domingo, 26 de noviembre de 2023

Cuando vino el Obispo a reabrir la iglesia luego de la cristiada

Por: José Alonso Serrano Campos

Al revisar los libros notariales de la iglesia de San Luis de Colotlán llamó mi atención el periodo del fin de la época cristera (1926-1929) donde no hubo registros, los viejos contaban que la iglesia permaneció cerrada y los cultos se hacían en secreto dentro de algunas casas a rigurosa puerta cerrada.

Los cristeros de Colotlán fueron aquellos católicos y conservadores que resistieron con su levantamiento la aplicación de la Ley Calles (así nombrada por el presidente Plutarco Elías Calles) expedida el 14 de junio de 1926 con el fin de acotar el culto y sacerdocio católico en México conforme a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917.

El penúltimo registro escrito en tiempo y forma fue la defunción del señor Eulalio Lozano el 23 de mayo de 1926 en el libro 14 de defunciones de la parroquia, hecho por el señor cura de Colotlán Don José Martínez. En ese mismo libro se escribió al final de la misma página el último registro antes del levantamiento cristero en estas tierras, se trazó la defunción de J. Félix Olague sucedida el 13 de agosto de 1926 por enfermedad.

Casi cuatro años después, el 15 de mayo de 1930 el señor cura Martínez entregó la parroquia a su sucesor Daniel Márquez sin más registros, la inscripción dio paso a la última hoja utilizada del libro donde aparece la visita pastoral del Obispo de la diocesis de Zacatecas, Don Ignacio Placencia y Moreira, con su firma el 1 de junio de 1930. El presbítero Daniel Márquez escribió abajo que pasaba al siguiente libro (el libro 15) el 7 de noviembre de 1930, dejando así, sin registro, los nacimientos, matrimonios y defunciones a lo largo de la época cristera; pero lo más importante, con esa visita instauraba nuevamente el servicio parroquial que se había venido dando en secreto los últimos tres años.

El 21 de junio de 1929 finalizó la Guerra Cristera, pero afortunadamente en el registro civil de Colotlán si hubo registro y se contaron ese mismo año 484 defunciones, de las cuales, no quedaron registros en los libros de la parroquia en los años 1927 a 1929. Incluso en el Registro Civil se tuvo que disponer de otro libro para terminar de registrar tantos difuntos, muchos de ellos víctimas de heridas por la guerra cristera, de los cuales les contaré en próximas publicaciones...


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Biografía de Ignacio Plascencia

El Obispo Ignacio Plascencia y Moreira tuvo épocas muy difíciles durante su largo pontificado, por la persecución religiosa, y él mismo sufrió la cárcel y el destierro. Impulsó la Acción Católica y continuó la formación de su clero en medio de grandes sacrificios. Vio a su iglesia florecer de nuevo después del martirio y de los despojos.

Hacia mediados de 1867 la pacífica Villa de Zapopan, pasó una noche de angustia y zozobra al ser invadida por una gavilla de hombres armados que cometieron todos los excesos acostumbrados en los periodos de anarquía, que suelen acompañar y seguir a las guerras civiles.

Estos hechos y la inseguridad reinante en la región, determinaron al señor Simón Plascencia a llevarse a su familia a la Hacienda de la Venta del Astillero, de la jurisdicción de la misma Villa de la cual era empleado, y donde su esposa, la señora doña Ignacia Moreira, dio a luz a un robusto bebé que llegó a este mundo el 22 de julio del año citado (1867), y al que tres días después en el bautismo que le confirió, en la cabecera de la parroquia, el señor cura don José de Meza, recibió el nombre de Ignacio.

El santo padre, beato Pío X, lo eligió Obispo de Tehuantepec el 16 de septiembre de 1907. Fue consagrado Obispo en la Catedral de Guadalajara, Jal., el 16 de febrero de 1908.

El 27 de octubre de 1922, se expidieron las bulas respectivas y se consumó el 25 de enero del siguiente año de 1923, en que tomó posesión del Obispado de la Diócesis de Zacatecas.

