martes, 15 de abril de 2025

La familia Aldana, de la hacienda Santa Teresa

Por: José Alonso Serrano Campos

José Anastacio de Jesús
Aldana Salas
En el momento previo a la emotiva reunión que tendrán los miembros de la familia Aldana, me permito desarrollar esta historia que se guarda en la memoria de los más grandes de esta gran familia en buena parte colotlense hoy en día. Las nuevas generaciones deberán comprender los momentos dificiles que se vivían, los cambios drásticos que también se daban en el país y en la sociedad. Con mucho respeto para todos los herederos de esta importante familia que fue originaria de Monte Escobedo, Zacatecas.

Monte Escobedo, es el poblado antes llamado San Andrés del Astillero, hoy cabecera municipal; fue la zona de producción y vivienda de la clase trabajadora; en particular la hacienda Santa Teresa que se ubica a 10 kilómetros al oriente de la cabecera, siendo fundada a finales del siglo XVI por los señores Escobedo, quienes durante muchos años fueron dueños de casi todo el territorio que comprende actualmente el municipio: desde el rancho Jocotic hasta Adjuntas del Refugio y de Huejuquillita hasta la Ciénaga de Romo.

La ex Hacienda Santa Teresa luego pasó a ser de la familia Aldana, se vino la reforma agraria, se dividió y el casco más otros terrenos colindantes pasaron luego a la familia Argüelles, en sus tiempos estaba conformada por caballerizas, graneros, talleres y casas de trabajadores, por lo que se construyó el templo para que sus habitantes ejercieran su credo.

La importancia económica que representó la ex Hacienda es valiosa por encontrarse conectada por el Camino Escobedo de la Madera, una ruta configurada entre los siglos XVII y XVIII para exportar la producción de madera de San Andrés, lo que ayudó significativamente al desarrollo minero y constructivo de poblaciones como Jerez, Zacatecas y Fresnillo.

El último gran auge de la Hacienda fue de los años 50 a 1985 que falleció su dueño el Señor Don Alejandro Argüelles Rivera. En los últimos dueños fue propietaria Doña Elisa Sánchez Jimenes. Consta además de una iglesia que data de 1575 con un cuadro de Santa Teresa de Jesús traído desde los españoles hace 450 años.

No sé si los más nuevos, pero seguramente los más viejos de Colotlán escucharon hablar del escándalo que hubo entre los Argüelles y los Aldana, fue un suceso muy feo en Colotlán entre 1930 y 1940. En efecto, la Hacienda de Santa Terea perteneció a esas familias de Monte Escobedo, la propiedad de miles de hectáreas y todo lo que había en ellas era el litigio familiar.

El único dueño era el patriarca de todos los Aldana Don José Anastasio de Jesús Aldana Salas, durante toda la segunda mitad del siglo XIX, su única hija grande era María del Refugio Aldana Robles (cuatro hijas siendo chicas habían perdido la vida respectivamente), casada que fue con José Del Refugio Argüelles Barragán el 5 de octubre de 1895 tuvieron 11 hijos: José Rafael, Samuel, Carlos Uriel (fue un importante sacerdote), Alejandro, Aurelio, Antonio, María Otilia, Ma Carmen, J. Lorenzo, Heriberto y Tomás.

Un momento determinante fue la partida de este mundo de Don José Anastasio, todos empezaron a exigirle su parte de herencia, cuentan que él desheredó totalmente a su hija y ahí empezó la disputa familiar hasta que culminó con el asesinato de un hijo de María del Refugio, Alejandro Arguelles Aldana, en plena plaza de Colotlán, enfrente de la tienda de don Alberto Macias, hecho que narro más adelante.

Los Arguelles al quedarse sin dinero, sin propiedades y con ese lamentable incidente a cuestas, las cosas se enardecieron, quedó irreconciliable la situación, todavía no hace más de 25 años hubo demandas, porque alguien pintó de negro la tumba familiar de esa familia en el panteón de Guadalupe de Colotlán, no procedió, pero fue un escándalo, igual esto ya pasó hace mucho y los nietos, bisnietos y tataranietos no tienen nada que ver con aquellos hechos.


Los antepasados

Hablaré un poco de lo que encontré en los registros parroquiales de Monte Escobedo: aparecen los señores José Catarino Nepomuceno Aldana Espinoza, originario de Lagos de Moreno y su esposa Isidra Salas, primeros pobladores de la Hacienda de Santa Teresa, él nació el 26 de octubre de 1797 en Lagos de Moreno, falleció el 15 de enero de 1868 en la Hacienda Santa Teresa, Monte Escobedo; los padres de Catarino eran Joseph Ignacio Aldana Sánchez y María Ramona de la Encarnación Espinosa, ambos de la parroquia de Santa María de los Lagos en Lagos de Moreno, Jalisco a finales del siglo XVIII. 

