miércoles, 21 de diciembre de 2022

Leyendas de Colotlán - Recopilación

Recopilado por: José Alonso Serrano Campos

Colotlán ha tenido en su riqueza oral una serie de historias que pocas personas se han atrevido a escribir, pues parte de esa riqueza es las ligeras variaciones que de boca en boca se han ido perfeccionando, así se narran acontecimientos que explican la realidad de las cosas o que tratan de contar el porqué de nuestro entorno.

Así, recopilo algunas anécdotas dignas de contar, también recopilo algunas breves historias como la leyenda de la llorona que existe por todo México, pero que en Colotlán también se afirma haberse escuchado.

La llorona se dice fue una mujer que perdió a sus hijos y por la noche en varias calles, con tristes lamentos grita: “¡Ay mis hijos!” tratando de dar con ellos, así también la leyenda de las ánimas del purgatorio para evitar por parte de los padres que sus hijos salieran a deshoras de la noche, los personajes que representaban al diablo como perros, cabras, hombres de toda condición social y mujeres en condiciones deplorables, libidinosas o en tragedia, por contar las más sonadas.

Las cuevas o lugares con tesoros enterrados como el Molino de Santa Isabel, la Hacienda del Epazote, la Piedra China o casas antiguas del centro y lugares públicos donde se ven luces, se perciben olores o desaparece la gente que entra.

El cerro de Santiago ha sido parte de leyendas como esa de que era un volcán y que, si se arroja un sombrero en lo más alto, este tiende a subir por ciertas emanaciones de su interior, también que esconde tesoros desde la época de la colonia o que en sus faldas hubo un accidente de una avioneta que hizo acudir a cientos de colotlenses en su búsqueda.

Existen producciones de audios con altísima calidad de leyendas de Colotlán que comparto en este link:

 https://soundcloud.com/xellif/sets/leyendas-de-mi-pueblo-colotlan

También un importante aporte del gran artista Ricardo Urista Alvarado, que en 2016 publicó el libro "Puros Cuentos" con historias contadas por la gente de aquellos años antes de la llegada de los medios de comunicación y que la gente se tomaba el tiempo para platicar en la calle, para al finalizar despedirse y expresar la frase: “puros cuentos”:

https://sc.jalisco.gob.mx/sites/sc.jalisco.gob.mx/files/puros_cuentos_web.pdf

Adjunto la recopilación de las historias más representativas de la riqueza oral de nuestro pueblo:


Leyenda de La Piedra China

Se cuenta que hace mucho tiempo vivió por el rumbo de la piedra china una mujer, exactamente no se sabe, pero se cree que vivía del otro lado del río. Se la describía como hermosa, bien proporcionada, de mirada y sonrisa cautivante. Sumado a lo anterior, la caracterizaba su alegría y gusto por los bailes. Dicha mujer tenía dos hijos pequeños, a quienes con frecuencia dejaba solos para asistir a todo tipo de fiestas, kermeses y bailes.

En una ocasión que salió para asistir a uno, la sorprendió una fuerte tormenta que le impidió regresar aquella noche, esto aunado a la crecida del agua que dio el caudal del río. A medida que avanzaba la noche, comenzó a preocuparse por la suerte de sus hijos, pero nada pudo hacer, el río había crecido tanto, que era imposible cruzarlo. Hubo de esperarse hasta el día siguiente. Se cuenta que la mujer ambulaba de un lado a otro con el rostro ensombrecido, por la angustia de no saber de sus hijos. Al llegar a casa, cual fue su sorpresa al ver que sus hijos habían sido tragados por los cerdos.

Se dice que al contemplar aquella escena enloqueció. Después desapareció. Se le llego a ver como sombra, casi como un fantasma por el rumbo en busca de sus hijos. También se dice haberla escuchado gemir lastimosamente, siempre balbuceando el nombre de sus pequeños. La versión popular establece que, al ver tal escena, la mujer se petrificó, es decir, se convirtió en una piedra. El castigo de esta mujer por haber dejado solos a sus hijos fue que quedó convertida en esa piedra de la esquina entre las calles Nicolás Bravo y Josefa Ortiz, la que hoy conocemos como identificación del mismo barrio “La Piedra China” y que permanece enterrada desde hace mucho tiempo en ese lugar.

Los vecinos del barrio tienen el entendido que el origen de esta piedra es que los que vivían en esa casa la clavaron, otra versión cuenta que ahí pasaba la corriente del río y la piedra llegó rodando hasta ese sitio, la profundidad es considerable pues cuando los trabajadores del ayuntamiento arreglaron las banquetas pensaron sacarla y volverla enterrar, los vecinos se opusieron rotundamente; también se cree que debajo de ella se esconde un gran tesoro que nadie hasta la fecha ha podido encontrar.


Leyenda de San Nicolás

Se dice que, en la cueva del Meco ubicada en el cerro de San Nicolás, fue encontrada una imagen de San Nicolás Tolentino. 
Cuentan que un niño la encontró mientras acompañaba a su padre en busca de leña. En ese momento este niño se convertiría en el “mensajero”, pues la imagen se comunicó para pedirle dijera al párroco se le construyera un templo en Colotlán. 
Luego de confirmar que aquella era imagen reconocida por la iglesia se accedió a la construcción de un templo en su honor. 
Traída la imagen y puesta en su lugar destinado sucedía que un día después no estaba, desaparecía inexplicablemente. Ocurrió este incidente repetidas veces, la lógica popular indicó que quizá debería traerse bajo ciertas condiciones. 
Justo cerca de la cueva se hallaba un tronco ahuecado, cuyo golpeteo con algunos palitos dejaba escuchar un ritmo peculiar. A este se le llamo toncontín y se dedujo que tal vez al santo le gustaba la música y el baile. Fue hasta entonces que a ritmo del mencionado instrumento rústico y bailando trajeron la imagen, donde permanece hasta nuestros días.

Este santo es más identificado en Colotlán que incluso el Santo Patrono de Colotlán, San Luis Obispo, celebrado el 19 de agosto, a este santo se le tiene mayor fervor, mayor identificación.


La cueva de la Novia

En el cerro de San Nicolás hay una cueva que se dice hace mucho tiempo una pareja estaba a punto de casarse, cuando llegó un hombre a caballo y, pistola en mano, se “robó” a la novia.

Se dice que el hombre se llevó a la novia a vivir a esa cueva ubicada en pleno cerro, donde estuvieron viviendo un tiempo. Al paso del tiempo, dice la leyenda, la novia y el hombre que se la robó desaparecieron de la cueva. Nadie sabe qué pasó con ellos. No se supo si el hombre mató a la novia o si se fueron de la zona.

Algunos dicen que posiblemente la mujer murió en la cueva donde estuvo cautiva, porque después que la pareja desapareció, empezó a aparecerse un fantasma de una mujer vestida de novia. Dicen que hasta hace unos años el vestido de la novia permanecía en el lugar, pero un vecino de San Nicolás que constantemente veía al fantasma lo quemó.


Los músicos colotlenses que fueron a tocar al infierno

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo a principios del siglo pasado, había un grupo de músicos que se ganaban la vida tocando en las cantinas, complaciendo a los parroquianos, entonces ellos estaban en sus interpretaciones para mantener a sus familias y así se iban rolando de cantina en cantina, estos cuatro líricos aficionados ya habían recorrido el barrio alto, la piedra china, zaragoza y algunos otros donde había cantinas, cargando sus pesados instrumentos: tocaban con un tololoche, un arpa, una guitarra y un violín. Como no encontraron quien quisiera contratarlos estaban desesperados y necesitaban llevar el sustento a casa.

Uno de ellos dijo: “Si el diablo me pidiera que le fuera a tocar al infierno, por una buena paga, yo aceptaría con mucho gusto”, a lo que los demás asintieron comprensivos. dicen que no pasó mucho tiempo en que se presentó ante ellos un distinguido caballero vestido de negro con sombrero de ala ancha, a la sombra de la noche no dejaba ver su rostro, pero los contrató para que fueran a tocar a un baile muy exclusivo, con invitados especiales y elegante recepción. Pronto ellos aceptaron por una buena paga y el único requisito era que les iban a tapar los ojos para llevarlos, no les importó y hasta ligeros se les hicieron los instrumentos al cargarlos.

Con el pretexto de que era gente muy importante, no querían que ellos se dieran cuenta por dónde pasarían, así fue, los subieron a un vehículo y cuando ellos llegaron al lugar donde iban a tocar se les hizo un poco retirado, pero no les importó.

