jueves, 13 de octubre de 2022

Las Danzas de Colotlán

Las danzas que se presentan en cada fiesta religiosa de Colotlán, dan muestra de un presente y un pasado rico en cultura y tradición que sigue vigente hasta nuestros días, un atractivo más a las recurrentes peregrinaciones, al antes y después de una misa, así es como se viven nuestras tradiciones.

Antes del siglo XX, la danza era muy despreciada y no se incorporaba a los servicios cristianos, pero eso ha cambiado desde entonces. Muchos tipos diferentes de personas y culturas se expresan a través de la música o la danza, y las personas religiosas no son ajenos a esa tradición. Muchas religiones usan los bailes para representar ciertas creencias que pueden tener y en el caso del catolicismo colotlense no es la excepción.

El simbolismo juega un papel importante en la religión, y muchas religiones eligieron reflejar ese simbolismo a través de varias rutinas de baile y presentaciones, a menudo en las peregrinaciones o en los atrios de las iglesias, con una rica mezcla entre los danzares prehispánicos y las crencias religiosas posteriores. 

Por dar un ejemplo, la Danza San Lorenzo de Nicolás Saldaña, es una danza tradicional que data aproximadamente del año 1940, según comentan sus integrantes. Raúl Martínez Curiel y Pedro Moreno han sido encargados de organizar la danza de 24 personas desde hace muchos años y se suman a la celebración que se realiza en honor de San Lorenzo en Colotlán, Jalisco cada año para el 10 de agosto.

Desde hace más de 80 años que festeja al santo patrono, Raúl Martínez empezó a danzar desde que tenía 8 años y nunca ha fallado en esta muestra de devoción. También acuden a los festejos de las otras parroquias de esta población como San Nicolás, San Luis Obispo y la de la Virgen de Guadalupe, donde participan con su danzar.

Este festejo es muy antiguo, además de que reúne a danzas de diferentes municipios para sumarse a la fiesta en honor de San Lorenzo; cabe recordar que la llevada de la virgen del rosario a Santiago Tlaltelolco cada primer lunes de octubre, congrega a gran número de feligreses en una emotiva romería, para ello se instala un castillo de pólvora, cohetes, hay puestos de comida, juguetes y de todo tipo, lo que sirve también para unir a las familias.

Las celebraciones religiosas sirven además para rescatar y preservar parte de las costumbres de la zona y de los habitantes de la región, pues las tradiciones van pasando de generación en generación. Niños, jóvenes y adultos mayores conforman esta bonita danza y con su corazón y devoción se entregan al son del violín o los tambores para rendir honor a su santo "San Lorenzo Mártir".

Por su parte, existe también la Danza San Nicolás, a cargo de Martín Salazar de Luna, fue formada en junio de 2006 por gente adulta, jóvenes y niños que juntos decidieron elegir de santo patrón de la danza a San Nicolás Tolentino, pues es un santo muy reconocido, milagroso y venerado en Colotlán, más incluso que el santo patrono, dicho sea esto con todo respeto.

Es una danza muy reconocida en la región sur de Zacatecas y norte de Jalisco, acuden a fiestas patronales, peregrinaciones y eventos religiosos de varios puntos aledaños, “hemos tenido la oportunidad de estar presentes por medio de invitaciones que nos hacen en prácticamente todos los lugares cercanos” comenta Miguel Valenzuela, secretario de esta danza.

“Durante 16 años esta danza se ha formado por mujeres y hombres llevando y rescatando nuestras tradiciones, dedicación, devoción y pasión; todo en una sola actividad de danzar en forma de agradecimiento, forma más bonita de alabar y bendecir a nuestro señor Jesucristo” agregó.

Uno de los más prolíferos danzantes fue el señor Damián Lares Meza, quien nació en el rancho de San Diego, municipio de Colotlán, Jalisco el 12 de abril de 1931, hijo de Ramón Lares Rojas y María Esperanza Meza Ávila, uno de los más fervientes danzantes que cada año se daba cita al atrio de San Nicolás para hacer su danza, vivió su infancia en la barranca de San Diego, posteriormente en los Vallecitos, hasta que se establecieron en la zona centro de Colotlán.

