lunes, 21 de marzo de 2022

El Lienzo de Tlaxcala donde aparece Colotlán

 El Lienzo de Tlaxcala es el códice que plasma la historia del último periodo de los mexicas, uno de los documentos más fidedignos de la Conquista donde aparece una representación de la conquista colotlense.


Descripción: Llegada de Antonio de Mendoza y un ejército de tlaxcaltecas para consumar la conquista del señorío de Colotlán.

Fuente: Versión digitalizada del Lienzo de Tlaxcala (Códice prehispánico de México) de 1773.

Autor Manuel de Ylláñez

El Lienzo de Tlaxcala es la constancia de la alianza táctica entre los españoles y tlaxcaltecas durante la Conquista. Se realizó a mediados del siglo XVI a solicitud del cabildo de Tlaxcala.

Las versiones oficiales destacan que se hicieron tres copias: una para el cabildo, otra que se enviaría al rey Carlos I en España y la tercera para el virrey de la Ciudad de México.

Todas se perdieron, pero se preservó una reproducción del lienzo hecha por Manuel de Ylláñez en 1773 y que resguarda la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

A diferencia de los registros de Hernán Cortés en los que solo se plasmaba su versión, y a él como protagonista, este lienzo cuenta los sucesos de quienes participaron y fueron testigos de esta época de la historia de México.

¿Qué representa el Lienzo de Tlaxcala?

En el lienzo se ven escenas del acuerdo entre tlaxcaltecas y españoles con ayuda de la Malinche. El Lienzo representa en diversos códices e imágenes la participación conjunta de españoles y tlaxcaltecas, para la caída del imperio mexica que resultó en la Conquista.

Hay que recalcar que este acuerdo bélico tuvo lugar después de siglos de enfrentamientos entre los mexicas y habitantes tanto de Tlaxcala como de otros pueblos, quienes más de una vez fueron víctimas de sus prácticas de invasión y sacrificios.

El lienzo retrata cuatro cabeceras con los palacios e insignias de los tlaxcaltecas, mientras que en el centro se representa un cerro que resguarda una iglesia con una Virgen María en la fachada. En esta imagen destaca el escudo de la Casa de Habsburgo, y las figuras de gobernantes españoles que siguieron a Hernán Cortés.

Además de 80 escenas que grafican los conquistadores, en ellas aparecen La Malinche, el pacto con Tlaxcala, la matanza del Templo Mayor, hasta la caída de Cuauhtémoc y en la gráfica 70 la conquista de Colotlán por Antonio de Mendoza a mediados del siglo XVI, donde se representa la derrota de los grupos indígenes locales por parte de los españoles con ayuda de los tlaxcaltecas. Es el único documento en el que se combinan tanto elementos prehispánicos como españoles.




sábado, 12 de marzo de 2022

¿Manuel Martínez Valadez, le suena?

 



Nació en Arandas, Jalisco, el 10 de noviembre de 1881. Fueron sus padres la señora Matilde Valadez y el abogado Francisco Martínez Barba.

Sus primeros estudios los hizo en su pueblo natal, a cargo de su culto padre. Pero debido a su naturaleza rebelde, le era casi imposible someterse a la disciplina escolar. Por un tiempo estuvo en el Seminario de Guadalajara, pero luego regresó a su casa, ahí su padre le enseñó lenguaje y literatura castellana, filosofía escolástica y otras disciplinas.

En 1908 se trasladó a Guadalajara para matricularse en el Liceo de Varones del Estado de Jalisco, donde participó en los grupos estudiantiles y muy particularmente en el Centro Bohemio. En 1913 ingresó a la Escuela Libre de Derecho, pero al año siguiente suspendió sus estudios para ir a participar en la defensa del Puerto de Veracruz, invadido por Estados Unidos.