Entraron a un gran salón muy elegante, con muchas luces, gente bien vestida y poco les llamó la atención que empezaron a ver gente conocida, “Oye, que esa señora tan bailadora no es la que prestaba dinero y que se quedó con propiedades y casas, y el que está en aquel rincón tomando su vino ¿no es Don Gonzalo?”, - “No, no, estas viendo visiones, si ya se murió ¿qué andaría haciendo aquí bailando?”. Así empezaron a reconocer a más personas, se les figuraban a más personas conocidas, pero no les importó, estaban más ilusionados por la paga que otra cosa.

Tocaron toda la noche, les dieron de tomar, de cenar, todos muy contentos; así pasó la noche y ya para terminar el baile los despidieron, el mismo hombre elegante les pagó con monedas de oro de aquel tiempo y les dijo a los músicos: “Ustedes se van a tener que regresar como puedan”, cada uno traía en sus bolsas comida y dentro de los instrumentos la recompensa en oro, encantados de la vida salieron de ahí y no les importó “Nosotros nos vamos caminando, ahí nos va a amanecer en el camino y vemos dónde estamos y de ahí nos ubicamos para regresarnos” dijeron.

Al salir los atacó un fuerte ventarrón, como remolinos de tierra que no los dejaba ver nada, estaba todavía muy oscuro, por lo que se fueron a refugiar junto a unos árboles, pasar la noche para esperar el amanecer, dormir un rato y ya irse. Se acostaron los cuatro y se quedaron dormidos, al amanecer empiezan a despertar y a ver que no estaban tan lejos del pueblo. Les pareció extraño que les dieran tanta vuelta, “Se nos hizo muy largo el trayecto y aquí estamos, bajando el cerro está Colotlán” “qué bueno, vámonos”.

Agarran sus instrumentos y ya no los sienten tan pesados, solamente había tierra en sus interiores, abren sus bolsas y al vaciarlas salen horribles alimañas del infierno: sapos, culebras, alacranes, arañas… esa había sido la paga. 

Se dieron cuenta que realmente habían estado en el infierno, fueron a tocar por andar invocando al diablo. “¡Por eso tanta gente conocida!” dijeron. Se arrepintieron, rezaron y se regresaron muy asustados a sus casas.


El jinete sin cabeza

Hace muchos años en Soyatitlán, barrio de Colotlán, un señor muy rico de nombre Juan Márquez, dueño de huertas y haciendas, tenía una hija muy guapa de nombre Rebeca y uno de los muchos peones del hacendado, de nombre Rogelio Vázquez, se atrevió a fijar su mirada en ella, enamorándose de la muchacha, y ella ante su insistencia y galanteos terminó por corresponderle.

Encontraron los enamorados la forma de verse a escondidas por muchos meses, ante la certeza de la prohibición del padre. Hasta que un día el peón envalentonado con unos tragos de mezcal, se atrevió a pedir la mano de la hermosa doncella y el hacendado burlándose de sus pretensiones, le dijo que no, que él era muy poca cosa para su hija y le prohibió terminantemente volver a verla y en el acto le despidió del trabajo. Para ello tomó sus providencias y la muchacha ni en sus sueños volvió a estar sola. El enamorado se impacientaba ante la cerrazón de los muros y la lejanía de su amada.

La pobre joven después de varios meses de llantos y tristezas, por no poder ver ni de lejos a su enamorado y ante la firme voluntad de su padre de no permitir sus amoríos, se metió de monja en un convento que por aquel entonces se ubicaba frente a la plaza, en los que hoy es el predio conocido como “El Campanario”. Como el peón no cejaba en su intento de entrevistarse con la muchacha, un día en que el hacendado lo encontró rondando los muros del convento, se encorajino tanto que lo mando matar con uno de sus trabajadores. Esa noche cuando al pasar el peón montado en su caballo por una finca en ruinas, sobre el Callejón de las Pilas, un filoso machete que surgió como un relámpago entre las penumbras corto de un solo tajo la cabeza de Rogelio y desde entonces el muchacho se aparece con frecuencia en ese paraje en busca de don Juan Márquez para cobrar su venganza.

Dicen quienes lo han visto que, en las noches más oscuras, un jinete sin cabeza recorre como una exhalación la calle de las Pilas buscando… Quizás venganza, quizás su cabeza, o probablemente la doncella. Otros piensan que es tan solo algún incrédulo que no cree en fantasmas y aparecidos.


La viejita de San Lorenzo

En Colotlán, no hace tanto, allá por el año 2000 corrieron los rumores que una viejita se aparecía en el templo de San Lorenzo, la gente de ese barrio y los que tenían que pasar por ese lugar en la noche iban temerosos de que en cualquier momento se les apareciera

La señora Elisa lozano de Sánchez de 75 años, que vive por la calle Santa Isabel, muy cerca del templo de San Lorenzo, platica que cuando alguno de sus hijos se tardaba en llegar a la casa en la noche, ella acostumbraba a ir a asomarse al lado del templo para ver si andaba por allí entretenido o se paraba en la esquina de las calles Allende y Mina para ver si lo veía llegar.

En una ocasión que eran como las 12:00 de la noche ella estaba parada en esa esquina, cuando pasó un niño como de 12 años y la miró asustado y bajó corriendo por esa calle, antes de llegar a la otra esquina volteó para atrás y al ver que ella todavía estaba allí se agarró el sombrerito que llevaba puesto y aceleró la carrera.

Enseguida la mujer volteó por la curiosidad de qué era lo que había visto el niño para que se fuera tan despavorido y entonces vio a una mujer de tez blanca y físico algo transparente tras de ella, la que al momento le dijo carcajeándose: “Yo siempre estoy aquí”, al instante la señora Elisa dio media vuelta y como pudo se alejó del lugar, sin embargo, no pudo detenerse de voltear a ver si la viejita seguía allí y en efecto ya había desaparecido sin dejar rastro alguno.


Leyenda del Catrín de San Nicolás

Según versiones de varios habitantes de Colotlán, se dice que hace algunos años y otros afirman que hoy en día, cuentan coincidentemente que ya entrada la noche han visto salir un catrín del atrio del templo de San Nicolás, donde hay varias tumbas de más de 100 años de antigüedad.

Dicho catrín ataviado de traje negro, bombín y paraguas del mismo color, camina por Basilio Terán rumbo al templo de San Luis Obispo; si en su trayecto se topa con alguien, de forma reverencial saluda con una voz gruesa y vibrante diciendo: “Buenas noches caballeros”, sigue su trayecto caminando erguido y dicen los que lo han saludado de cerca que no se le ven facciones de su rostro y otros dicen que figura una calavera con la piel seca pegada al rostro.

Los que se han querido quitar la duda de quién es, han tenido la osadía de seguirlo y llegando a la puerta principal de San Luis, la cual por la hora avanzada de la noche se encuentra cerrada, desaparece. 

¿Quiere usted confirmarlo? Espere a la medianoche en la esquina de la calle Nicolás Bravo y Basilio Terán y sabrá qué hay de cierto en ello.


Cerro de la Campana

Para el rumbo de la comunidad de Mesa de Flores, cuando se va bajando a Mesa de Guadalupe se alcanza a ver, hay un cerro que los pobladores lo llaman “de la campana”, cuentan que en sus faldas durante la época de Cuaresma se abre una iglesia, en ese lugar se llegaron a celebrar misas, cuentan que clarito se escucha el repicar de una campana que llama a misa y para atender el llamado las personas llegan a ese lugar. Cuando entran parece que permanecen solo un breve momento pero en realidad pueden pasar muchos años, para cuando vuelven se dan cuenta que han pasado muchísimos días.

La Cueva del Huichol

En la orilla del rancho de Casallanta para bajar a la barranca, existe una pequeña cueva donde la gente cuenta que se aparece un huichol, acompañado de una mula de buen porte que supuestamente traía un tesoro que dejó guardado en el interior de la cavidad.

En esa cueva dicen quedó enterrado el tesoro que el mismo huichol llevaba a esconder y que se aparece cuando pasa la gente para querer dárselo. La cueva existe en una de las bajadas hacia donde estaban muchas huertas en aquellos años, era un camino muy transitado por los locales, pero no a todos se les aparecía el indígena.

Desde hace ya muchos años la han escarbado por distintos puntos, cabe recordar que esas tierras eran parte de una gran hacienda de gente rica y se desconoce si hubo o ya se lo llevaron, pero lo que la leyenda cuenta es que, si el huichol vuelve a aparecer, ahí estará todavía ese tesoro.


El alacrán del cerro de San Nicolás

Por el Doctor: José Alejandro Morales Rodríguez

No existe evidencia científica del por qué en Colotlán existen tantos alacranes –incluso de las especies más venenosas del planeta–; y cuando la ciencia no explica algo, siempre habrá una leyenda que cubra este hueco.

