que no era.

Se ha de haber estado riendo con su boca sin dientes, o sólo que a los angelitos les salgan después, ya después en el cielo, les salgan los dientes. Porque Justito cuando se fue. Eh, qué bonito quedó con su roponcito blanco y cubierto de lirios… Cuando Justito se fue, todavía no le salían los dientes. Le andaban saliendo, y Trine mi hermana decía que era re molón y necio, que una de morder todo lo que podía.

Eh, mi hermana. Señorita se fue a los pocos días de Justito. Yo digo que señorita porque nomás tuvo a Justito. Y murió como socia de las Piadosas Marías con su listón azul y todo…

Si anduviera aquí doña Ticha, segurísimo que se pondría a pensar: "Los hubiera visto: Eh, qué cosas. Hubiera visto a Justito y a ese que dijeron mi sobrino, los dos agarraditos de la mano, caminando ahí por la sombra de la pared, rumbo a la doctrina".

sábado, 7 de enero de 2023

Antigua Capilla de Nuestra Señora de los Dolores

Por: José Alonso Serrano Campos


Como si se tratara de cualquier día ordinario, el viernes 11 de junio de 2004 al medio día, me encontraba dispuesto en mi escritorio de la oficina de comunicación social dentro de la presidencia municipal de Colotlán desarrollando mi jornada de trabajo como director de dicha área, en aquel ayer llegaron a mi encuentro distintos compañeros para realizar una visita de inspección ocular a un lugar hasta ese día totalmente desconocido para un servidor y que cambió considerablemente mi  forma de ver y valorar a mi pueblo.

Pedí a mis colegas del área que fuéramos junto con la historiadora Lucía Vázquez Felgueres, Coordinadora en ese entonces de Eventos Culturales de la Casa de la Cultura y también Presidenta de la muy activa Asociación Cultural del Norte de Jalisco A. C.; a  la cita también fueron el gran artista Ricardo Urista Alvarado, que fungía como Director de la Casa de la Cultura de Colotlán y el escultor Raúl Serrano Arenas, maestro de la misma Casa de la Cultura.

La razón era apoyar en la visita que hizo el arquitecto dictaminador del INAH Héctor Villavicencio Valencia, venía a hacer inspección de una finca propiedad privada de la localidad ubicada en pleno centro y cuyos dueños dieron su permiso para que fuera intervenida, a mi consideración se trata de la finca más antigua y quizá la de mayor valor histórico que tenga en pie nuestro municipio.

Posterior a la visita agradecimos a los dueños y nos retiramos, a finales del mismo mes el arquitecto Villavicencio nos hizo llegar su informe, ese instrumento quedó en resguardo de la autoridad y desconozco si se le dio trámite, pero de lo que estoy seguro es que a pesar de tan relevante edificación para la historia de los colotlenses, nunca se le hizo una buena difusión, por lo tanto, con el debido respeto que me merecen los actuales propietarios, comparto un extracto del mencionado documento con enorme valor histórico:

DATOS DEL INMUEBLE

La Capilla de Nuestra Señora de los Dolores se encuentra ubicado en el Centro Histórico de la localidad de Colotlán, formando parte de un conjunto de valor patrimonial. Por sus características espaciales, estilísticas y las épocas en que fue construido, el inmueble está catalogado como Monumento Histórico por determinación de ley en los términos de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos en su artículo 36: 

Por determinación de ley son monumentos históricos:

I. Los inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos;  arzobispados, obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualesquiera otros dedicados a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso; así como a la educación y a la enseñanza, a fines asistenciales o benéficos; al servicio y ornato públicos y al uso de las autoridades civiles y militares. Los muebles que se encuentren o se hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras civiles relevantes de carácter privado realizadas de los siglos XVI al XIX inclusive.” (Ley Federal …, 1995, p 16)

En lo que se refiere al monumento histórico, se trata de un inmueble inicialmente construido a fines del siglo XVI, con ulteriores ampliaciones o reconstrucciones que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX. El tipo de arquitectura corresponde a género religioso.

Uso original: Culto religioso.

Uso actual: El ábside sin uso y la nave y anexos destinados a discoteca (hoy funeraria y sala de velación).

Régimen de propiedad privado, con dos propietarios: la C. María Teresa Martínez Ruvalcaba, propietaria de la nave y anexos, y el C. Carlos de León Orozco quien recientemente había adquirido el presbiterio. Presenta un estado de conservación regular y malo.