En el semanario El Oriente publicó algunos poemas, luego colaboró en las publicaciones Etcétera, Blusa Roja y El Occidente. Sus artículos los firmaba con el seudónimo de Chencho Pitarrillas en recuerdo de un popular personaje de su pueblo natal.

En 1914, 1917 y 1928 montó varias exposiciones de su obra pictórica y algunas de sus obras aún existen en el Museo del Estado de Jalisco.

En 1921 fue electo diputado al Congreso del Estado de Jalisco por el distrito de Arandas. También fue profesor de la Escuela Preparatoria de Jalisco y de la Escuela Normal de Jalisco, militante de la Unión de Educadores Jaliscienses y colaborador en la serie de libros “Acción”.

Del 23 de marzo de 1922 a noviembre de 1923 fue jefe del Departamento de Educación Preparatoria y Profesional del Gobierno del Estado de Jalisco.

De 1927 a 1933 fue director de Educación Primaria y Especial del Estado de Jalisco, donde prestó gran apoyo a los profesores jóvenes.

Sus obras publicadas fueron: Visiones de provincia (1918); Los nuevos poetas jaliscienses (1922); Alma solariega (1923); Visiones de provincia y alma solariega (1923); En un cielo sin mancha. Como el mundo cristiano celebra la pasión (1923); ¿Existe una literatura mexicana moderna? (1925). Y se editaron en forma póstuma: Del villorrio quieto. Antología Poética (1943); María de los ojos negros. Ahora tenemos un espectáculo (1945) y sus Obras completas, que editó la Universidad de Guadalajara en 1975.

Fue electo diputado al Congreso de la Unión para el periodo 1934-1937. Pero no pudo concluir sus labores legislativas al perpetrarse una trifulca en el recinto de la Cámara de Diputados de la capital del país el 11 de septiembre de 1935, hecho en el que una bala perdida lo alcanzó, hiriéndolo mortalmente.

Una calle de su ciudad natal lleva su nombre y la escuela de niñas de Colotlán de 1939 también lo llevó.

El interregno universitario, 1861 - 1925


domingo, 6 de marzo de 2022

Basilio Terán, gran benefactor de Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos
Pocos sacerdotes se han involucrado tanto en la vida social de nuestro pueblo y al mismo tiempo hayan sido retribuidos con el cariño y reconocimiento de su feligresía, como lo fue Basilio Terán Martínez, un hombre cuyo nombre lleva la calle céntrica del pueblo que conduce al templo de San Nicolás. 
 