Dado que los wixaritari son el principal grupo originario del norte de Jalisco, una leyenda wixárika podría contestar esta pregunta. Un gran mara’akame, José Luis Díaz (mejor conocido como “La Cuchara”), de la localidad de Los Lobos, en el municipio de Mezquitic, así me la enseñó:

“Hace muchos, muchos años, cuando el mundo nació, nacieron también todas las especies de plantas y animales que lo habitan. Los dioses colocaron a las plantas donde mejor vivirían, pero les dijeron a los animales que ellos deberían buscar dónde vivir. Así, todos los animales recorrieron el mundo hasta encontrar el mejor lugar para asentarse. Algunos lo encontraron pronto, pero otros, no.

El que más se tardó fue un alacrán pues, aunque encontraba un lugar de clima perfecto, no era el adecuado por la cantidad de agua; o si la humedad era idónea, los rayos solares no llegaban como deseaba. Otras especies de alacranes que lo acompañaban se quedaron en otros lugares, aunque no fueran los mejores, pero uno en particular, prefirió seguir buscando a lo largo y ancho del planeta.

Nadie sabe cuánto tiempo tardó este alacrán; algunos dicen que miles de años, yo creo que hasta millones. Su esfuerzo dio resultado, y un buen día, y ya casi decepcionado, llegó a un lugar con el clima semiseco, con zonas planas y accidentadas, vegetación boscosa y todas las características que harían de ese lugar un sitio insuperable para asentarse él y ver a su familia crecer.

Cuando sintió el final de sus días, y sintiéndose orgulloso por ver a su familia multiplicarse y disfrutar de ese paraíso que pudo encontrar con tanto esfuerzo, no quiso ocultar la ubicación del mismo, sino que decidió compartirla para que otras especies de alacranes, que se quedaron en otros lugares, pudieran gozar de ella. Así, decidió inmortalizarse en este lugar”.

“Tú, ahora, puedes ver bien dónde se quedó. Cuando estés en Colotlán, dirige tu mirada al oriente, hacia el que llaman el Cerro de San Nicolás; verás que, desde el cielo, se observa bien que el Padre Alacrán se quedó petrificado en este lugar, y por eso en Colotlán hay muchos alacranes”.


El caballo que corre por la calle Centenario

Cuentan los vecinos de la calle Centenario que por los años de 1944 - 1945 se llevaban a cabo los famosos rodeos, precisamente en esa calle, porque su piso era de tierra. Ahí terminaba Colotlán, días antes del rodeo se construía con vigas de madera, tanto el toril como el coleadero, y frente al Templo de San Lorenzo, que en ese tiempo no estaba circulado el atrio, se construía el corral de donde salían los toros corriendo para ser coleados.

Enseguida empezaban las barreras de vigas a lo largo de las calles Zaragoza, Cuauhtémoc, Morelos, hasta la calle Independencia, estas se colocaban en la orilla de la banqueta y se amarraban a unos postes que eran colocados a determinada distancia; eran hileras de cuatro o cinco vigas de madera, separadas unas de otras. En las boca-calles la barrera de viga era doble.

Los toros salían del corral y corrían de norte a sur para ser coleados, cuando se acababan los toros en el toril eran llevados a otro corral, y así sucesivamente todo el día, esta fiesta se llevaba a cabo en los meses de septiembre y octubre, empezaba como a las 11 de la mañana y terminaba hasta las 7 de la noche.

Las personas que vivían a lo largo de la calle Centenario, podían ver el rodeo desde las azoteas de sus casas, en ocasiones invitaban a familiares y amigos a disfrutar de esta fiesta charra.

En esta fiesta se corren riesgos, suceden accidentes, algunos trágicos, como el del señor Jesús del Real, quien al caerse de su caballo se desnucó, perdiendo la vida instantáneamente.

Cuentan las personas mayores y algunos jóvenes, que desde entonces se escuchan los cascos de un caballo que corre por la calle Centenario y su sonido se pierde en la lejanía. Algunos curiosos al oír el galope del caballo, se han asomado a la calle para ver si lo ven, pero no logran ver nada, solo escuchan el sonido que pasa por el frente de sus casas. Cuentan que esto sucede en la madrugada entre las 2 y 3 de la mañana.


El Curro de la Trinidad

Este suceso ocurrió hace ya muchos años en el rancho "la trinidad", que entonces era propiedad de la Señorita Leopoldina Felgueres Suarez. Era de madrugada y Don Aurelio que trabajaba de vaquero y Doña Inés su esposa tenían planeado ir a Colotlán.

Se levantaron y comenzaron a arreglarse, Doña Inés se fue al corral para ayudar a Don Aurelio con el burro y el caballo que los llevarían al pueblo. El caballo era bronco y por las noches lo amarraban para que no se saliera del corral. Cuando llegó se dio cuenta de que el caballo casi estaba desamarrado y entonces le gritó a Don Aurelio. iiiAurelioooo, Aureliooo!!! Ven pronto, el caballo se está desamarrando. A lo lejos vio la figura de un hombre que se acercaba lentamente, como estaba oscuro no alcanzaba a distinguir bien al que creía era su esposo. Solo de lejos distinguía una figura vestida de una forma que no correspondía a Don Aurelio, conforme se acercaba pudo ver que vestía traje y sombrero negro, se le hizo raro y volvió a gritarle, ¡¡¡Date prisa Aurelio, el caballo se me va a salir del corral!!!

En ese momento Don Aurelio le contestó, estaba detrás de ella: ¡Qué dices mujer, qué tanto gritas? no me dejas terminar de arreglar los avíos que nos vamos a llevar, doña Inés le preguntó: ¿de dónde vienes? te acabo de ver cruzando el patio con un sombrero muy raro y ahora me sales por otro lado... ¿me quieres asustar o qué?

Don Aurelio le pregunta: ¿ya lo viste tú también? - ¿A quién? le contesta Doña Inés, ¡al Curro vestido de negro y con sombrero de copa alta! le dice él, yo lo he visto muchas veces, pero no te lo quería decir.

Doña Inés muy asustada le contestó: hay Aurelio ha de ser un ánima en pena, vamos a rezar por él. Y contaban que lo siguieron viendo caminando por el patio y por el corredor durante mucho tiempo.


Los muertos de las casas

Se cuentan historias sobre estas casas, se dice que la mayoría de las casas antiguas están encantadas, algunas de ellas tienen de visitantes a varios ángeles, que muchas veces se dejan ver, otras están llenas de espíritus malignos que rondan por el mundo, y otras son habitadas por sus antiguos dueños que no desean que nadie ocupe su espacio.

se recomienda que hay que tener mucho cuidado cuando se compra una casa antigua, de ser necesario antes de habitarla hay que bendecirla y hacer una limpieza de espíritus, porque estos seres pueden hacernos la vida imposible, no les gusta que nadie invada su paz.

En prácticamente todas las ciudades y pueblos del mundo existe una casa que es señalada por los habitantes del lugar. En general, se relatan casos de muebles que se cambian de lugar, apariciones fantasmales, ruidos extraños y hasta voces de ultratumba.

En Colotlán también tenemos nuestras casas mágicas, como: la casa de la familia Raygoza Pacheco, hoy Casa Enlace del Ayuntamiento. La señora Tere Raygoza Aldana nos cuenta que su tío, el Sr. Cuco Raygoza (que en paz descanse) era una persona muy culta y escéptica para creer en este tipo de fenómenos. Sin embargo, aseguraba que en varias ocasiones vio a una viejita que salía de una de las habitaciones, caminaba por el corredor de la casa y se desaparecía en una esquina o entraba a otra habitación. En otras ocasiones la veía cruzar el patio y perderse por la puerta falsa, la que lleva al corral. Comenta la señora Tere que su tío Cuco nunca quiso investigar nada acerca de tal aparición, pero muy seguido les comentaba ¡¡¡Hoy la volví a ver!!!


Leyenda de la llorona 

La llorona es quizá una de las leyendas más antiguas y conocidas en México, y extendida al resto de América Latina. Desde luego tiene tantas versiones como se puedan imaginar: hay quienes afirman que era la antigua diosa azteca Cihuacóati, otra versión indica que pudo haber sido la célebre Malinche o Doña Marina, hay otros, sin embargo, que la ubican como una mujer de gran belleza que existió durante la época del México colonial.

En Colotlán este relato lo contaban los padres a los hijos menores y así fue pasando de generación en generación hasta nuestros días. El horario adecuado para hacerlo era por la noche, cuando la obscuridad servía de cómplice para que tuviera mayor efecto en la mente de los pequeños.

Pero ¿quién es esta misteriosa y al mismo tiempo aterradora mujer?

Aunque el origen varía, a grandes rasgos La Llorona es el alma en pena de una hermosa mujer vestida de blanco, que todas las noches vaga por las calles o a las orillas de los ríos, lamentándose por la pérdida de sus hijos, su belleza ejerce una gran atracción en todos los hombres y sus gemidos y lamentos aterrorizan a todo el que la escucha.