El señor Dr. Plascencia y Moreira. Hombre prudente y sabio, que contra viento y marea defendió su seminario en épocas de la revolución cristera (1926-1929) y luego los agraristas en 1935.

En diciembre 4 de 1951 siendo las 8:35 pm fue el momento en que, a los 84 años, cuatro meses, 12 días, se extinguió la vida de aquel varón de íntegra vida, amador de la rectitud de la moral cristiana, siendo enterrado en la catedral de Zacatecas, lugar de su última morada.


sábado, 18 de noviembre de 2023

Finca de la Casa de la Cultura de Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos

Estaba en la escuela primaria (plena década de 1990) y pasaba por aquella casa, mi recorrido era por la mañana o por la tarde, pero pasar por la calle Nicolás Bravo era obligatorio detener el paso justo a la mitad de la cuadra, en la casa con el número 29, entre las calles Independencia y Guillermo Prieto, en ese entonces era una casa antigua y abandonada, con los techos de vigas de madera y las paredes bellamente decoradas con pinturas y grecas, muros altos, puertas de madera, toda una “señora casa antigua” típica del Colotlán antiguo, entre los orificios de la puerta principal dejaba ver un zaguán y un patio central con arcos, aunque en pésimas condiciones por el abandono de algunas décadas atrás.

Se trata de la hoy Casa de la Cultura, una finca con interesantes antecedentes históricos, fue de gran importancia pues hasta formó parte de la industria que existió en el municipio a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en esta propiedad se albergó una fábrica de jabones, producto que se distribuía en la región con gran éxito, era conocida como la antigua “Jabonera” que dejó de funcionar en la época de la Revolución Mexicana porque fue saqueada y quemada.

Al tiempo la finca se fraccionó y se vendió a diferentes personas, una de ellas fue el señor Juan Martínez, padre del doctor Héctor Martínez Briones, propietario posteriormente del inmueble donde habitó hasta la década de los 70, este doctor a su muerte dejó la finca a su único hijo, la familia del doctor decidieron venderla al municipio.

Don Juan Martínez González y su esposa Damiana Briones Caldera se casaron el 26 de noviembre de 1894, tuvieron mucha familia, entre ellos a Hector Antonio Martínez Briones el 13 de junio de 1906 (hay un acta de defunción de un hermano ese mismo día que nació junto con él pero no sobrevivió), también tuvo varios hermanos de diferentes años, adquirieron la finca en la década de los 20, perteneciente al cuartel #1 de la delimitación que tenía en aquel entonces el pueblo de Colotlán.

Así nos narra el vecino más cercano al doctor, el periodista Paco Barba: El doctor Héctor Martínez Briones, mi vecino por muchos años, era un excelente ser humano, fue el único yerno del ex gobernador González Gallo, su esposa murió ahogada en un accidente en el mar.

Desde ese tiempo se regresó a vivir a Colotlán, fue titular del sector salud en el estado de Aguascalientes, tiene un hijo, Héctor Antonio Martínez González, que es el notario 37 en la ciudad de Guadalajara.

Cuando enfermó el doctor, yo personalmente lo llevé con su hijo a Guadalajara, donde por lo ya grande de edad de más de 80 años, lo internaron en un hospital por la calle Libertad esquina con Federalismo por severa deshidratación, donde lo visité en dos ocasiones, pero no se pudo recuperar, motivo por el cual perdió la vida.

Cuando lo llevé a Guadalajara, me pidió que cuidara de su casa, que hice con mucho cariño, incluso se le dio mantenimiento en los techos para que no se colapsaran, pues él y yo entablamos una gran y sincera amistad, frecuentemente lo invitaba a mi casa, (a un lado de la suya), y después de fallecer, por un buen tiempo seguí cuidando esa casa, hasta que su hijo vino a sacar todas las pertenencias de su papá, que eran muchas y de mucho valor.

Mientras yo, preocupado porque esa finca no fuera vendida a algún particular y se mantuviera en pie y no la derribaran, hice labor con el entonces presidente municipal Jesús Alejo Mayorga para que fuera el municipio el que la adquiriera, afortunadamente así fue y desde ese tiempo es la casa de la cultura de Colotlán.