La antigua Capilla de Nuestra señora de los Dolores forma parte de un conjunto arquitectónico que corresponde al convento franciscano de Colotlán. El monasterio presumiblemente fundado con anterioridad al año de 1590, estuvo emplazado según refieren las fuentes históricas en la manzana completa delimitada por las actuales calles de Cuauhtémoc al norte, Guerrero al oriente, Morelos al sur, y Niños Héroes al poniente.  

En la actualidad, casi la totalidad de lo que fue el monasterio franciscano ha desaparecido y en su lugar se han construido casas habitación y tiendas. Una mayoría de ellas todavía edificadas con adobe y cantera. (CASA CULTURA COLOTLÁN, 2004)

En el contexto conventual se percibe que las edificaciones que prevalecen son el inmueble que  aloja hoy la funeraria “Aurora” y el ábside, el primero indistintamente usado como banco, tienda de ropa, teatro, cine, discoteca, aunque originalmente fuera la capilla del monasterio franciscano.

No obstante, las constantes demoliciones, aun se conservan algunos elementos estructurales y dependencias de la antigua edificación conventual tales como: muros, arcos, corredores. En las construcciones actuales, circundantes a la Capilla, prevalecen vestigios de elementos estructurales antiguos que han sido reutilizados para construir sobre ellos las nuevas edificaciones, lo anterior se constata con la inspección ocular realizada y registro fotográfico. 

Relatan los estudiosos que la iglesia primitiva, la que erigieron los franciscanos se cayó. Se colapsó porque sus muros eran de fábrica de adobe y techo de paja, los que se reblandecieron con la lluvia abundante que se precipitó, del 30 de octubre al 14 de noviembre de 1803. 

Fue el 12 de noviembre cuando se desplomó, entre otros factores, también contribuyó la existencia de oquedades por debajo de los cimientos que inexorablemente habían socavado las hormigas llamadas arrieras. (CARLOS CASAS-HARO ORTEGA, 1991, pp. 129 y 197.)

Para 1823 nos “Dice Victoriano Roa: La iglesia parroquial de Colotlán está arruinada, y solo quedó una capilla de bóveda muy corta que sirve actualmente de parroquia, hace más de cuarenta años que se empezó a construir una nueva, y si llega a concluirse, será magnífica, según su capacidad y forma que se le ha dado. La capital de este cantón tiene además tres capillas que son: el Hospital, San Nicolás y San Lorenzo”. (Cfr. CARLOS CASAS-HARO ORTEGA, op. cit. p 149). 

La iglesia parroquial nueva a que hace referencia la cita, sin duda es el Templo de San Luis Obispo, iniciado desde el 6 de enero de 1772 y concluido como se conoce hoy día hacia el año de 1862. El 8 de septiembre de ese año, el Sr. Pbro. Don Bacilio Terán bendijo solemnemente la parroquia. Concluida según se percibe con fachada principal en estilo ecléctico, según el diseño del arquitecto José María Martínez. Se dice que el frontispicio original se edificó en estilo barroco a semejanza de la Catedral de Zacatecas, talla en cantería que lamentablemente fue demolida. (CARLOS CASAS-HARO ORTEGA, 1991, p 170).

Dadas las diferentes tipologías arquitectónicas que prevalecen en la edificación del ábside y la nave rasa que además corresponden a épocas diferentes, es probable que la idea original del ábside corresponda a una Capilla Abierta, en función de la numerosa población indígena que habitaba la región.

“En la arquitectura mexicana del siglo XVI, aparece un tipo de capilla distinto a los tradicionales. Son las llamadas Capillas Abiertas o de Indios que, mirando hacia un espacio abierto, el atrio, servían para oficiar la misa ante grandes multitudes, y cobijaban, a veces, bajo techo, a los principales de la región.” (SEPANAL, 1975, p 102). 

También cabe la posibilidad, en función de la advocación mariana, que se trate del camarín de la virgen, si tomamos en cuenta la existencia de un muro tapón en el eje sur del ábside, muro que además de una puerta tiene una ventana al centro.

En todo caso cabe señalar que no obstante que la fundación de Colotlán data de 1591, la colonización y en particular la evangelización en los territorios circundantes a Colotlán, Teúl, Tlaltenango y otras localidades, a posteriori de la Guerra del Mixtón (8 de diciembre de 1541), fueron procesos previos que propiciaron el establecimiento de presidios y conventos. 