Es muy posible que esta leyenda haya tenido su origen en la antigua cultura azteca, donde se creía en las Cihuateteo, que no eran otra cosa más que los espíritus de las mujeres muertas durante el parto y a quienes se les honraba por haber perdido la batalla que representaba el dar a luz; Es muy común que las Cihuateteo estén e profundamente relacionadas con la diosa Cihuacóati (a quién ya hemos mencionado) quién, dentro de la mitología azteca, fue la primera mujer en dar a luz y por lo tanto se convirtió en la diosa protectora de los partos y de las mujeres que morían al parir.

Otra versión dice que la Llorona se refiere a una diosa Mexica: La Cihuacóatl que era la protectora de los partos y madre de Mixcóatl al que abandonó. La tradición dice que siempre regresa a buscar a su hijo, pero en su lugar encuentra un cuchillo de sacrificios. Entre las muchas señales que hubo antes de la llegada de los españoles, se dice que en la gran Tenochtitlán se escuchaba el lamento de la Cihuacóatl que lloraba por sus hijos, los Mexicas, pues iban a ser destruidos.

Quizá esta leyenda fue más adelante adoptada por los españoles durante la Colonia.


La verdadera leyenda de la llorona, y que así sucedió

Durante los primeros años del México Colonial existió una mujer indígena de gran belleza que se enamoró locamente de un español y con quien tuvo tres hijos. A pesar de ello este caballero nunca la desposó y sólo la visitaba en limitadas ocasiones; años más tarde, por así convenirle a sus intereses el español contrajo nupcias con una mujer española. Cuando la mujer indígena se enteró de la traición, enloqueció de rabia y celos a tal grado que asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río, al darse cuenta de lo que había hecho, llena de un gran dolor se suicidó también. Desde entonces, su alma no ha tenido descanso y todas las noches vaga por las calles solitarias o cerca de los ríos, buscando a sus hijos y llorando por su muerte, lanzando gritos y gemidos capaces de horrorizar a todo el que la escuche. Todavía hoy, si se presta un poco de atención, durante algunas noches es posible escuchar su terrible lamento "Ay mis hijos" que repite desde que los asesinó; hay incluso quienes afirman haberse sentido atraídos por la visión de una hermosa mujer solitaria vestida de blanco caminando en medio de la noche.

Cuentan que hace muchos años una familia, la señora su esposo y sus tres hijos, de repente un día desaparecieron, en realidad no sabemos lo que les sucedió, la casa donde vivían lleva muchos años abandonada. Hace algunos años decían que la llorona se escuchaba por esos rumbos, también se ha dicho que la llorona se aparece solo a algunas personas. Se dice que, si se le escucha cerca, es que se encuentra muy lejos... pero si la escuchas lejos... es que está detrás de Ti...

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Seguramente faltarán historias por contar o correcciones que hacer... seguiré actualizando con mucha dedicación este blog.

Encontraron cuerpo de una mujer en el rio Colotlán - año de 1817

El lamentable suceso de aquella época, sacado de los libros de entierros, bautizos y matrimonios de la Parroquia de Colotlán dan cuenta de lo siguiente:

María Rafaela Cortes Flores fue encontrada muerta el 4 de septiembre de 1817 en la curva que hace el río en el barrio de Acaponeta, atada con una soga en el cuello y otra en los pies.

Acta de entierros del libro de la Parroquia de Colotlán: "Septiembre de 1817"

En el margen: "María Rafaela Cortés, India Adulta de Tochopa hallado su cadáver en el rio en Acaponeta una soga en la garganta otra en los pies."

"En el pueblo de Colotlán, en cuatro de septiembre de mil ochocientos diez y siete, yo el párroco Don Ignacio Suarez, di sepultura en el cementerio de esta parroquia a María Rafaela Cortés, India Adulta de Tochopa, casada que fue con Luciano Lamas, fue hallado su cuerpo en la vuelta que da el río en Acaponeta, con una soga al cuello y otra con que está atada de los pies, la trajeron al zaguán de las Casas Reales en donde en la mucha gente que se conmovió a la novedad fue conocida y por que conste lo firmé."

"Ignacio Suarez."


Esta señora del barrio de Tochopa, de origen indio, fue esposa del también indio y vecino de ella, Josse Luciano de la Trinidad Lamas Ruiz, quien nació en el año de 1783 en el mismo barrio, ambos estuvieron casados en primeras nupcias el 20 de febrero de 1810 en la iglesia de San Luis de Colotlán.

Los padres de ella fueron Marcelo Cortes y la señora María Anselma Flores también indígenes y vecinos del barrio de Tochopa que correspondía en aquel entonces a la iglesia de San Lorenzo, sus suegros fueron José Marcelino de Lamas y María Ysabel Ruiz, todos de Tochopa (cabe aclarar que así se le donominada a todo el cuartel que correspondía a esa zona, de lo que hoy es la calle Zaragoza hacia el norte).

Tuvieron una hija llamada María Rafaela Lamas Cortes el 14 de octubre de 1811, bautizada diez días después de su nacimiento en la misma iglesia de San Luis de Colotlán, aún no logramos determinar por los registros qué fue de ella posteriormente.

Al cabo de esa tragedia del 4 de septiembre, el sacerdote Ignacio Suarez dejó su registro en los libros de la parroquia; sin embargo, el 26 de diciembre del mismo año, a tres meses y veinticinco días de enviudar, Luciano de la Trinidad contrajo matrimonio por segunda vez con María Corona Simona Pérez, esta también viuda de Julián de la Cruz Godina, quien había muerto dieciocho años atrás y fue sepultado en la capilla de San Lorenzo de esta cabecera.

La tragedia para aquel tiempo tuvo que ser impactante para la población que se hizo cita en una de las casas donde se hacía valer la autoridad de aquella época pues hablamos que a penas se había consolidado la independencia de México y el revuelo era grande.


martes, 20 de diciembre de 2022

Las Cofradías de Colotlán durante más de 200 años

Por: José Alonso Serrano Campos
Las Cofradías en la Nueva España datan del siglo XVI al XIX, en Europa desde el siglo III, eran organizaciones que gozaron los pueblos, constituían agrupaciones de personas cuyo número era indeterminado, procedentes generalmente de un grupo étnico o racial dedicado “al alivio de los indios y a la precisa asistencia y manutención de los ministros de su doctrina” y eran regidas canónicamente.

En ellas los miembros encontraban seguridad espiritual y beneficencia social, de ahí quizá el origen etimológico de la palabra cofradía que se deriva del latín “cum” con y “frater” hermano, es decir: “con el hermano”.  Se ayudaba a los enfermos pobres, cuidaban a los ancianos necesitados, atendían a los niños huérfanos, hospedaban peregrinos y financiaban la sepultura cuando un compañero moría.

Los agremiados elegían a un santo como patrono de su devoción y erigían una cofradía. La labor de cristianización estaba a cargo de los religiosos franciscanos, dominicos y agustinos, para evangelizar y fomentar la práctica del culto cristiano.

El incremento de las cofradías en México (Nueva España) se dio después del año 1600, había adquirido un poder económico muy fuerte, como una verdadera institución de crédito, pues prestaba dinero, hipotecaba casas, fincas y tierras, era dueña de grandes extensiones de tierras y ganado.

La cofradía solo recibía como socios a personas de una determinada ocupación y excluía a las de otra; es decir, solo podían pertenecer a ella miembros de un mismo grupo artesanal, estamentos étnicos o de pureza de sangre: españoles, criollos, castas, negros e indios.

El indio a través de la cofradía, sería más partícipe de algunos ritos cristianos, como las procesiones y los festejos que se realizaban en honor al santo titular, a simple vista las cofradías se formaban con tres objetivos: veneración a un santo, ayuda a los cofrades y auxilio a otras personas.


Los cofrades, junto al cura, constituían los derechos y obligaciones entre los miembros, por votación se designaba a un rector, un mayordomo o hermano mayor y tres o más diputados. El rector era el cura, inspirando respeto y obediencia; el mayordomo recogía limosnas, mensualidades y llevaba el control administrativo de gastos e ingresos. Los diputados eran los dedicados al culto divino, como los adornos del altar o de la capilla, eran cambiados anualmente, aunque podían ser reelectos.

Contaban con un arca donde se guardarían las limosnas y libros de asentamiento, constitución y administración de la cofradía y que dicha arca debía tener tres llaves, una del rector, otra del mayordomo y la tercera por uno de los diputados, lo que los hacía responsables del control administrativo.

Una de las obligaciones era la “limosna” de ingreso, una anual y otras mensuales o semanales, eran en realidad cuotas que los cofrades pagaban, su monto variaba y dependía del estatus económico de sus miembros, en aquellos tiempos iban desde medio hasta dos reales.