Fue un presbítero que enfocó sus recursos personales y materiales a la construcción de edificios que albergaron servicios religiosos, educativos y de Salud. Sin embargo, con el paso de los años, sus obras y legado se han ido evaporando en el olvido. En mi deseo de recuperar su valioso trabajo, rendido por aproximadamente 42 años, aquí se evoca en algo a su memoria.
José Basilio Terán Martínez nació en la capital de Aguascalientes el 14 de abril de 1823 en el seno de una familia humilde y trabajadora, hijo legítimo de Don Julian Terán Ortega y la señora María Josefa Martínez Sotomayor y Salado, dice su fe de bautizo que de origen español, recibió el agua bendita el día 20 de abril de 1823, a tan solo seis días después de nacido, en la Parroquia del pueblo de San Marcos, ciudad de Aguascalientes.
En breve su servicio a la iglesia se vio reflejado en su intención por ingresar al Seminario de Guadalajara a finales de los años 30, una vez ordenado comenzó con sus tareas en algunos lugares no determinados por la historia y cabe destacar que provenía de la Diócesis de Guadalajara, no como actualmente sucede que llegan los sacerdotes desde la capital zacatecana pues a partir de 1864 fue que se erigió la Diócesis de Zacatecas y el padre Terán incorporó a Colotlán a la nueva Diócesis.
Su mayor encomienda comenzó a los 25 años de vida, el día 5 de noviembre de 1848 bautizó con licencia del Párroco a la primera niña de su comisión en la Parroquia de San Luis Obispo, llegó designado para apoyar en las tareas de la Iglesia de Colotlán como vicario, hasta ese entonces encabezada por el notable cura Don Fernando Sánchez y posteriormente por Don Andrés López de Nava.
Mientras que la actividad del padre Terán se apreciaba modesta y bien ejecutada en la logística, administración y dirección de las obras encomendadas, la mano del señor cura Andrés López de Nava, se hizo evidente en la recolección de limosnas, donaciones y sobre todo en la oportuna venta de todas aquellas propiedades pertenecientes al antiguo convento franciscano y de las cofradías que habían sido disueltas hacia 1848 y que seguían en posesión de la iglesia, con el fin de poder terminar el templo principal.
A mediados de 1850 fue el tiempo que marcó un parteaguas en su difícil encomienda, apareció el terrible Cólera Morbus que ya había azotado al pueblo años atrás, aunque esta vez con menor intensidad fue motivo de la pérdida de su señor padre, entre muchas más personas del pueblo. Se dedicó a atender a los enfermos, a darles auxilio espiritual sin temor de contraer él mismo la enfermedad, logró superar el sufrimiento de decenas de familias siendo testigo de cómo niños, mujeres y hombres perdían la batalla contra los bruscos síntomas de diarrea acuosa, náuseas, vómito y deshidratación que provocaba la enfermedad bacteriana, agravada porque la población carecía en aquel entonces de atención médica y tratamientos apropiados.
Primera firma de Terán en 1848, libro de bautismos.
El padre Terán era un hombre joven, lleno de dinamismo y empuje, con carácter bondadoso y sobre todo determinante; desde su arribo a Colotlán sirvió como vicario de la iglesia hasta el 7 de marzo de 1859, cuando formalmente tomó el cargo y quedó al frente de la Parroquia, con una iglesia del santo patrono San Luis Obispo a medio construir, se la habían comenzado hacía unos ochenta años atrás y era fecha que todavía no se podía terminar, hoy vemos aún la torre del campanario sin concluir.
Durante el movimiento liberal de la Reforma quedó evidenciado su carisma y calidad humana, el día 1 de agosto de 1861 las tropas de Manuel Lozada (en documentos de la historia del pueblo se mencionan como "las chusmas Lozadeñas) al mando de D. Carlos Rivas, derrotaron a los locales en el rancho del Salitre, todas las familias hulleron a los cerros en medio de una lluvia que solo por momentos calmaba; robaron tiendas, tiraron a la calle el azúcar, dulce, sal y todos los abarrotes dejando las tiendas limpias, luego las casas; quemaron los archivos, estaban las calles entapisadas de papeles y se llevaron mucho ganado y bestias caballares, no contentos con esto querían incendiar al pueblo y por súplicas del padre Terán no lo hicieron.
En su casa, el padre Terán plantó muchas moreras para promover el cultivo del gusano de seda. El dinámico padre Terán comenzó a hacer mejoras materiales en el pueblo y a acelerar la construcción del templo, el cual estuvo concluido en 1862, faltaba la parte alta del campanario, le tocó la encomienda al padre Francisco Javier Reveles, quien la concluyó en el año de 1905, con una gran escalinata y el espacio para el reloj monumental francés que adorna la iglesia y los espacios para el campanario.
Firmó los libros de nacimientos, matrimonios y defunciones desde 1851 hasta 1890 como Párroco.

Organizó concurridas procesiones llevando a cuestas a Jesús Crucificado, a San Nicolás Tolentino y a la santísima Virgen de los Dolores. El 8 de septiembre de 1862 a las diez del día, se bendijo la Parroquia por el Sr. Pbro. D. Basilio Terán, quien concluyó a cuenta de muchos sacrificios los cimientos de este templo iniciado por el año de 1601, con el diseño del Arquitecto D. J. Ma. Martínez.