Sin duda el ábside data de esta época de pacificación y persuasión a un nuevo credo, actividades en las que participaron las personalidades prominentes de Fray Antonio de Segovia, el padre Nicolás Valdés Huerta y Fray Miguel de Bolonia. 

Es en este escenario en el que cobra relevancia la configuración de la primigenia capilla, con ábside poligonal, gruesos muros de mampostería de piedra, arcos torales y fajones, pechinas, cúpula con lunetos, recia edificación que no sucumbió a las pertinaces lluvias de principios del siglo XIX.

De otra parte, es de suponer que, al término de la lucha por la independencia, ya hubo condiciones para emprender o continuar procesos edificatorios. Así se explica la construcción de los seis entre ejes y el coro que se caracteriza por la simplicidad en la configuración de sus elementos arquitectónicos y la sobriedad en su ornamentación, rasgos distintivos del estilo neoclásico.

Ahora bien, según consta en la oficina de Catastro Municipal de Colotlán, en una escritura registrada en el mes de mayo de mil ochocientos cincuenta y seis, y en la que se vende un lote de lo que fuera el convento franciscano, aledaño a la capilla de Nuestra Señora de los Dolores, se señala lo siguiente:

‘… El Dr. Don Andrés López de Nava cura propio de esta ciudad, teniendo en consideración que un solar que se encuentra al costado derecho de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores de este lugar, perteneciera a la Iglesia, nada le produce, sino al contrario le es oneroso en basura …’  (cfr. CASA CULTURA COLOTLAN, Idem.)


Más adelante señala que la venta del inmueble obedece a la necesidad de obtener recursos para continuar la construcción de la actual iglesia de San Luis Obispo. El inmueble en venta, es parte de lo que fuera el monasterio franciscano, vendido en ese momento como solar con solo dos piezas en buen estado.

Se señala que los linderos son las dos calles, la capilla de Nuestra Señora de los Dolores y los Herederos de don Miguel del Real, al norte. Es decir que para esta fecha algunas partes de lo que constituyó el monasterio, ya había sido vendido o enajenado por particulares. Es probable que la capilla continuara en posesión de la Iglesia, por lo menos hasta ese momento. (Ibidem.)

Los traslados de dominio a que se refieren los párrafos anteriores, sin duda fueron realizados con anterioridad a las Leyes de Reforma de 1859. La Ley de Nacionalización se expidió el 12 de junio de 1859, de esta manera los bienes de las asociaciones religiosas pasaron entonces de pleno derecho a ser del dominio directo del Estado. 

Es de suponer que la venta de las propiedades del clero en Colotlán tenga como precedente la Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas (junio de 1856) que, no obstante garantizar el precio que se obtuviera por adjudicación de los bienes, causó inconformidad en el clero quien promovió una lucha denominada Guerra de Reforma para evitar que la desamortización se llevara a cabo efectivamente en el país. (DIAZ-BERRIO, 1990, pp. 79-81)

Cabe mencionar que aún se conserva la imagen de Nuestra Señora de los Dolores en uno de los costados de la Iglesia de San Luis Obispo de Colotlán, en algunos escritos antiguos se narra la peregrinación que hizo Basilio Terán para trasladarla de su capilla al lugar que hoy ocupa, por sus características se observa de mayor antiguedad que todas las demás imágenes que tiene la iglesia, por lo que seguramente es la misma imagen de la Capilla.

La Virgen de los Dolores es una advocación de la Virgen María. También es conocida como Virgen de la Amargura, Virgen de la Piedad, Virgen de las Angustias o La Dolorosa. Su fiesta es el 15 de septiembre; su vestidura por lo normal es negra o morada.

La segunda fiesta religiosa a niver nacional, luego de la virgen de Guadalupe, es la del 15 de septiembre, precisamente la de la Virgen de Dolores. Los mexicanos asociamos esta Virgen con el Día de la Independencia. La llamada que comenzó la Guerra de Independencia, el Grito de Dolores, sucedió en la noche del 15 de septiembre de 1810, en la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Dolores Hidalgo, Guanajuato durante la misa dedicada a su Santa Patrona, la Virgen de los Dolores.

En Teocaltiche, Jalisco se celebran las fiestas patronales en honor a la Dolorosa, mismas que tienen una duración del 1 al 11 de noviembre, siendo el día 11 la cúspide de la fiesta. En Colotlán pasa prácticamente desapersividas ambas fechas en que se celebra a la Dolorosa.