Hasta el siglo XIX la cofradía se mantenía fiel a su tradición de ayudar a la práctica religiosa y a proporcionar auxilio material no solo a sus agremiados sino a la comunidad, el inventario del libro de las Cofradías contenía todos los bienes que acreditaban, fincas rústicas, huertas, ganado, yuntas, dinero, productos agrícolas y se asentaban los gastos para dejar claro los réditos, las deudas y en algunos casos el desfalco, robo o pérdidas.

En 1794 según el censo del arzobispado de México se encontraban cientos de cofradías, al principio eran sostenidas por cuotas de sus socios, luego por el producto de la tierra, legaron bienes, casas y más propiedades; en términos legales la iglesia no aparecía como dueña.

La revolución de Independencia no destruyó en lo absoluto la estructura, fue hasta con la Ley Lerdo de 1856 que la estructura de la cofradía se modificó, pues los liberales querían que cada ciudadano se convirtiera en pequeño propietario con iniciativa individual.

Fue hasta con las reformas de Benito Juárez promulgadas como Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos del 12 de julio de 1859 que se les quitó el papel comunal y solo persistió su aspecto sacramental, muchas cofradías desaparecieron con todo y mayordomo… y sus bienes.

Cofradías en Colotlán


Dicha organización cumplió múltiples funciones al interior de la sociedad colotlense durante por lo menos doscientos años. organizó las fiestas religiosas, el trabajo comunitario, el crédito y una buena parte de la producción y distribución agrícola.

La drástica disminución de la natalidad entre los indios se acentuó con el ascenso demográfico de los españoles y criollos, lo cual propició que la “cura de almas” dejara de estar al cuidado de los franciscanos, y que se hiciera cargo de ella el clero diocesano o secular desde 1754. dos años después, San Francisco de Huejucar fue elevada al rango de vicaría fija o ayuda de parroquia, título que poseería luego Santa María de los Ángeles en 1758.

El número de cofradías en la Parroquia de Colotlán, era de once. Cuatro de ellas en la cabecera: la del Santísimo Sacramento, la Santísima Trinidad, la Purísima Concepción y Nuestra Señora de los Dolores; dos en Huejúcar, la del Santísimo Sacramento y la Purísima Concepción; en Santa María de los Ángeles tres: Santísimo Sacramento, de las Benditas Ánimas y de la Purísima Concepción. En Tlalcosahua, la de San Diego, y en Santiago Tlatelolco una, de la Purísima Concepción. El patrimonio de siete de las cofradías estaba compuesto de cabezas de ganado; dos combinaban la agricultura y la ganadería; una era de ganado y aportaciones de maíz en especie y otra más de capital, impuesto a rédito entre los terratenientes y pequeños propietarios.

Del 18 al 23 de abril de 1776 estuvo en Colotlán Fray Antonio Alcalde y del 10 al 12 de marzo de 1799 Juan Ruiz de Cabañas, ambos distinguidos personajes de los jaliscienses estuvieron en este lugar del Curato de la Parroquia de San Luis de Colotlán en tiempos del señor cura Victoriano Palafox Lozano, quien rindió su primer informe con corte al año de 1777, en la rendición de cuentas ante la distinguida presencia del sumo representante de la iglesia en la Nueva España, así mismo le tocó la segunda rendición en 1799 con el obispo sucesor.

Auxiliaban al párroco dos jóvenes ministros oriundos de la zona: el señor presbítero don Tadeo Suárez Escobedo, de Villanueva, donde nació en 1771 y ordenado desde 1794, de apenas veintiocho años de edad y cinco de ministerio; el otro, era el señor presbítero don José Norberto Pérez Borrallo de Santa María de Mecatabasco, nacido en 1769 y ordenado en 1792. De acuerdo con los datos del censo parroquial, los habitantes de Colotlán y su comarca, incluyendo Santa María de los Ángeles y Huejúcar, haciendas, pueblos y ranchos, sumaban ocho mil doscientas nueve almas.

Los resultados que encontró el obispo Cabañas a la luz de la escritura de fundación de la cofradía y la última visita realizada por el obispo Fray Antonio alcalde el 19 de abril de 1776 fueron los siguientes:

Las cofradías en la cabecera parroquial.

La de la Santísima Trinidad, que en sus orígenes había sido la más acaudalada, en la visita anterior reportó 878 reses de fierro y 206 bestias caballares y mulares, pero el día de la visita solo contaba con 544 reses y 68 caballares y mulares.

La del Santísimo Sacramento, fue la segunda en importancia. De sus actividades religiosas sabemos que la función que se le hacía a San Luís el primero de agosto en la tarde. El ganado de esta cofradía había sido en la visita anterior de 741 reses de fierro arriba y 281 bestias caballares y mulares. El día de la última visita contaba con 320 vacas y toros de cinco a siete años, 16 bueyes y 121 caballares y mulares, un descenso notable sin aparente justificación.

La de la Purísima Concepción, era la cofradía del barrio de Tlaxcala. En la visita anterior reportó 127 reses de fierro arriba, 71 bestias caballares y mulares y 41 cabezas de ganado menor. Al día de la última visita tenía 74 reses de fierro arriba, 16 bueyes y dos yeguas rejegas.

La de Nuestra Señora de los Dolores, fue la única compuesta por españoles y criollos, administraba dinero en efectivo y funcionó como banco de crédito para los agricultores de origen hispano que comenzaron la explotación de las ricas tierras de labranza y horticultura en la zona de Tlaltenango y en las fecundas labores de las huertas, vergeles que surtirían de frutas y legumbres la zona durante muchos años.

El capital inicial de esta cofradía era de 2,759.50 pesos. Desde su fundación sus gastos habían sido mínimos, consumiendo solo 174.75 pesos, sin embargo, al día de la última visita la existencia en caja era de apenas 250.75 pesos, el saldo de 2,584. 25 se encontraba prestado a las siguientes personas:

Sobre tierras de las huertas a Francisco y Benito de León, doscientos pesos cada uno; Gregorio Ortega, Rita de León y Antonio Gutiérrez 100 pesos cada uno.

Pedro Espinosa 80.

Bernardo Antonio Meléndez 75.

Manuel Enríquez 70.

Bartolomé y José Ignacio de León, Eligio Vela y Domingo Espinoza 50 c/u.

Martín Villareal 30.

Vicente Mijares, Pedro José de León, María Trinidad Madera 25 c/u.

Anselmo de Ortega y Hermenegildo de Nava. 20 c/u.

Don Miguel del Real en los ranchos de las Tapias y de la Torre tenía prestados 825 y 414 respectivamente.

Antonio Rojas en el ojo de agua debía 300 pesos.

En el puesto del Sauz, Luis Márquez debía 200 pesos.

En San José, diego Flores 200.

Gregorio Saldaña en el Carrizal 100 y Gregorio Córdoba 20.

En las tierras de Villalobos en la feligresía de Tlaltenango, Patricio López 300 pesos. 

Sumaba el total de los principales 3,604 pesos de aquella época.

Dentro de los gastos realizados por estas cofradías se señalan el aceite, cera y ornamentos de la parroquia, se agregó un registro detallado de las personas que reconocen el adeudo a la cofradía por 3,604 pesos, antes mencionados, acompañado de vales depositados en la administración. 

Las Cofradías eran el sostén de las parroquias y capillas, así como de obras caritativas hasta 1865, en las parroquias de la diócesis habría a partir de entonces nada más sus tesorerías internas.

Fuente: Periódico Mi Pueblo.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Libros antiguos de Colotlán digitalizados


Por: José Alonso Serrano Campos

Colotlán, Jal. Los libros que durante años registraron los hechos trascendentes de la vida de los colotlenses están siendo nuevamente evocados para su buena conservación, esto a razón del mantenimiento que se le hace a la actual Notaría Parroquial

Con el uso de las nuevas tecnologías se puedan digitalizar para su consulta, algunos ya están consumados, tanto el ámbito de la iglesia como del registro civil, otros tantos a penas se pretende digitalizar pero la ciudadanía no lo sabe aún.

La iglesia de Colotlán conserva libros que fueron utilizados desde mediados del siglo XVII aunque los más antiguos digitalizados son del año 1718 y así sucesivamente fueron plasmados en imágenes hasta el libro de 1961, en los que respecta a registros de bautismos de hijos legítimos, confirmaciones, entierros, información matrimonial y propiamente matrimonios.

Del registro civil se tienen digitalizados libros desde sus inicios en 1873 con las defunciones y matrimonios de la época y de nacimientos se han puesto en formato digital desde 1874 hasta la época de los 80 del siglo pasado.

Existen también dos interesantes padrones donde se registraron a la población en 1855 por parte del curato de Colotlán, que incluye a Huejucar, Santa María y todas las comunidades de la región y el censo de población de 1930 por el gobierno federal que también se encuentra en formato digital.