El Padre Terán edificó un espacio de suma importancia para la época, se trata de una casona amplia a un costado de la Iglesia de San Luis Obispo, sobre la calle Hidalgo, cuya finalidad era formar el seminario religioso, llegó a ser el Colegio Terán, la Academia Juana de Arco a principios del siglo XX, y la Escuela Superior para Niñas "Manuel Martínez Valadez" en 1939, al tiempo también sirvió como salón de eventos. Dedicado a impartir conocimientos, sirvió de recinto cuando llegó la Escuela Normal Experimental, después la Preparatoria Regional y actualmente alberga la “Casa Hidalgo” del CUNorte (U. de G.)
“Academia Juana de Arco” alumnos de 1948 en el mismo espacio que hoy es Casa Hidalgo.


Quizá por ese sentimiento de pandemia por el cólera que le hizo perder a parte de su familia, fue que se involucró y crucialmente intervino en la construccción del Hospital "Colotlán", edificio que actualmente alberga al Colegio "Jalisco", de gran extención en la esquina de las calles Juarez y Centenario. Fue pieza fundamental para lo que sería posteriormente, cede de uno de los cuarteles en que estaba dividido el pueblo.

En 1908, el Santo Mártir Señor Cura de Colotlán, Diócesis de Zacatecas, Don Mateo Correa, suplicó al Señor Don Eugenio Oláez sucesor del Padre Don Pablo de Anda Padilla, Fundador de la Congregación de Hijas Mínimas de María Inmaculada, que le facilitara Hermanas para fundar en su parroquia un hospital y un colegio. Accedió el P. Oláez a su petición, y le envió el personal que pedía, así llegaron las Hijas Mínimas de María Inmaculada a Colotlán.
La fundación del colegio y el hospital fue de grata memoria: el pueblo salió a recibirlas a orillas de la ciudad, acompañándolas a sus respectivas residencias. Les mostraban gran reverencia y cariño y les hacían  mil festejos y no querían apartarse de su lado. Como la mayoría de los habitantes eran piadosos, las Hermanas tuvieron amplio campo en donde trabajar para la gloria de Dios y bien de las personas. El edificio destinado para el colegio, en un principio, estaba en el atrio del templo de San Nicolás, así como también la casa habitación de las hermanas.
La historia coloca al padre Basilio Terán como el siguiente líder moral de la comunidad, sucediendo a Marcos Escobedo, quien fungió su liderazgo en Colotlán desde finales del siglo XVIII hasta su muerte en 1833, llegando Terán en 1849 como promotor religioso y cultural de los colotlenses por más de 40 años.
Al poco tiempo de su partida y hasta nuestros días, en su honor fue nombrada la calle que conecta los dos templos del centro de la población, vía que corre de la calle Nicolás Bravo a Hidalgo, la calle paralela a estas es Marcos Escobedo,cuya desembocadura es justo en esa vía.
El Señor Cura Don Basilio Terán, a los 65 años de edad falleció, el día domingo 30 de noviembre de 1890, a la una y media de la tarde, en su querido Colotlán; las causas de su muerte quedaron determinadas en su acta de defunción como Peritonitis, que desencadenó en su deceso. Su cuerpo se sepultó en el Cementerio de San Nicolás, desafortunadamente en la actualidad no se conoce el sitio exacto, pues pudo haber sido al interior del templo o quizá en el atrio junto a las tumbas que aún se preservan frente a la iglesia.

Familia Terán

Foto donde aparece el presbítero Basilio Terán Martínez - Cortesía de la familia Vega.
En Colotlán, el padre Basilio Terán Martínez obviamente por su célibe labor sacerdotal no tuvo decendencia, sin embargo, trajo consigo a sus padres y algunos hermanos que radicaron en el municipio, hubo registro de ellos en la cabecera y las comunidades de Dolores, Zapote y Casallanta.