DESCRIPCION DE LA CAPILLA

Capilla de Nuestra Señora de los Dolores: Conjunto originalmente conformado por una nave rasa, de siete entre-ejes y el ábside. Destaca el ábside construido en el siglo XVI como un “Espacio de planta poligonal, generalmente abovedada, localizado en el extremo de la nave principal de una iglesia y en el que generalmente se sitúa el altar  mayor…” (MEDEL, 1994, p 24). Sobre la planta rectangular del ábside se eleva una cúpula semiesférica desplantada sobre tambor, segmentos de bóveda y pechinas, que contiene cuatro óculos, lucernarios circulares ubicados al nivel del arranque de la cúpula y orientados hacia los cuatro puntos cardinales, en el exterior se perciben cuatro hornacinas a manera de falsos lunetos. Sobre la planta trapezoidal se eleva una bóveda de doble curvatura que en el intradós se configura como un venero. Destacan otros elementos como la hornacina al centro del polígono trapezoidal, la cornisa que sobresale al nivel del salmer de la cúpula, cornisamentos en los muros laterales, vanos tapiados con muro tapón en el eje del arco toral y vestigio de pintura mural.

Adicionado al muro lateral izquierdo de la capilla se prefigura el espacio de lo que fueron los anexos, la sacristía, la cubierta de terrado de una de las dependencias actualmente se ha colapsado. 

La parte de la Capilla construida en el siglo XIX mira hacia el sur y en planta es rectangular y de una sola nave, está dividida en siete tramos o entre-ejes: En el primero se encuentra el coro y el sotocoro, dependencias que han sido modificadas para adecuarlas al uso actual; en el área del sotocoro se han integrado columnas de concreto armado adicionadas a los paramentos de los muros laterales para soportar una trabe sobre la que se apoya el entrepiso del coro construido en bóveda de cuña, esta área ha sido acondicionada para funcionar como vestíbulo de ingreso integrándosele un muro tapón reversible en un eje imaginario al medio del espacio. 

Para acceder al coro se ha integrado una escalera de una rampa, adicionada al muro lateral izquierdo que remata en la trabe del entrepiso, con barandal de hierro y pasamanos de madera con diseño similar al ubicado sobre la trabe. En el área del coro, destinada a los músicos, también se ha colocado un muro tapón reversible con un vano rectangular a manera de boca de escenario, en un eje imaginario inmediato al eje del primer arco fajón; asimismo destaca una ventana que mira hacia la calle Morelos configurada con arco de medio punto apoyado en impostas y soportado por pies derechos de fábrica de mampostería de piedra.

El coro y cuatro de los entre-ejes están cubiertos con bóvedas de arista, sobre planta rectangular, con líneas de clave horizontales y directrices de medio punto (MORENO GARCIA, 1980, 109), sostenidos por arcos
fajones con soportes de impostas y arcos formeros integrados a los muros laterales, las bóvedas están horadadas en su centro por un óculo, abertura circular a manera de lucernarios cenitales, aberturas que sin duda fueron hechas a posteriori de la fábrica original. No se perciben machones al interior de los muros laterales, en cambio al exterior se aprecian contrafuertes esbeltos. Los paramentos interiores de los muros laterales se muestran lisos, sin altares ni ornamentos.

El sexto entre-eje está cubierto con bóvedas de cuña soportadas con vigas metálicas perfil I, apoyadas sobre el quinto arco fajón y/o trabe, los muros laterales y un muro perpendicular a éstos, todos de reciente fábrica. En este tramo se ha integrado un entrepiso, similar al del coro, también resuelto con bóvedas de cuña soportadas con vigas metálicas perfil I, la bóveda extendida con un voladizo sobresale hacia el área del quinto tramo, el entrepiso se apoya sobre una estructura en esqueleto de concreto armado consistente en: una trabe dispuesta en el sentido transversal al eje de la nave soportada por columnas cuadradas de concreto armado adicionadas a los muros laterales, dos trabes adosadas a los muros laterales y el muro perpendicular. Para acceder al entrepiso también se ha integrado una escalera de una rampa, adicionada al muro lateral derecho que remata en el extremo del voladizo, con barandal de hierro y pasamanos de madera con diseño similar al ubicado sobre el extremo de la marquesina.

El séptimo entre-eje no tiene la cubierta original, es de suponer que la cubierta también haya sido demolida. Actualmente parte del espacio es un patio de servicio, en el resto se han construido dependencias destinadas a área de bodegas en planta baja y servicios sanitarios en planta alta.