Comenzó a bailar en las danzas de Colotlán a los 14 años junto con sus hermanos, ellos murieron jóvenes por lo que él fue quien continuó con el legado que comenzó su papá y sus tíos, quienes fueron de los primeros que integraron las danzas a principios del siglo XX o quizá desde antes del año 1900.

Comentaba que cuando eran chicos iban a bailar a diferentes ranchos y se quedaban a dormir en las comunidades y una señora llamada María, quien era la dueña de la danza, los levantaba con un chicote y así posteriormente se conoció la danza como la danza de “María Chicotes”.

Su gusto por la danza comenzó por su abuelo paterno Santiago Lares, quien a su vez comenzó a bailar junto con sus hijos: Elías, Manuel, José, Salvador y Ramón (su padre), cuando su abuelo ya presentaba problemas para poder bailar le dijo que él le siguiera bailando al señor San Nicolás hasta que sus posibilidades físicas se lo permitieran y así lo hizo año con año hasta cumplir los 90 años de edad.

En 2021 sus posibilidades físicas no le permitieron bailarle más a San Nicolás en su iglesia, pero el santo lo visitó junto como la danza de el señor Salvador Pinedo para acompañarlo a bailar a San Nicolás en su propio domicilio, esa sería la última vez que le bailó al santo.

También platicaba que para cada 10 de septiembre los danzantes se iban a dormir a la casa de Doña María y en una ocasión un danzante al que apodaban “La Muerte” llevó un plato con brazas y le puso chiles encima, levantando a todos los danzantes con aquella "picosa" sensación en la naríz y garganta, a lo que doña María lo “corretió” con el chicote por varias azoteas aledañas para darle de chicotazos. 

Fue de oficio ladrillero, también trabajó en una tenería, don Damián pasaba largas temporadas en Estados Unidos y siempre antes de irse decía: "Voy a ir, pero para el 10 de septiembre tengo que estar aquí en Colotlán". Este fervorozo danzante falleció el 27 de Junio de 2022 a los 91 años.




sábado, 8 de octubre de 2022

Ex Hacienda del Hepazote, Colotlán, Jalisco

Por: José Alonso Serrano Campos
Los tesoros naturales y arquitectónicos que tiene Colotlán en sus comunidades han estado presentes, aunque a lo largo de los años también han sido desapercibidos para las autoridades y sus propietarios, desafortunadamente varios han sido destruidos y sustituidos por construcciones modernas o simplemente han dejado este plano por el implacable paso del tiempo.

En particular tuve el honor de poner en el mapa de los atractivos turísticos en mi paso por la oficina de Comunicación Social de Colotlán a dos sitios, hoy característicos del municipio, ubicados en la comunidad del Hepazote, casi en los límites con el municipio vecino de Monte Escobedo; se tratan de la Cascada de San Pedro y de la Ex Hacienda del Hepazote. Si bien eran muy bien identificados por la gente de esa comunidad, para el pueblo y otras partes de la región era algo completamente desconocido, siendo que se encuentran cerca uno de otro y a escasos 20 kilómetros de la cabecera municipal.

Hoy es escenario de hermosas imágenes distintivas que la gente sube en sus redes sociales, ambos lugares sirven como marco para los turistas, excursionistas, aventureros y paseantes que disfrutan del lugar, aunque prácticamente siga en el abandono. Esto no por mucho tiempo, pues existen proyectos que seguramente generarán un gran impacto positivo en lo turístico, económico y de conservación de esa zona, al igual que el apoyo que puede aportar el gobierno en sus tres niveles. Pero antes, un poco de historia:

La primera casa de la Hacienda del Hepazote fue construida a principios del año de 1770 y permaneció siendo la finca principal de la Hacienda durante 150 años, hasta que en 1850 se edificó la actual Casa Grande. 

De aquella antigua primera casa de la hacienda de 1770 sólo quedan tapias y algunas paredes de cantera, era propiedad de Don Juan Quiñones hace aproximadamente 200 años, de los restos algunos permanecen a medio levantar y otras ya están caídas por completo, pero aún es posible apreciar todo lo que fue en ese tiempo.