Son microfilmes que fueron tomados en todo México entre la década de los 60 y hasta la década de los 80, propiamente en Colotlán fueron filmados en 1961 y en 2020 esos rollos fueron digitalizados, están conservados en excelente calidad y la resolución de los mismos es óptima para la visualización en pantallas digitales.

Fue un proyecto internacional financiado por la Iglesia de los Santos de los Últimos Días con sede en Salt Lake City, ellos microfilmaron los archivos durante las décadas antes mencionadas, en muchos lugares se conservan copias de los microfilmes, pero ya casi no hay máquinas que los puedan leer, lo cual no hace falta porque hoy en día todo lo microfilmado ya está disponible en la página de su iglesia.

El primer libro digitalizado hace referencia a la Jurisdicción del Pueblo de Colotlán en el año de 1718 y lista las comunidades y su distancia en leguas respecto a la cabecera, 24 comunidades que abarcaban desde Asqueltan, Temastían, Tlalcosahua y distintos pueblos que hoy siguen existiendo.

En su primer registro se lee: En este pueblo de San Luis de Colotlán en cuatro de noviembre de mil setecientos y diez y ocho… luego aparecen muchas abreviaturas de cargos claricales que hacen referencia a los sacerdotes que llegaron, venidos de Durango y Zacatecas, se entiende un vicario y juez del Real Mathías de Liezza de Pinos, firmó el libro el presbítero Miguel Prieto, algunas palabras están en latín.

El primer entierro registrado fue de una mujer llamada Magdalena de la Cruz, india de Tlaxcala, el cinco de diciembre de 1718, en la parroquia de San Luis de Colotlán, mujer viuda, recibió los santos sacramentos a la edad de 50 años. En la misma hoja se comparten los registros de los primeros registrados: mestizos y españoles que murieron en Totatiche y una comunidad vecina llamada la Cementera.

Por parte de los bautizos, el registro comenzó igual que las defunciones, sin embargo el libro dice tomo 2, ojalá exista en físico el tomo 1 pero es de dudar pues en las imágenes comienzan con las fechas a finales de 1718 con el tomo 2 registrando a María de los Santos, India del barrio de Tlaxcala, el día de la fecha es ilegible del mes de noviembre del año mil setecientos y diez y ocho, hija legítima de Joseph Hernandez y de María de los Santos, padrinos: Nicolás García y Antonia García, indios de los del barrio de Tlaxcala, firmó el presbítero Francisco de Robles. En esa primera hoja del libro comparte registro con más indios de Soyatitán y mismo Tlaxcala. 

Uno de los libros más interesantes consta de tres tomos, se hizo en 1855 con el registro de la población de aquella época, dividida en tres cuarteles: Barrio de Sollatitán (así escrito), barrio de Tlascala (como centro de la ciudad) y el barrio de Tochopa.

En ese tiempo constaba Colotlán de 780 familias registradas y 3359 habitantes, también se registró extramuros de la ciudad, pertenecientes a los barrios en que estaba dividida con un total de 893 familias y una población total de 3799 personas.

En ese entonces la comunidad de Santiago tenía 512 personas, María de la Torre 431, San Francisco 32, Refugio 20, solo por mencionar algunos. Dentro del libro se detalla el número de familia, los nombres, el estado civil, la edad, a qué se dedicaban y el número de habitante.

También vienen a detalle los datos de Huejucar, Santa María y sus pequeñas comunidades aledañas.

Registros digitales de los libros del registro civil:
Registros digitales de los libros de la iglesia de Colotlán:


sábado, 26 de noviembre de 2022

INICIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN ESTA REGIÓN

Por: Profr. Luis Barragán, Cronista del municipio de Monte Escobedo, Zacatecas.


El gobierno del Gral. Porfirio Díaz (Presidente de México), se había prolongado por más de 30 años y ya tenía tiempo de manifestarse en el pueblo de México un intenso malestar.

En este estado de cosas, surge un candidato a la Presidencia de la República: el señor Francisco I. Madero, quien representa al Partido Constitucional Progresista. Al ver el viejo dictador Díaz, que el señor Madero contaba con una gran simpatía del pueblo y estaba emprendiendo una campaña fuerte, lo mando aprehender y es hecho prisionero en la ciudad de San Luis Potosí, de donde con la ayuda de sus partidarios logró huir, (trasladándose a los Estados Unidos) y desde ese país y basándose en un plan que él elaboró (en su estancia en la cárcel potosina), se proclamó en contra de la tiranía porfirista invitando al pueblo de México a levantarse en armas en contra del gobierno. Este levantamiento debería iniciar del 20 al 30 de noviembre de 1910.

El gobierno conociendo este plan trató por todos los medios a su alcance de desprestigiarlo, tratando de desanimar a los mexicanos para que no emprendieran este gran movimiento social, e inició feroz persecución a sus partidarios siendo los hermanos Serdán las primeras víctimas.

En nuestra región se tardó un poco en saberse estas noticias (sobre el movimiento Maderista), pero en la ciudad de Jerez empezaron a notarse los primeros brotes Maderistas, ya que al grito de “Viva Madero” fue asaltada la prisión matando al centinela.

En Monte Escobedo el populacho se empezó a sentir envalentando al saber que por la sierra merodeaba el campesino Isabel Tovar que, aunque originario de la hacienda de Abrego, traía gente de los ranchos del norte del municipio en apoyo al movimiento de Madero. Se le empezó a perder el miedo a la autoridad y es así como el campesino Pedro Sánchez alias “la Loba”, andaba escandalizando, al ser llamado al orden por el presidente municipal Don J. Refugio Rodríguez; en lugar de atender a la autoridad, lo agredió con su cuchillo, por lo que el presidente se vio obligado a dispararle.

El coronel Don Luis Moya encabezando un movimiento de consideración salió de Santa Rosalía el 2 de febrero de 1911 y se internó en la región de Mezquitic, desde Donde al frente de 300 hombres exigió la rendición de la plaza de Monte Escobedo; las autoridades no tenían elementos capaces para hacerle resistencia, y es así como entraron los primeros revolucionarios a este pueblo. El coronel Moya demostró un gran respeto a la ciudadanía no permitiendo a sus hombres cometer desmanes. 

De Monte Escobedo los revolucionarios siguieron para Atolinga. Don Santos Bañuelos (originario del rancho de Pastoría de este municipio), se une al grupo y acompaña a Moya hasta Sombrerete, en donde éste último pierde la vida en un combate. De ahí en compañía de Don Pánfilo Natera se van a Nieves, a seguir impulsando el movimiento maderista que ya a nivel nacional era incontrolable.

Se hicieron elecciones para designar nuevo presidente de la república, resultando electo el Sr. Francisco I. Madero, quien al desempeñar el cargo se tardó en cumplir las promesas de campaña, surgiendo nuevamente las protestas ciudadanas, se rebelaron contra su gobierno los generales Emiliano Zapata (en el sur), Pascual Orozco y Benjamín Argumedo (en el Norte); permanecieron fieles a Madero el General Francisco Villa y con él Don Santos y Don Félix Bañuelos.

En el año de 1913 vino el cuartelazo de la ciudadela que culminó con la muerte de Madero y el vicepresidente Pino Suárez, tan luego se supo esta fatal noticia en Monte Escobedo comenzó otra vez el sobresalto y la inseguridad.

La mañana del día 14 de mayo de 1913, se escuchó un fuerte escándalo acompañado de tiros de fusil, era que en la acera oriente de la plaza, frente a la tienda de Don Fortino González se encontraba Don Cruz Vázquez del Mercado, Don José Ma. Castro, Don Teófilo Díaz, Filomeno del Real y otros (aproximadamente 25), todos bien armados, en buenos caballos gritando a favor de la causa maderista, nombraron presidente municipal a Don Cruz Briones. De aquí se fueron a Camotlán a reunirse con la gente de Don Félix Bañuelos para de ahí dirigirse a Nieves a reunirse con la división del centro que mandaba el general Pánfilo Natera.

En el municipio de Monte Escobedo se organizaron las personas más pudientes económicamente, en defensas sociales, con el propósito de auxiliarse mutuamente en caso de ser atacados por los revolucionarios, pero cuando se presentaron los generales Bañuelos y Ávila, el pueblo los recibió con júbilo y los de las defensas no intentaron impedir nada.

En el mes de abril de 1914, Don Santos, Don Félix, los Ávila y Domínguez atacaron la ciudad de Colotlán, Jalisco; defendido por los generales huertistas Cheché Campos y Benjamín Argumedo, causándoles graves destrozos e incendiando varias casas.