Su señor padre, Don Julián Terán Ortega, murió en el marco de una fuerte epidemia de Cólera que azotó a la población de Colotlán en el año de 1850, dejó de existir el día 4 de Julio, a los 77 años de edad, su cuerpo fue depositado en el Campo Santo de Colotlán. Dice su acta que dejó viuda a su esposa María Josefa Martínez Sotomayor y Salado, queda pendiente localizar el acta de defunción de ella.

De los hermanos del sacerdote, se conoce a Encarnación, nació en 1805 aproximadamente, María León que nació en 1810 y murió en 1840 en la capital de Aguascalientes; Norberta de la Trinidad nacida en 1812, Ma. Guadalupe nació en 1813; Andrea nació en Aguascalientes en el año 1822 y fue sepultada el 13 de junio de 1852 en el Campo Santo parroquial de Colotlán a los 30 años de edad, soltera, murió de fiebre; otros hermanos que se tiene conocimiento fueron Canuto, Petra y Gorgonio.

Encarnación Terán se casó en Aguascalientes con José Antonio Guerrero el 4 de marzo de 1841.

Petra Rafaela Terán nació el 25 de octubre de 1818 en Aguascalientes, se unió en matrimonio con Don Pedro de la Rosa el 1 de agosto de 1836 en la iglesia de la Asunción de María en Aguascalientes y murió a los 82 años de edad en Colotlán, dejando viudo a Don Pedro el día 20 de noviembre de 1900. Su cuerpo fue depositado en el panteón Guadalupe del municipio de Colotlán, se desconoce si tuvo hijos.

Gorgonio Terán (también hermano de Basilio) nació en Aguascalientes en 1829, se casó en Colotlán el 13 de junio de 1871 con Paula Medina Mayorga y vivieron en el rancho del Zapote, tuvieron un hijo de nombre Ernesto Jacobo Terán Medina. Paula murió el 31 de enero de 1879. Gorgonio se volvió a casar en 1887 con Refugio Torres y tuvieron a un hijo llamado Cesáreo Terán Torres.

El primer hijo, Ernesto Jacob nació el 4 de agosto de 1874, en el año 1901 se casó con Luciana Salazar Valdez, tuvieron varios hijos: José Jesús, María del Consuelo, Nicolás, María y Basilio Terán Salazar, este último nació en 1906, misma fecha de defunción de su padre Ernesto Jacob a los 32 años de edad, todos vecinos de la cabecera de Colotlán.

El medio hermano de Jacob, Cesáreo nació a finales del año de 1887, se casó con María Maximina Carrillo Durán y tuvo mucha familia de apellidos Terán Carrillo: se recuerdan a María Saturnina (murió de 77 años el 18 de abril de 1967), Juan Francisco (nació en 1900 y murió el 3 de abril de 1967 en Casallanta por congestión alcohólica), Juana (casada con Jesús María Gaeta Carrillo) y Gorgonia (Casada con Candelario Vega Ruvalcaba). Cesáreo murió el día 13 de marzo de 1916 en la comunidad de Dolores, municipio de Colotlán, fue sepultado en el panteón del mismo rancho.

La hija menor de Cesárea, Gorgonia, tuvo varios hijos de apellido Vega Terán: Rufino en 1907 (falleció en 1979), Refugio en 1918, Juana en 1922 y  María Flora en 1924, hicieron vida por el rumbo de Dolores, Tulimic, Zapote y Casallanta.

Rufino Vega Terán - Gorgonia Terán Carrillo - María Flora Vega Terán

De ahí muchos descendientes y en especial las nuevas generaciones que ahora son nietos y bisnietos de los hijos de Gorgonia han perdido el apellido de los Terán, todavía radican muchos de ellos en Colotlán y siguen siendo consanguíneos del presbítero Basilio y su familia.