La actual fachada principal, ha sido objeto de mutilaciones y demoliciones, hoy día imperceptible como elemento de un monumento histórico en el contexto de la calle Morelos, se perfila en dos niveles como un macizo con acabado en aplanado liso que contiene dos vanos, el ingreso rectangular en planta baja y la ventana con arco de medio punto en planta alta. La configuración de la ventana corresponde al diseño original. El muro con espesor menor a un metro es de mampostería de piedra.

El sistema constructivo de la cúpula, tambor, segmentos de bóveda y pechinas son mamposterías de fábrica de piedra, siguen rellenos de hormigón, firmes de mortero y terminado con enladrillado de azotea y aplanados bruñidos en el exterior; aplanados de mortero en el interior. 

El sistema constructivo de las cubiertas correspondientes a las bóvedas de arista son mamposterías de fábricas de ladrillo y/o piedra, sigue relleno de hormigón apisonado y terminado con enladrillado de azotea lechadeado. Los arcos fajones, son aparejos de medio punto construidos de piedra, dovelas y clave de cantería labrada.

El sistema constructivo de las cubiertas y entrepisos correspondientes a las bóvedas de cuña son mamposterías de fábrica de ladrillo rojo recocido, aparejos de arco rebajado soportados por vigas de acero perfil “I” y dispuestos a intervalos regulares. Las estructuras que soportan las bóvedas de cuña son de concreto armado.

Detalle con pintura original

El muro de la fachada principal y los muros laterales de la nave son fábrica de mampostería de piedra, probablemente en combinación con aparejos construidos con ladrillo rojo recocido y adobe. Los muros del ábside poligonal cuyo espesor es mayor de un metro son fábricas de mampostería de piedra aparejada en forma irregulares, los muros tapones fueron construidos en adobe o ladrillo rojo recocido.  Los muros portantes en los anexos y colindancias son predominantemente de fábrica de adobe, revestidos con aplanado de mortero cal-arena. 

Los pisos interiores en las dependencias, son de cerámica vidriada de forma cuadrada, tipo vitropiso o interceramic. En el área del ábside el piso es de ladrillo tipo perón. El piso del patio de servicio es de concreto hidráulico.

En el documento de donde se extrae la información anterior, cuya copia tengo en mi poder,  también contempla el diagnóstico y el dictamen del arquitecto, pero cuyo propósito no es mi intención dar a conocer en este escrito, solo cabe decir que se hace un riguroso análisis de cada una de sus partes y se invita a hacer lo conducente para la restauración y preservación, cuya tarea queda pendiente por parte de quien corresponda para conservar este patrimonio histórico de los colotlenses.

Finalmente, buscando en los archivos de la Parroquia, me encontré con el fallecimiento de Don Félix Márquez de los Olivos y de Gamboa, quedó registrado su deceso como un español, cuyos restos fueron sepultados precisamente en esta capilla, era originario del Sauz de los Márquez, localidad perteneciente a Santa María de los Ángeles, Jalisco. Nació en 1747, dice en el acta que no dejó testamento por ser pobre y murió de cancer, fue sepultado en la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores el 9 de junio de 1817. 

Casado que fue con la señora Alvina Romero, sus padres fueron Joseph Antonio Márquez de los Olivos Sánchez y doña Juana Francisca De Gamboa Ortega, ella original del Carrizal. Firmó el presbítero Miguel de León.



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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

CARLOS CASAS, Bernardo y Renato HARO ORTEGA:

Historia de Colotlán,

Colotlán, Ed. De los Autores, 1991, 349 p.

CASA DE LA CULTURA DE COLOTLAN

Monasterio Franciscano,

Colotlán, xerox, 2004.

DIAZ-BERRIO, Salvador:

Conservación del Patrimonio Cultural en México,

México, INAH, 1990, 438 p)

INAH:

Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y su Reglamento,

México, INAH, 1995, 56 p.

www.inah.gob.mx

MEDEL, Vicente:

Diccionario mexicano de arquitectura,

México, Infonavit-Inbursa, 1994, 395 p.

MORENO GARCIA, Francisco:

Arcos y bóvedas,

Barcelona, Ediciones CEAC, 1980, 170 p.

ROA, Victoriano:

Estado Libre de Jalisco,

Guadalajara, Edit. Gob. Del Estado, 1981

SEPANAL:

Vocabulario Arquitectónico Ilustrado,

México, Secretaría del Patrimonio Cultural, 1975, 541 p.


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