Más atrás en el tiempo existieron los papás de Joseph Ignacio: Laureano Joachin Aldana y su esposa Gertrudis, así como sus abuelos Pedro José de Aldana y Gutiérrez y María Antonia de Anda de Nava, también avecindados en Lagos de Moreno, descendientes de Francisco de Aldana y López de Elizalde y a su vez de su señor padre José de Aldana, allá por 1640 en la Villa de los Lagos, Nueva Galicia de la Nueva España. 

Regresando a Monte Escobedo, fueron hijos de Catarino y su esposa Isidra muchos hermanos de apellido Aldana Salas: Francisco, Eliseo, Tereso, Salvador, Dolores, María Refugio, Catarino, Merced, Abraham, Ignacio, Jesús María, Uriel, Ramiro, Alfredo, Asunción y Magdalena.

Destaca uno de los hijos de Catarino e Isidra, Don José Anastasio de Jesús Aldana Salas, nació en Monte Escobedo el 29 de mayo de 1853 y murió en Colotlán el 17 de octubre de 1925, se casó el 22 de mayo de 1909 en Monte Escobedo con María Angela Robles Ulloa, José tenía a su hermana menor Josefa, nacida en 1855.

Don José Anastasio de Jesús y María Angela vivieron en Santa Teresa y tuvieron a los hermanos Aldana Robles: María Refugio, Juan Francisco, José Catarino, Abraham, Tereso, Ignacio, Jesús María, José Eliseo, Uriel, Ramiro y José Alfredo; también, pero murieron muy chicas: Dolores, Merced, Asunción y Magdalena. Por lo que María Refugio fue la única hija que llegó a más edad.

Uno de sus hijos, Jesús María Aldana Robles, nació el 20 de diciembre de 1888, falleció el 25 de diciembre de 1961 en Colotlán. En 1930 todavía residía en la Hacienda de Santa Teresa. Casado con Delfina Madera Talavera. A uno de sus hijos, en julio de 2006, “colotlanenllamas” entrevistó al señor Odilón Aldana Madera, quien falleció en 2013, en dicha entrevista mencionó que en la casa fueron él y sus hermanos: Humberto, Adolfo, Jesús, Gustavo, Saúl, Guillermina y Carmela, de los que conoció porque se murieron tres aun siendo chiquillos; la mayoría nacieron en la hacienda de Santa Teresa, en el municipio de Monte Escobedo. 

Familia Aldana Robles de la Hacienda Santa Teresa

La Hacienda era propiedad de la familia, tenía una extensión de más de 20 mil hectáreas, fue por razones de que el ejido expropió todos esos terrenos en el año de 1940, la familia se tuvo que salir y llegaron a vivir a Colotlán, lo poco que quedó después del reparto se dividió entre los herederos, que eran bastantes y a don Jesús María Aldana le tocó su parte en Pacheco, por eso se vinieron a Colotlán.

El rancho de Pacheco también fue intervenido por los agraristas del Sauz Tostado y de Colotlán en el año de 1957, la propiedad tenía originalmente 1,642 hectáreas, de las cuales al ejido deberían de haberle entregado 924 hectáreas, pero el ingeniero que midió y entregó no lo hizo bien. Don Odilón siempre peleó lo que era de su padre, en Guadalajara poca solución le dieron. 

Con el reparto a los Aldana no les dejaron ni donde sembrar para poder subsistir, hubo un comité donde se inconformó por las irregularidades que se habían cometido en el caso del rancho de Pacheco, y le dieron la razón, en el acta en que todos firmaron de conformidad junto con los documentos que se mostraron y que estaba aclarado que habían tomado de más, sin embargo, todavía es fecha que no le pudieron sacar ningún beneficio, porque en Guadalajara nunca le hicieron caso. 

Don Odilón contaba: “Nací en el año de 1933, y aún me tocó conocer a varios de mis tíos, los hermanos de mi papá: conocí a mi tío don Pancho, el papa de Javier, a mi tío Eliseo, el que vivía en frente de con Mario de Santiago, donde está la casa del doctor Candelario, esa casa era de él; también a mi tío Tereso, el papá de la chaparra Aldana, que vivía en donde vive ella; así como a mi tío Salvador, que vivía al otro lado de Cuco Raygoza, en donde hoy es propiedad de don Salvador Mayorga”.