Posteriormente la hacienda pasó a manos de Don Gonzalo Ledezma Liso, para después ser el propietario Don Eusebio Barragán. En una placa a lo alto de la portada, se cuenta con una placa colocada con la fecha: "enero de 1885" y en varias columnas se conserva marcado el "fierro" de herrar de Don Eusebio ("EB") como muestra de la hegemonía de ganado de fina estampa que en su tiempo proliferó.

La actual Casa Grande tiene un portal con arcos de cantera al frente y corredores por los cuatro lados de adentro. La finca tiene además tres trojes de cantera sin techo, de 5 metros de ancho por 25 de fondo; tenía también un silo en forma de cono como los que hay en Santa Mónica y Tacoaleche, en el municipio de Guadalupe, Zacatecas, pero ese cono se cayó completamente.

Los techos de la casa eran de terrado, y se derrumbó la mayoría de ellos. Hace aproximadamente 28 años, todo el portal y 18 cuartos fueron techados de bóveda, pero todavía faltan por techar los 4 corredores interiores.

A un costado de la arquería que se encuentra a la entrada, se puede apreciar tres largas habitaciones, una de ellas con una característica estrella en la parte alta de su fachada, ahí era un bodegón grande donde se picaba pastura para los animales y más antes se decía era la tienda de raya; a un costado, la siguiente habitación tiene señas de haber sido iglesia, pobladores cuentan que ahí se dispuso la virgen que veneran en el rancho, cuya imagen fue regalada por unas personas de Zacatecas, antes de su ubicación actual estaba en ese espacio junto a la hacienda.

En el patio hay un pozo de lazo, cuya característica era que todo el año tenía agua, actualmente se ha visto secar en algunos meses, sin embargo, las personas que promueven su conservación apuestan por perforar un pozo profundo que pueda abastecer a todo el complejo de la hacienda.

En 1912 Don Eusebio Abandonó la Hacienda, la cual permaneció sola durante todo el período de la Revolución y la Guerra Cristera, hasta que en 1929 el Gobierno del Estado de Jalisco la embargó a causa de que las contribuciones fiscales no fueron pagadas desde 1910 hasta 1929. Fue rematada por el Gobierno y fue adquirida por la Srita. Antonia Macías Romero, Alberto Macías Romero, Felipe Macías Romero y el Sr. Gustavo Sánchez, todos originarios de Colotlán, Jal.

A cada uno de ellos le correspondía ¼  de la Hacienda, y en 1949 la Srita. Macías compró a los otros tres copropietarios sus respectivas partes de la propiedad, para quedar como dueña única de toda la Hacienda. El Sr. Protacio Macías Romero, ese mismo año le compró a la Srita. Macías varios predios de la misma: 223 hectáreas para su hijo Federico Macías Castro, otras 223 para su hijo Luis Humberto Macías Castro y otras 223 para su hijo Nicolás Macías Castro.

Después de esto, compró 700 hectáreas para su hija María de Jesús Macías Castro, 650 para su hija Clotilde Macías Castro, 700 para él mismo, y finalmente compró el casco de la Hacienda para sus cinco hijos anteriormente mencionados. El casco de la Hacienda lo componen 33 hectáreas, y ellas Don Protacio compró 25, donde se encuentra ubicada la Casa Grande; las otras 8 hectáreas restantes las compró el Sr. Ubaldo Macías Rodríguez. Todas las compras fueron hechas a la Srita. Macías Romero.

En la hacienda quedó inconclusa una escalera de caracol, solamente se aprecia aventajado como un fuerte de vigilancia o quizá como acceso a lo alto de un granero. En un cono que había enfrente de los portales era un granero, de dimensiones grandes, de adobe, forrado de piedra con mezcla para que siempre estuviera fresco, arriba una ventana para terminar de llenar el granero con maíz para que no se echara a perder, de este ya no queda rastro.
Foto: Víctor Edú vía Twitter.

Años después, esas últimas 8 hectáreas antes mencionadas fueron compradas por el Sr. Luis Humberto Macías Castro al Sr. Ubaldo Macías Rodríguez. A final de cuentas, la familia Macías Castro cuenta con la cantidad de 2,752 (dos mil setecientas cincuenta y dos) hectáreas, 702 son de llano y siembra y 2,050 de barranca y bosque, con una abundante flora y fauna.