En mayo de 1914, Don Venustiano Carranza (jefe máximo de la Revolución) ordenó a las fuerzas de los hermanos Arrieta de Durango, que junto con Natera, los Bañuelos y Ávila tomaran la cuidad de Zacatecas, que estaba defendida por el General Luis Medina Barrón al mando de 9000 soldados del ejército federal.

Hicieron varios intentos, pero no pudieron apoderarse de la plaza y es entonces cuando Villa, sin órdenes de Carranza, avanzó sobre Zacatecas y todos juntos el día 23 de junio de 1914, tomaron, saquearon y destruyeron la ciudad dando el golpe mortal al ejército de victoriano Huerta.

Después de derrotado Huerta, surgen serias rivalidades entre los dos jefes Carranza y Villa dando como resultado que muchos jefes revolucionarios también se dividieran, tomando unos el bando de Carranza y otros perteneciendo fieles al General Villa.

En Monte Escobedo, 1916, corrió el rumor de que fuerzas villistas se acercaban a la población que estaba defendida por el General Carrancista Francisco G. De Santiago, quien optó por esperarlos atrincherado en la hacienda de Santa Teresa. Después de 4 días de intentos, los villistas tuvieron que retirarse en franca derrota.

En esta región, como en otras tres, hubo una serie de derrotas. Los villistas quedaron dispersos, cometiendo atropellos para su subsistencia y es así como el 12 de agosto de 1917, el jefe de armas de María de la Torre, Don Alejandro Sánchez recibió un recado en el que la defensa de Laguna Grande le pedía auxilio, pues se encontraba amagada. La defensa de María de la Torre compuesta por 10 hombres se fue a prestar dicho auxilio y en el potrero de San Miguel los esperaba una tropa bien armada que se les presentó

como carrancista y después de algunas pláticas y compartir alimentos fueron sorprendidos los integrantes de la defensa y pasados a cuchillo; encerrando los cadáveres en una tapia.

Este acto causó honda consternación en los habitantes de María de la Torre, los cabecillas del grupo villista fueron Tomas Domínguez y Abraham Cano. Estos son parte de los hechos que, como consecuencia de la revolución, acontecieron en nuestro municipio.

Élite de Bolaños y su relación con otros grupos sociales de la región norte de Nueva Galicia

 José Rojas Galván

HiSTOReLo REVISTA DE HISTORIA REGIONAL Y LOCAL

Vol 4, No. 8 / julio - diciembre de 2012

Otra de las consecuencias que trajo consigo la restructuración administrativa y militar de los borbones a principios de 1780, fue que en el territorio norteño de la Nueva Galicia se diera una serie de enfrentamientos entre la élite del real minero de Bolaños y la población indígena del territorio del Gobierno de las Fronteras de San Luis de Colotlán, la cual en no pocas ocasiones se sublevó por los abusos que los poderosos cometían en su contra, pues al tener el control militar, los ricos mineros no dudaron en obligar a los indios a trabajar en sus minas, y en despojarlos de sus tierras fértiles bajo el contubernio de empleados de la Corona, a pesar de estar prohibido por el gobierno español, por tratarse de indios flecheros encargados exclusivamente de la defensa de la frontera de Colotlán desde el año de 1591.

Las rebeliones de indios que se presentaron en la Nueva España de manera general, y en la Nueva Galicia en particular, a lo largo del período colonial, son muestra palpable de la inconformidad de los indígenas, de su devenir histórico plagado de resentimientos y movilizaciones, de un constante proceso de explotación (Soriano 1994, 20) y despojo de sus tierras, principalmente.

En lo que respecta a las rebeliones indígenas que se suscitaron en la Nueva Galicia, la mayoría tuvieron el carácter de sublevaciones contra autoridades o contra las medidas de gobierno (Caso et al 1991, 149); sin embargo, hubo una que tuvo el rasgo de insurrección contra la dominación española: la rebelión del Mixtón de 1541 1542. Dicha rebelión puso en entredicho la misma permanencia de los españoles en el occidente de la Nueva España. Los factores principales que permitieron estructurar y aglutinar a grupos indígenas tan diferentes en dicha rebelión fueron: la severidad del colonialismo y la imposición de una concepción del tiempo, del pasado y del mundo (Olveda 1994, 72), muy diferente de la que tenían.

La historia de todo régimen dominante y la historia de la conspiración son dos líneas paralelas que se remiten de manera mutua. Donde se encuentra el poder secreto se localiza casi como su producto natural el contrapoder, igualmente secreto, en forma de conjuraciones, complots, o bien de sediciones, revueltas o rebeliones, preparadas en territorios impracticables o inaccesibles (Villamil 1996,121).

En ese sentido, el territorio del Gobierno de Colotlán reunía dichas condiciones geográficas suficientes para el surgimiento de dichas sublevaciones. Ello obligó a las autoridades coloniales a reforzar los mecanismos de apoyo para contener el hostigamiento de los indios sublevados del norte. A los indios ya pacificados que tenían sus asentamientos dentro de la jurisdicción de Colotlán, se les concedieron prerrogativas como: portar armas, montar a caballo y vestir como “hidalgos”, a cambio de su cooperación como soldados del rey a la hora de combatir a los indios seminómadas. Por tal razón, el capitán protector del gobierno de Colotlán organizaba la población masculina en una milicia.

La sede del funcionario español que estaba al frente del gobierno se localizaba en Colotlán; era un militar y, en teoría, poseía poderes casi absolutos en materia política, administrativa, militar y también judicial, sobre los colotecos —en su mayoría indígenas—, que ponía en práctica auxiliándose de varios tenientes. En ese sentido, Shadow (1991, 64-65) aclara que el factor principal al definir la jurisdicción del gobierno de Colotlán era de carácter étnico en lugar de territorial. Es decir, el Gobierno de las Fronteras de Colotlán era una institución étnicamente exclusiva.

Lo anteriormente señalado, hace suponer que nombrarse o asumirse “coloteco” daba a los indios norteños cierto prestigio social y cierta identidad cultural, lo cual fue una herramienta utilizada en el siglo XVIII, para defender sus privilegios e intereses de los ataques de la élite que ambicionaba sus tierras fértiles.

Tal como sucedió a partir del despegue del auge minero de Bolaños en la séptima década del siglo XVIII, cuando la interrelación social de los grupos de poder y contrapoder del Gobierno de Colotlán cayó en crisis por la disputa de las tierras cultivables de los indígenas, los indios norteños, ante la posible pérdida de sus tierras, buscaron la manera de hacer valer sus privilegios de soldados fronterizos como principal arma de defensa en contra de la codicia de los españoles.

Las fuentes dan cuenta de que la Corona española, en la mayoría de los litigios, dio su apoyo a los indios como una manera de evitar que se sublevasen y colocaran en riesgo la estabilidad de la frontera y, por tanto, de la producción de plata en Bolaños. Sin embargo, cuando decayó la producción argentífera, a partir

de 1790, el gobierno de los borbones decidió hacer una serie de reformas para hacer productivo, nuevamente, el territorio de Colotlán. Una de tales innovaciones, por ejemplo, fue el repartimiento de tierras indias a españoles, el objetivo se logró al finalizar la Colonia.

Por otro lado, en el año de 1780, el grupo de élite de Bolaños, encabezado por Antonio Vivanco, se vio enfrentado al Presidente de Guadalajara, Eusebio Sánchez Pareja, por lograr obtener el control militar de la región de Colotlán. Pero también, y en perjuicio de Sánchez, el Alcalde Mayor de Sayula, Manuel Bahamonde, buscó y obtuvo por parte del Virrey Martín de Mayorga el control de las milicias del Puerto de La Navidad y de Guadalajara en ese mismo año.

Lo anterior permite destacar lo necesario que es imbricar al proceso de conformación histórica y desarrollo de la región neogallega, las relaciones político sociales que se dieron entre los grupos de oligárquicos, cuya cohesión interna —basada en el matrimonio, el compadrazgo y el clientelismo—, les permitió controlar los principales recursos socio-ambientales del territorio.

El proceso de conquista del occidente de México y su situación estratégica a lo largo del período colonial, permitió el desarrollo de mecanismos de acceso y consolidación de grupos de élite en los principales centros urbanos, mineros y portuarios de la región neogallega. De igual forma, se demostró cómo diversos grupos dominantes supieron aprovechar el auge de centros portuarios, mineros, poblacionales y rurales en su beneficio. Ello trajo como resultado la creación de una oligarquía poderosa en dichos espacios. En contra parte, los grupos indígenas fueron los más afectados, pues en el caso de los indios del territorio de Colotlán una buena parte de sus tierras les fueron arrebatadas —no sin oposición— para producir y abastecer de granos y ganado a las minas de Bolaños, principal real minero de la Nueva Galicia. Sin embargo, al bajar la producción de plata en 1785, los mineros emigraron y sus haciendas pasaron a manos de otros españoles o criollos con vocación ganadera, actividad que desde entonces caracteriza a las regiones del norte y Los Altos del actual Estado de Jalisco.

domingo, 20 de noviembre de 2022

Colotlan en la Revolución Mexicana

Durante los primeros días de haber estallado la revolución, la tranquilidad en la región no se alteró, aunque con frecuencia se contaban detalles alarmantes, por el paso de pequeñas partidas de maderistas. Finalmente el 4 de marzo de 1911, asaltó la ciudad el guerrillero Evaristo Oropeza y sus subordinados. La escaramuza careció de importancia, debido al reducido número de atacantes y defensores. La revolución triunfó y aunque no cesaban de andar partidas de bandoleros por distintos rumbos de la región, durante el periodo del gobierno de Madero, la población permaneció en aparente calma.