La hacienda de Santa Teresa la administraba don Jesús María Aldana su hermano Eliseo Aldana administraba Pacheco. En Santa Teresa, normalmente había unas seis mil cabezas de ganado vacuno, entre vacas, vaquillas y novillos; unas ochocientas yeguas, a las que antes se acostumbraba a tusar, sin saber para qué fin. Se herraban más de 1,000 becerros al año, y duraban varios días los herraderos, mucha gente mayor y muchachos ayudaban herrando y echando lazos. También había criadero de toros bravos, de lidia, esos no estaban separados, estaban en revuelta.

Había corridas de toros en Colotlán y en ocasiones todos los toros eran de Santa Teresa, don Jesús María llegó a vender corridas enteras para que las usaran en la Plaza de Toros de Colotlán ubicada donde hoy es el Centro Deportivo “Tenamaxtle”, sobre todo cuando venían toreros de alto nivel, y claro que no les traían cualquier cosa de toros, puros toros bermejos.

La gente de antes producía más que ahora, porque a la fecha los ejidatarios de la hacienda, ya después de que les entregaron, nunca sembraban mucho. Les hicieron una presa y canales en tiempos del presidente López Portillo “y ni así siembran” decía.

“En tiempos de mi papá, pos cual presa, cuando mucho una boquillita, y en ese tiempo él mandaba represar el río de boquillita, subía el nivel del agua y con la ayuda de la gente hizo canales y regaban las tierras. De esta manera sembraban mucho trigo, cebolla y papas. Todo lo indispensable para el gasto de la casa y la gente de la hacienda”. 

Todos los peones y medieros de la hacienda iban a las papas, a la cebolla y no les costaban nada; era “nomás” para el gasto, no para vender. El trigo que producía la Hacienda de Pacheco se traía a Colotlán, al molino de don Pedro Maldonado, que estaba ubicado entre las calles Juárez y Ramón Corona, o la casa de Arturo el de San Nicolás. 

Don Pedro Maldonado hacia la harina, molía harina de primera y de segunda. Manteca no faltaba porque había un cebadero, en el que todo el tiempo había unos doscientos puercos engordando, y criadero, mucho criadero; carne siempre había. La gente acudía a Monte Escobedo a comprar lo más indispensable como: azúcar, café, jabón, a eso si tenían que ir al Monte. Lenteja y garbanzo también se producía en Santa Teresa.

Cuentan que en una ocasión cuando echaron a los españoles fuera de México, su abuelo Anastasio, que ya había nacido aquí, fue el único que se quedó en Santa Teresa y así comenzó la familia. “Mi abuelo estuvo viviendo mucho tiempo en un potrero cerquita del Monte que se llama “Las Presitas”, y que aun está en manos de los hijos de Jesús Aldana, un tío mío”, son como 400 hectáreas.

Juegos, vino y amigos... momento de ocio entre hombres que fueron testigos de la vida en esta región en la segunda mitad del siglo XIX. La fotografía fue tomada en Colotlán durante el año de 1905, en la que figuran: Antonio María Márquez (sentado, segundo de la izquierda), Jesús Aldana (a la extrema derecha) y de pie junto a él Pedro Macías Ávila. Colección Familia Macías de León

El conflicto

Los Argüelles son parientes de los Aldana, también conservan parte del rancho de Santa Teresa, a ellos les pertenece el casco de la hacienda. Aun cuando entre las dos familias no han faltado los problemas, todavía se tiene amistad entre ellos, con ellos un servidor (el que escribe) guarda entrañables amistades, han de saber que los Serrano y los Márquez de Huejuquillita eran vecinos en Monte Escobedo. 

Al momento de que empezaron los problemas por sus partes de herencia, cuentan que Don Anastasio desheredó totalmente a su única hija María del Refugio, y ahí empezó la disputa familiar; hasta que culminó, por así decirlo, con el asesinato de Alejandro Argüelles Aldana, hijo de María Refugio en plena plaza de Colotlán, enfrente de la tienda de Don Alberto Macias, también resultaron heridos su hermano Samuel Argüelles y el padre de ambos, el señor José del Refugio Argüelles Barragán.

El autor material de los hechos fue nada menos que su tío Ramiro Aldana Robles, quien con arma de fuego disparó en contra de sus sobrinos Alejandro y Samuel y del padre de ambos, José del Refugio, el jueves 2 de agosto de 1934 a eso de las 19:30 horas, frente a la tienda de los Macias. Alejandro sabrá Dios qué le dijo al tío Ramiro, que este fue a su casa ubicada en la calle Guerrero número 110, sacó la pistola y le disparó, en el zafarrancho también se metió el cura Uriel, hermano de Alejandro y recibió un golpe, a los papás de ellos también, el papá perdió la vida un año después, el 30 de junio de 1935 en su casa de la Calle Guerrero número 98 con todavía secuelas de aquel acontecimiento. Ramiro murió soltero en su casa a los 56 años por hemorragia cerebral en 1949.