Una anécdota que el hijo me comentó es que sus hijos le decían de cariño a su abuelo "EL DOCTOR CHAPATIN" por parecerse al personaje del chavo del ocho, por delgado y a veces llevarles regalitos en bolsa de estraza, cosa que le causaba mucha risa al doctor Martínez. Dentro de la casa había unos árboles frutales de mango, guayaba, guayaba fresa, aguacate, frutos que siempre me compartía, pero le molestaba mucho que otros vecinos se robaran la fruta por la azotea y se la pasaba regañándoles, un ser muy solitario pero excelente ser humano, nos contó don Paco Barba.

El doctor Martínez viajaba constantemente a Estados Unidos, logramos encontrar un documento de migración con su firma y otros datos de su persona, aún nos falta conocer más acerca de este distinguido personaje colotlense de la época:


Comprar la finca y hacerla Casa de la Cultura fue de las decisiones más importantes que atinadamente tomó el alcalde de aquel entonces, el ciudadano Jesús Alejo Mayorga, en su administración 1998-2000. Inició su reconstrucción y remodelación con el apoyo del INAH e inaugurada por su sucesor, el Profesor Osbaldo Leaños Medina, en el año 2001.

Por mucho es uno de los recintos culturales más importantes para el público infantil y juvenil de Colotlán, un espacio donde hasta la fecha se ofrece una oportunidad para abrir sus horizontes hacia otras formas de percibir la cultura, hace más de dos décadas se consolidaba el proyecto Casa de la Cultura.

La Casa de la Cultura es una institución municipal orientada a la cohesión social y pedagógica de la cultura de acuerdo a las necesidades regionales de cualquier comunidad. El objetivo ha sido difundir la cultura, en donde se forman seres humanos que tienen una interacción con sus manifestaciones culturales, heredan sus valores humanos, fortalecen sus conocimientos en base a una estructura familiar y de respeto a la libertad de expresión.

Ruth de Luna Álvarez (+QEPD), fue secretaria de la Casa de la Cultura en varias administraciones, plasmo sus anécdotas y recuerdos, los cuales fueron protegidos por la memoria escrita que realizó durante su servicio en Casa de la Cultura, cuyas palabras describe la historia del lugar y su función más reciente.

A su memoria legitima y a todos los que una vez formaron Casa de la Cultura y le regalaron su tiempo para este noble proyecto. Esta es la Historia y versión de una leal compañera en la labor cultural…

Este detalle se encuentra en la parte alta del arco de entrada a la finca

Ruth: Casa de la Cultura surgió de la idea del C. José de Jesús Alejo Mayorga quién fue presidente en el periodo de 1998-2000, comenzó por comprar la casa donde actualmente está localizada en Nicolás Bravo #29. Pero como la casa estaba en total abandono y muy deteriorada, decidió comenzar las actividades culturales rentando una casa por la calle Paseo #60, en lo que rehabilitaban la casa adquirida fue de esta manera como se dio a conocer el interés del señor presidente por fomentar la cultura en nuestro municipio.

Los primeros talleres que se establecieron y que hasta ese entonces se mantenía, son Solfeo y la Banda Sinfónica a cargo del maestro Romualdo Bautista Soriano, Escultura y Artes Plásticas a cargo del instructor Raúl Serrano Arenas, pintura con el maestro Ricardo Urista Alvarado y el grupo coral con el maestro José Arreola Zaragoza. En el periodo 2004-2016 se integraron los talleres de danza folclórica, taller de guitarra y la rondalla corazón bohemio, a cargo del maestro José Brizuela del Real. En la administración 2010-2012 se integraron los talleres de canto y vocalización con la maestra Elizabeth Puig Fernández y el mariachi a cargo del maestro Carlos Hernández Mijares.

Fueron alrededor de 16 años en los que casa de la cultura ha estado trabajando activamente con los talleres y se ha brindado apoyo con presentaciones artísticas a otras instituciones, además de los intercambios culturales con los municipios de la región a quienes también se ha asesorado en materia de cultura.