Los hombres mayores, así como en su tiempo los abuelos, contaban que la canción del barzón quedaba perfecta para describir a los trabajadores de la hacienda, pues no les dejaban nada del producto, recuerdan a don Rafael Arguelles, un hombre duro y cabal de Monte Escobedo que administraba la hacienda en tiempos de la señorita Antonia Macías.

Esta hacienda además de su producción agrícola y ganadera, tenía una fábrica de jabón, cuyo producto era comercializado en distintos lugares de México como Aguascalientes y Zacatecas, una vez entrada en vigor la Reforma Agraria, al ejido del Hepazote le repartieron 500 hectáreas de agrícola, mas 800 de agostadero y ese fue el inicio para 24 ejidatarios de lo que le quitaron a la hacienda, conservando aún terreno cerril de muchas hectáreas.

En el predio hay dos arroyos, uno por el lado oriente y otro por el poniente del mismo, y hacia el sur corre el río Colotlán – Tlaltenango, siendo tanto los arroyos como el ½ de agua de por medio. La fauna que se encuentra en la parte de barranca de la propiedad consiste principalmente en venado cola blanca, tejón, guajolote, coyote; hay también, aunque en menor medida pumas y lobos, casi ya no se ven pero sí hay, lo mismo que águilas.

A tan solo unos metros hacia el sureste de la Hacienda se encuentra la cascada de San Pedro, una imponente caida de agua que en tiempo de lluvias refleja su hermoso esplendor de más de 300 metros de altura, se llega por arriba y solo los más arriesgados han logrado descender a la cañada donde se aprecia otro ecosistema que contrasta con la parte alta de la misma orografía.

Sus actuales propietarios comentan que tienen la intención de perforar un pozo que abastezca todo lo necesario para concretar un hotel con jardines, baños para caballos y todas las amenidades necesarias para recibir a turistas que gusten de la naturaleza y de este espacio rico en historia.

Fotos: Banco de imágenes del Gobierno Municipal de Colotlán.

domingo, 2 de octubre de 2022

LA VIRGEN DEL ROSARIO EN SANTIAGO TLALTELOLCO

 HISTORIA DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE TALPA EN SANTIAGO TLALTELOLCO


Al norte del Estado de Jalisco, en el Municipio de Colotlán, hay una pequeña comunidad que era habitada principalmente por chichimecas: Santiago Tlaltelolco, comunidad fundada alrededor de 1546 con el permiso del virrey Luis de Velasco, quien envió al lugar 400 familias tlaxcaltecas con el fin de que poblaran el lugar y ayudaran a pacificar y conquistar a los indómitos chichimecas de Colotlán y sus alrededores, en honor a estas familias se nombró el lugar: Santiago Tlaltelolco.

El 15 de mayo de 1799 este lugar fue testigo de un gran milagro y se contó así:

Ese día no era como cualquier otro, parecía más claro, corría la suave brisa, había algo diferente, porque ese día la Santísima Virgen del Rosario de Talpa extendió su manto protector hasta esa comunidad.

Se cuenta que una mujer indígena, de falda larga y reboso, entró al pueblo por la calle principal. Nadie la conocía. Llevaba un bulto entre sus brazos, cubierto con una manta. Lo abrazaba con mucho celo, hasta parecía desconfiada, sobreprotectora y a la vez orgullosa de ser portadora de ese regalo.

Un poco tímida preguntó a una señora que pasaba: Sabe usted, buena mujer ¿dónde puedo encontrar a las autoridades de este pueblo?

La señora se dio cuenta que esa mujer no era de por allí e intrigada por su amabilidad contesto:

–El señor fiscal, don Eusebio Luciano, vive a un lado de la capilla.

La indígena, que parecía que llevaba prisa, llegó a la casa del fiscal. Llamó a la puerta, y al ser atendida por un caballero, preguntó:

– ¿Es usted la autoridad del pueblo?

– No señora, yo soy el fiscal. Don Esteban Vázquez es el gobernador. En total somos cinco los que conformamos el gobierno. - El hombre contestó.