El rancho de Pacheco le tocó al tío Eliseo Aldana, a Salvador y una parte a los Argüelles, lo que da para el agua zarquita. Don Jesús Aldana, abuelo de Odilón murió mucho antes que empezaran los repartos agrarios, pero por inconformidades entre los herederos, no fue posible dividir las propiedades y escriturar a cada uno su parte. Uno sólo de sus hijos quería el rancho de Pacheco nomás para él y junto con dos de los potreros más grandes de la hacienda, eran siete u ocho herederos, cómo iba a agarrar tanto para el solo. Total, nunca llegaron a un acuerdo.

Cuando finalmente se repartió la disminuida herencia de Don Jesús Aldana, el casco de la hacienda le tocó a la tía Teresita y se lo vendió a Alejandro Argüelles, hijo, desde entonces.

Casco de la Hacienda Santa Teresa

En la actualidad lo que quedó de Santa Teresa después de la afectación, le pertenece a la viuda de Alejandro Argüelles, hijo de aquel que perdió la vida en Colotlán en 1934, ellos lo conservaron y Alejandro, el hijo, sembraba lo poquito que tenía que sembrar, de allí se estuvo manteniendo y después que él murió, su señora fue la que se encargó de eso. Ella tiene una tiendita allá en el Monte, la casa de la hacienda la modificó un poco, pero está casi igual.

Don Odilón terminó contando: “en 1953 me fui de Colotlán, cuando tenía 21 años, ya para entonces ya estaba afectado el rancho de Pacheco, pero aún no nos lo habían podido quitar, porque el ganado nos defendía mucho, decía el ingeniero que si nos quitaban las tierras todo ese ganado donde se iba a mantener. Y al transcurso del tiempo se fue aminorando el ganado, con tantos gastos de abogados, papeles y mordidas del pleito por las tierras, y ya por ahí por el año de 1957, fue que finalmente nos quitaron las tierras. Algunos pocos de los que pidieron tierras eran trabajadores del rancho, como los Serrano que trabajaban de medieros con nosotros, pero los demás eran esos de apellido Márquez, de por ahí del Sauz Tostado”.

El señor Martín Márquez del Sauz Tostado contó que ahí ha vivido toda la vida siendo ejidatario, a él le tocó andar encabezando para que les dieran las tierras “que eran de la nación, no de los que mal las poseían”. Antes del reparto, la gente de la comunidad vivía bien fregada en el rancho. Pobrecitos de a tiro, muy pocos tenían una vaquita, y el que la tenía su agostadero eran los callejones del rancho. Todos trabajaban a medias, bajaban al pueblo a comprar su mandadito, el fríjol era el que peleábamos. En la época de secas, la gente del rancho iba al arroyo a robarse el agua, se la robaban, para poder saciar su sed, la de sus hijos y los poquitos animales que tenían.

Restos de la Hacienda de Pacheco, fotos cortesía de Alejandro Covarrubias.

Los patrones eran los Aldana, dueños del rancho de Pacheco, no nos facilitaban ni suficientes tierras para sembrar. Cuando les afectaron los agraristas de por aquellos rumbos, de esa hacienda sacaron cuatro ejidos. El casco de la hacienda eran nada más casi dos hectáreas. Los peones vivían dentro del casco, y había una puerta principal para salir con todo y su portero. Los peones no se podían detener a comer, tenían que andar con la yunta y comiendo. Ahorita el ejido del Sauz Tostado debe tener cerca de mil reses, toda la gente tiene sus vaquitas, ya no están tan fregados. En todas las comunidades la gente estaba igual de pobre, para todos lados que voltearas.

Antes de que se viniera el reparto agrario, ellos tuvieron mucho tiempo para repartirse las propiedades, las que quedaron intestadas, porque el papá se había muerto sin testar, pero jamás se pusieron de acuerdo y como no tenían registradas más que unas 300 hectáreas, eso fue lo que les quedó, lo demás era propiedad de la nación.

“A los señores Aldana los fregaron duro, los acabaron. Les quitaron todas las tierras y tan ricos los carambas”. Una vez don José Ortega dijo que en Colotlán, no se han conocido ricos como los Aldana. Vea que feos pelados, yo si me acuerdo de ellos. Los que eran altos eran altos, si eran altos altonones y los que eran fornidos, también, peladones, pero peladonones. Unas pistolonas chulas y unas gorras camalotas, y no le hablaban a nadie, orgullosos como pocos. Pasaban a caballo, en carro o caminando aquí por el pueblo, pero no le hablaban a nadie, a toda la gente del pueblo lo veían como al pardear. El viejo, el tata de ellos, don Jesús Aldana tenía un cuarto lleno de oro, sabrá dios qué le harían a todo ese dinero”.


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