Los presidentes municipales son los primeros en apoyar las actividades de Casa de la Cultura ya que de ellos y del propio Ayuntamiento depende que Casa de la Cultura continúe con sus actividades, también el Gobierno del Estado copera con recursos económicos y materiales, para el sostén de instructores y mantenimiento de las instalaciones.

El Gobierno Municipal a través de C. José de Jesús Alejo Mayorga y el Gobierno del Estado por medio de convenios donde cada uno se comprometió a portar recursos para rehabilitación, constitución y establecimientos de talleres en Casa de la Cultura, con su dirección que depende directamente del Gobierno Municipal.


Al no contar con recursos propios, los Ayuntamientos invierten poco en cultura, mantenimiento permanente a las instalaciones, falta de equipo de cómputo, de sonido, equipamiento y compromiso para apoyar a los instructores para que asistan a cursos de actualización, además de proyección y promoción a la cultura.

A pesar de tantas carencias y del deterioro en que están las instalaciones de Casa de la Cultura permanecieron activos los 10 talleres que se tenían en ese entonces y hasta el 2017, los cuáles reunían un promedio de 200 alumnos por semana, quienes participan con regularidad en las actividades que realizaba durante el apogeo de la Casa de la Cultura y en el intercambio cultural con los municipios de la región norte de Jalisco y demás instituciones donde se invitaban.

El profesor Azael Ku Balan hizo grandes aportaciones a la cultura de Colotlán en las dos administraciones municipales antecesoras y en la primera administración de la Casa de la Cultura.

Los Directivos de Casa de la Cultura han sido:

Administración 1998-2000 Dra. Angélica de la Asunción González López

Administración 2001-2003 Lic. Rocío Vázquez Márquez

Administración 2004-2006 C. Ricardo Urista Alvarado

Administración 2007-2009 Lic. Hammurabi Azahel Brizuela del Real

Administración 2010-2012 C. Lucía Vázquez Felguerez

Administración 2012-2013 Lic. Mario de Santiago Martínez

Administración 2013- 2015 C. Ricardo Urista Alvarado

Administración 2016- 2018 C. Roberto Ávila Sánchez

Administración 2019-2021 C. Juan Carlos Macías de León

Administración 2021- 2024 Hilda Yesenia Becerra Raigoza

Logos de Casa de la Cultura de Colotlán

Archivo histórico

En la administración de Enrique Alvarez y de Pepe Carrillo se intervino la parte posterior del inmueble, donde eran caballerizas, en la remodelación se encontraron restos de frascos y objetos pequeños enterrados cerca de los arcos seguramente pertenecientes al doctor Martinez.

Se cuenta que en uno de los baños asustan, afirman haber visto una niña.

En la administración 2013-2015 se recibió el acervo del material Diego Huizar Martínez, sus hijos donaron los libros para la consulta y a manera de museo de este personaje tan connotado en esta población.

A lo largo de los años y en fechas recientes se habían desmantelado algunos talleres que una vez dieron vida al proyecto Casa de la Cultura. La falta de perfiles administrativos, la eliminación del Consejo de Cultura y la mala política cultural, han sido los factores que han obstruido la labor de este importante recinto, dicen los que están en este tema que hace falta una administración que se interese y demuestre su interés por la cultura.

La realidad percibida es que fue un recinto histórico poco conocido y que hoy día es dedicado a una tarea que no debe desaparecer, en donde la cultura se exprese en la memoria histórica de sus habitantes.


 Fuentes:

De Luna Álvarez, Ruth (2015) Entrevista.

Castrillón, Jairo (2000).

Moreno, Alejandro (2020).

Barba Vizcaíno, Paco (2023) Vecino, entrevista.


miércoles, 1 de noviembre de 2023

Día de Muertos en Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos

El Día de Muertos, que se festeja el 1 y 2 de noviembre, es una de las tradiciones mexicanas más significativas, donde los vivos se preparan para recibir a sus muertos y convivir con ellos. Estos son algunos puntos para entender esta festividad, considerada desde 2003 por la Unesco como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad.

Este 2023 y durante los últimos años, en el pueblo se viven distintas tradiciones de las cuales daremos cuenta en estas líneas para que perduren en el recuerdo de propios y extraños, locales y radicados en otras partes del mundo.