A consecuencia de la “Decena Trágica”, el colotlense General Victoriano Huerta, logró usurpar la Presidencia de la República.

Durante marzo y abril de 1913, con motivo de este suceso tan importante para la región, se hicieron distintos actos de manifestación regocijante, como serenatas, corridas de toros y bailes, entre otras celebraciones.

Las hermanas de Huerta, fueron motivo de atenciones y felicitaciones por parte de la clase acomodada de la población. Más tarde el general mandó por ellas, quienes abandonaron esta ciudad en lujosa diligencia. Durante el gobierno del General Huerta, Colotlán sufrió terriblemente las consecuencias, el 20 de mayo de 1913, fue sitiada por los villistas al mando del General Pánfilo Natera, la batalla comenzó al amanecer y duró casi hasta caer la tarde. Los villistas atacaron por todos los rumbos de la ciudad. El combate fue esforzado desde el principio; aunque se logró romper el sitio, el combate dejó muchos muertos

Publicado por Gobierno Municipal de Colotlan en 2011. (foto de familia entre paisaje rural).

En lo alto del Templo de San Nicolás, el Teniente Luis Gutiérrez Pérez, con unos cuantos soldados resistió el ataque hasta lo último provocando muchas bajas a los villistas; fue necesario que interviniera el propio Pánfilo Natera con auxilio del párroco del lugar Pbro. Amado López y del Lic. Bartolo Ramos Aréchiga, Juez de este lugar para acordar la rendición. A raíz de las batallas fueron quemadas casas comerciales y el Palacio Municipal.

De mayo de 1913 a marzo de 1914, la región estuvo dominada casi totalmente por el villismo.

A petición de ciertos sectores de la población, el Gobernador del Estado mandó al general del Toro con una fuerte columna de soldados a la región. Diez días después de haber llegado a Colotlán, los villistas al mando del Gral. Pánfilo Natera y los Bañuelos, con un ejército de más de tres mil hombres, sitiaron la población el día 6 de abril de 1914.

En esta partida villista, participaron paisanos como el Coronel Salvador Huízar Montoya y el mayor Blas Ruíz.

Esta escena sangrienta del lunes santo ocasionó grandes pérdidas humanas por todos los barrios de Colotlán. El Gral. Del Toro logró huir, pero dejó a sus leales soldados que perecieron en esta batalla; la gente del pueblo, se dedicó al saqueo y a quemar edificios, las casas comerciales y hogares, particularmente del centro de la ciudad.

Durante el conflicto entre carrancistas y villistas, Colotlán vivió la anarquía donde gobernaron presidentes de uno y otro bando, pero siempre predominando el villismo. En 1916 fue el año del hambre, porque las destrucciones de la guerra provocaron el abandono de las labores agrícolas, acentuadas por una gran sequía. Ya a partir de 1917 se comenzó a estabilizar el gobierno revolucionario.


Publicado por Radio Universidad de Guadalajara/Colotlán, miércoles, 23 de junio de 2010.

Profesor Francisco Flores Flores 

domingo, 13 de noviembre de 2022

PROYECTO "ROSTROS DE MÉXICO 2010" EN EL MERCADO MUNICIPAL DE COLOTLÁN

85 colotlenses dentro de un marco con greca
Collage de 1.20 x 1.20 mts.
Por: José Alonso Serrano Campos
A muchos colotlenses llamó su atención la muestra fotográfica de Mariano Aparicio colocada en el mercado municipal de Colotlán por intercesión del periodista colotleco Francisco Vázquez Mendoza, durante el mes de octubre de 2022.

Una muestra de retratos entre pendones, fotos tamaño tabloide y varios cuadros en los muros del mercado donde estaban colocadas las imágenes de decenas de colotlenses que fueron captados por la lente del fotógrafo Aparicio en mayo de 2010.

Varios de los que ahí aparecimos no recordamos con exactitud cómo fue o para qué fue que nos tomaron esas fotos en la plaza principal de Colotlán en aquella época cuyo marco era el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución, cuyas fotos plasmarían los rostros de México en aquel entonces. Para traer a la memoria ese recuerdo, busqué la nota informativa de Comunicación Social del Gobierno Municipal de Colotlán que hice para anunciar ese acontecimiento:

PROYECTO "ROSTROS DE MÉXICO 2010"

Miércoles 12 de mayo de 2010

Así posamos los colotlenses en la esquina de la Plaza,
cerca de donde hoy se ubican las letras monumentales de Colotlán

La cámara de Mariano Aparicio recopilará retratos de los colotlenses el domingo 16 de mayo en este municipio, como parte del proyecto “Rostros de México 2010”, en el marco del Bicentenario de la Independencia de México.

La dinámica es sencilla, se invita a los ciudadanos a participar al acudir a la Plaza Principal, frente a los portales; y cada persona debe asistir con indumentaria o instrumento que represente su oficio, “sino se cuenta con estos requisitos, una sonrisa es suficiente”.

Explicó que antes de posar, hay que registrarse con la fecha de nacimiento y ocupación, “porque con esos datos posteriormente van a poder encontrar su foto en una dirección electrónica y podrán bajarla”.

Todas las fotografías registradas se guardarán para una posterior exposición, por lo que se realizará una curaduría, la cual se hace sobre la marcha por cada estado.

A Mariano, originario de Torreón, Coahuila, le ha sorprendido la disposición de la gente involucrada, donde los protagonistas son los propios ciudadanos.

Mariano Aparicio. Foto: Francisco Vázquez

EL GOBIERNO MUNICIPAL Y CASA DE LA CULTURA INVITA A TODO EL PÚBLICO EN GENERAL A PARTICIPAR EN EL PROYECTO “ROSTROS DE MÉXICO 2010”. ESTE DOMINGO 16 DE MAYO EN LA PLAZA PRINCIPAL A PARTIR DE LAS 10:00 AM. PUEDEN ACOMPAÑARSE DE INDUMENTARIA O INSTRUMENTOS QUE REPRESENTEN SU OFICIO; SI NO, UNA SONRISA ES SUFICIENTE.

ROSTROS DE MEXICO 2010 ES UN PROYECTO DE MARIANO APARICIO REALIZADO CON EL APOYO DEL CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES (CONACULTA), Y LAS SECRETARIAS E INSTITUTOS DE CULTURA DE LOS DIFERENTES ESTADO DEL PAIS, DENTRO DEL MARCO DE LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA Y EL CENTENARIO DE LA REVOLUCION MEXICANA

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Estas fueron las invitaciones que se repartieron
para la exposición en el mercado
«Los Rostros de México», del fotoperiodista Mariano Aparicio, realizada en el 2010 con motivos de la celebración del Bicentenario incluye sólo los poco más de 260 colotlenses que atendieron la convocatoria y que entonces acudieron a la Plaza Principal a posar para Aparicio en su estudio itinerante.

Como modelos hubo mujeres y hombres de todas las edades -desde niños hasta adultos mayores-, de las más variadas ocupaciones o sin ella (por ejemplo, mujeres wixarikas), vendedores y profesionistas (charros, boleros, pintores, albañíles, entre otros), periodistas, ingenieros, artistas (músicos, estudiantes), y un largo etcétera.

Cada uno posó con sus herramientas de  trabajo o los medios para ganarse la vida, o lo que se encontraba realizando en esos momentos (su servidor apareció con las hojas que registraban a cada uno de los colotlenses fotografiados). Hay quien presumen sus tatuajes.

El trabajo de curaduría de la muestra optó por colocar las imágenes en páneles colgantes y y en estructuras en forma de cuadros. Un soporte colocado a la entrada de Abasolo a manera de "collage", robó la atención permitía que una parte de las fotografías quedaran en  una sola imagen.

Todas las fotografías son en blanco y negro. La mayoría son tamaño postal, pero algunas son en formato grande, como la de Lucina, fallecida hace poco más de un año, quien fue un personaje muy bien ubicado y recordado por los colotlenses.

Pepe Alonso, la libreta contenía el registro de los colotlenses fotografiados.

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