La mujer rogó al fiscal que reuniera al gobernador, a las demás autoridades y a todo el pueblo, pues ella traía algo muy importante para ellos, algo muy hermoso.

El fiscal Eusebio le preguntó: – Pues, ¿qué es eso tan importante mujer?

–No puedo decírselo. Mi misión es dárselo al pueblo, en presencia de sus autoridades. – Respondió la mujer.

Don Eusebio de momento dudó, pero había algo en ella que le inspiró confianza y, dirigiéndose a uno de sus peones, le dijo: – ¡Jacinto! avísale a don Esteban, a don Mariano, a Esteban Robles y a don Juan Tomás que vengan lo más pronto posible. Diles que nos llegó una visita muy importante, que nos quiere decir algo. De allí te vas con don Máximo, y le dices que digo yo que toque las campanas para todo el pueblo se reúna aquí, en mi casa.

El peón salió a cumplir la orden de su patrón, mientras la mujer era atendida por don Eusebio.

Intrigado el fiscal se preguntaba qué sería lo que traía esa mujer en ese bulto, por qué lo ocultaba y por qué no lo soltaba en ningún momento.

Las autoridades llegaron una a una al tiempo que las campanas comenzaron a repicar. Cuando hubo silencio, el fiscal hizo las debidas presentaciones. La mujer actuó como si fuera un representante diplomático, una embajadora, con mucho aplomo.


Una vez que todos estaban reunidos, la mujer habló así:

–Caballeros, disculpen mi atrevimiento, lo único que me trae a este pueblo es la misión de entregarles este regalo. –En ese instante la señora descubrió el bulto y continuó diciendo: – Es la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Talpa.

El pueblo y autoridades cayeron de rodillas, por el asombro, el respeto y la fe. Versos y alabados se escucharon por un largo rato.

Cuando la gente guardó silencio, la mujer indígena siguió diciendo: – Espero que desde hoy le tengan ferviente devoción y gran veneración, que ella les recompensará colmándoles de grandes bendiciones. Los cuidará a ustedes y a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Les bendecirá en sus trabajos. Deberán de ponerla en un sitio digno en el templo, en un lugar especial.

El señor gobernador ordenó que todo el pueblo acompañara a “La Chaparrita” hasta el templo.

Los danzantes encabezaban la procesión. Las autoridades escoltaban a la Santísima Virgen mientras el pueblo rezaba el santo rosario. Llegaron al atrio después de dar la vuelta a la manzana. Allí en el templo de Santo Santiago le dieron la bienvenida con versos y algunos regalos.

– Bendito sea el día, bendita la hora en que tú has llegado, bendita señora – declamó un niño.

Los jóvenes también participaron: –Bienvenida seas a esta tu casa. Bendice y protege la juventud que hoy te recibe llena de esperanza y te pide siempre bienestar y salud.

Un gozoso matrimonio la alababa cantando:

– ¡Oh! dulce patrona, ¡oh! dulce María, las familias gozan al verte llegar. Mantenlas unidas y siempre devotas, que el Rosario juntas aprendan orar. – Una vejez digna, con paz y armonía, pedimos nosotros, ¡oh!, Señora mía. Hoy te recibimos llenos de alegría y a Dios damos gracias, ¡oh!, Virgen María – Un anciano imploraba.

El maestro agradecía: – ¡Ah!, qué gran regalo nos mandó el Señor. Hoy la celebramos con mucho fervor.

Fue tanta la emoción que todos se olvidaron de la indígena. Cuando fueron a buscarla, para expresarle su agradecimiento, ya se había marchado. No supieron su nombre ni de donde había llegado.

Santiago Tlaltelolco ha seguido fielmente este mandamiento. Año con año, durante el primer lunes de octubre festejan la romería o como ellos la llaman: “La Llevada de la Virgen”. En la mañana se lleva a la virgen en procesión, durante el día el pueblo hace un día de campo con actividades deportivas, y por la noche, su tradicional castillo y baile.

Esta es la feliz suerte, tan dichosa que Dios nos tenía preparado, para que en todo tiempo conste y se dé a conocer de cómo fue la llegada de la Santísima Virgen, no fue hecha, ni mandada hacer a ningún escultor, si no que fue como aparecida. Queda que esta noticia sirva de conducto y guía a todos los fieles cristianos, de generación en generación para que busquen fervorosos su remedio en la protección de María Santísima del Rosario de Talpa.