Aunque cada región mexicana tiene sus propias tradiciones, todas tienen rasgos en común. Una de las más importantes es la colocación de altares. En ellos no faltan los pétalos de cempasúchil (cempoalxúchitl), las velas y comida como el pan de muerto. Se pueden apreciar en edificios públicos y empresas, en pequeño porcentaje también son colocados por las familias en sus hogares.

Para los antiguos mexicanos, la muerte era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, es decir el reino de los muertos o inframundo y no tenía la connotación moral de la religión católica, en esta mezcla de fe los altares son colocados en este día con la firme creencia que las almas de los difuntos nos visitan en esta fecha para convivir con los vivos.

Los antiguos mexicanos creían que el destino del alma del muerto estaba determinado por el tipo de deceso que había tenido y su comportamiento en vida, muestra de reconocimiento se les colocan cosas y comida de la predilección en vida de la persona a la que se le dedica.

Muy esmerados son los tapetes con aserrín pintado colocados en la plaza principal por distintas instituciones educativas como CUNorte, Normal, Preparatoria de la U. de G., Cecytej, incluso escuelas secundarias que dedican tiempo y esfuerzo en plasmar imágenes, grecas y diseños atractivos para mostrarlos a los colotlenses y visitantes.

Las escuelas se esmeran en los eventos, algunos preescolares preparan a los niños para portar vestimentas acorde a la ocasión de Halloween (celebración del vecino país del norte que ha penetrado en la cultura local), algunos jardines de niños salen a pedir dulces, llegan hasta la Presidencia, los niños disfrutan la visita y los dulces que el personal les otorga.

Un desfile con multitud de asistentes con motivo del día de Halloween desborda el día 31 de octubre por la noche en las principales calles del pueblo, decenas de motociclistas y otros vehículos motorizados recorren las calles con tripulantes vestidos de monstruos, brujas y otros personajes terroríficos, lo lamentable es la apología del delito que utilizan muchas personas simulando llevar cadáveres por encima de sus vehículos.

Otro hecho, que sin juzgar, se ha apadrinado por la mezcla entre la celebración norteamericana y la mexicana; centenares de niños alentados por sus padres, piden tres días “el muerto” por las calles del pueblo, si bien tradicionalmente era solo pedir alrededor de su vivienda el día 2 de noviembre, hoy toman los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre para recorrer la ruta del Pastor a La Cantera y de Soyatitlán a Lomas de la Cruz, todos visitando las tiendas del centro de la población con distintos cantos aún tradicionales a la entrada de los locales para a fin de cuentas recibir un dulce, la fruta tradicional de los años pasados es rechazada, por lo mismo casi nadie la da.

Por diferentes lugares se colocan catrinas gigantes que pueden ser de distintos personajes, tipo alebrijes o aludiendo a temáticas como la wixarika (huichol) o propios de la talabartería y la gastronomía local. Van desde los dos metros de altura colocadas a la entrada de las instituciones públicas, hasta de ocho o diez metros de altura, como la que se coloca en la plaza principal por parte del gobierno municipal en turno.

Casa de la cultura y escuelas del municipio organizan eventos culturales en el marco del día de muertos que complementan a los altares, tapetes y catrinas, también presentan obras de teatro, grupos musicales y conferencias en el mismo sentido.

El aspecto religioso no se queda atrás, el día 1 de noviembre se organiza una procesión con niños vestidos de algún Santo, hay celebraciones especiales y el mero día 2 de noviembre no puede faltar la misa en el panteón “Guadalupe” con cientos de asistentes que desde temprana hora se dan cita para visitar a sus difuntos.

En el jardín “Hidalgo” frente al templo de San Luis Obispo vendedores de flores y coronas se instalan desde días antes para vender los presentes que serán llevados a los seres queridos en el marco de la celebración del día de muertos hasta el lugar donde descanzan sus restos.

Así, las tradiciones siguen latentes de generación en generación, con algunos cambios, adaptándose también a la modernidad de los tiempos vertiginosos y a la influencia externa que surge a partir de estar comunicados y en un mundo cada vez más globalizado.

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