HISTORIA DE LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

 Foto: Baudelio Iturriaga Montoya
La historia de esta romería surge alrededor de 1889 a 100 años aproximadamente de la aparición de la virgen, ya que hubo una gran necesidad de llevar la virgen a Colotlán.

Se cuenta que, sucedido una gran sequía, de dos a tres años, en Santiago y Colotlán. la gente no sabía ya qué hacer, porque no podían hacer sus siembras, todo se estaba acabando y sus animales no tenían alimento, y fue tan grande la necesidad, que decidieron llevarla a Colotlán. En un gran acto de fe, y entre todos reunidos, pedirle que lloviera y hubiera agua para sus campos; celebraban misas, hacían oraciones, rosarios y fiestas, para que les cumpliera sus peticiones, al fin cumplidos sus ruegos, decidieron regresarla en una gran procesión a Santiago Tlaltelolco.

Tapete a la entrada
Así es como comenzó esta gran romería; se quedó que cada año, cuatro meses se iba a quedar en Colotlán; para estar presente en las fiestas patronales; el segundo domingo de junio, la gente de Santiago la iban a llevar a Colotlán, en donde la reciben con misa y danzas. En tiempos de la guerra cristera el padre se vestía de campesino, él y más personas la llevaban y la regresaban oculta en quiliguas, como si fuera ropa.

Después con los años, cuando hubo coches, este era el medio en el que la trasportaban; con el paso del tiempo se hizo la procesión y empezaron a llevarla en una base de madera amarrada con sogas, la gente alrededor de ella con velas y serpentinas, rezándole y cantándole.

Todavía en finales de los años 50 eran pocas las personas que acompañaban la procesión, poco a poco fue incrementándose la romería, consolidándose esta tradición a partir de los años 70 hasta nuestros días, tradición que sigue aumentando cada año con más asistentes.

Foto: Gobierno Municipal
En la actualidad con la imagen auténtica se celebra un novenario y una fiesta de despedida en honor a la virgen en la capilla de San Lorenzo. El primer lunes de octubre de cada año, la Virgen del Rosario sale en romería a la comunidad de Santiago Tlatelolco. partiendo de la misma capilla de San Lorenzo en Colotlán, primeramente, es vestida con su atuendo nuevo, le cantan las mañanitas antes de ser llevada y a las seis de la mañana sale acompañada de sus fieles seguidores, con danzas y música; se hacen varios descansos, donde la gente la espera para ponerla en un altar provisional, y así continuar con su recorrido; en Santiago es recibida con gran júbilo, muchos cohetes y una misa para conmemorar su llegada. 

Durante el día se pueden apreciar varios torneos deportivos, de béisbol y basquetbol principalmente; los asistentes conviven con su familia, consumen todo tipo de comidas y bebidas locales, aprovechan la oportunidad para comprar productos en los puestos colocados en las calles de la comunidad solo para esta fecha. Una vez finalizado el rito religioso, que se desarrolla en el atrio y al interior del templo de Santiago Tlatelolco, se hace la quema de los juegos pirotécnicos, un baile tradicional y la verbena popular.

La romería a Nuestra Señora del Rosario es un acto eminentemente de carácter popular y religioso, único en toda la región norte del estado de Jalisco, tradición de este encuentro de la comunidad con su patrona, la Virgen del Rosario. Ahora esta riqueza cultural se busca rescatar y resaltar, teniendo como objetivo fundamental el recuperar todo este patrimonio y la búsqueda de nuestra identidad como pueblo.


Fuentes:

* Lic. María de Jesús Sandoval Huizar, Datos tomados de archivos de la iglesia.

* El Talpense. (2017). El milagro en Santiago Tlaltelolco. Historia escrita por Daniel Argil y transcrita en esta publicación.

* González Carrillo Felicitas. (2016). Historia de la Romería, Colotlán Jalisco.

* Entrevista a personas originarias de Santiago Tlaltelolco, en el año 2016:

Don Cipriano Pérez.

Sra. Juana Gata Ramos.

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