Agradezco enormemente a ellos que compartan sus fotografías para esta reseña: Claudia Vega Regis, hermanos y su señor padre.


sábado, 5 de marzo de 2022

Las tumbas del atrio de San Nicolás Tolentino en Colotlán, Jalisco

Colotlán, Jal. José Alonso Serrano.- Desde niño, el atrio de San Nicolás Tolentino fue el punto de reunión y de juego, lugar donde muchos vecinos nos dábamos cita para divertirnos, orar, ver las danzas, participar en una procesión, alistarnos para entrar a misa, todo entre algunos pequeños jardines, bancas de cemento, pinos, palmeras y dos emblemáticas tumbas que llamaban mi atención; se trata del templo más venerado por los colotlenses, incluso más que el Santo Patrono San Luis Obispo; a un costado, en sus salones, ha sido escuela, centro de catecismo y realizado infinidad de reuniones.

En aquel entonces surgió la curiosidad de saber porqué estaban esas interesantes edificaciones, eran el reto para trepar de los pequeños niños pero ¿porqué existían? al tiempo supe que años atrás la gente importante al morir, tenía el privilegio de ser enterrada afuera de los templos, luego me surgió la duda de quienes estaban ahí depositados, aunque siempre tuve curiosidad, no me había decidido a buscar información, hoy grátamente comparto los posibles seres que descanzan sus restos justo ahí y que despejan esas dudas.

Se trata de una mujer y de uno o posiblemente varios cuerpos de la familia Suarez del Real, en ambos casos encontré el apellido, a continuación trataré de explicarles.

Don José Fulgencio Ygnacio Sánchez Castellanos y Suarez del Real, hombre poco conocido, pero por su legado tuvo que ser de alta jerarquía social, nació en el año de 1806 en Monte Escobedo, Zacatecas, fue hijo de Don José Julián Sánchez Castellanos y Herrera Robles, y de su esposa Doña Gregoria Rafaela Suárez del Real y Valenzuela Miramontes (tanto él como sus padres aparecen registrados con ambos apellidos de sus familias). 

Don José Fulgencio Ygnacio, mejor conocido como Ignacio (registrado con Y) Sánchez Castellanos, a la edad de 45 años, contrajo matrimonio, el 7 de febrero de 1852 se casó con Mónica Escovedo Márquez (escrito su apellido paterno con V) de escasos 17 años de edad, ella nació en 1836 aproximadamente, fue hija de Ignacio Escovedo y Francisca Márquez, quienes conformaron una familia de cuatro integrante junto con su hermana Alejandra, radicados también en Monte Escobedo.

Del matrimonio entre Ignacio y Mónica se tiene registro que se trasladaron a Colotlán y tuvieron un hijo de nombre Adolfo Sánchez Escovedo, él nació en Colotlán por el año de 1867 e hizo vida años después en Zacatecas con su esposa Luisa Mayorga Ulloa, ambos se casaron el 2 de abril de 1892 en Colotlán, tuvieron cuatro hijos. Adolfo falleció el 21 de marzo de 1928 en la capital zacatecana.

Mención especial corresponde a la joven esposa de Ignacio y cuya madre fue de Adolfo, la señora Mónica Escovedo Márquez de tan solo 35 años de edad, sus restos son precisamente los que descansan en la tumba ubicada del lado izquierdo del atrio de San Nicolás Tolentino, si tomamos como referencia ver de frente al templo. El entierro de su cuerpo se llevó a cabo el 10 de septiembre de 1871, tuvo que haber sido un sepelio suntuoso dado que ese mismo día es la fecha en que se conmemora al Santo patrono del templo.

Al poco tiempo después, por disposición de su esposo, se construyó lo que hoy son pedazos de esa tumba, elevada y elegante arquitectura de cantera, cuya parte superior dejó de existir hace ya varios años, en antiguas fotografías del atrio se puede apreciar la parte superior, también hasta hace pocos años era posible ver en la parte frontal su placa y el nombre de doña Mónica, hoy solo es visible el nombre de su esposo dado al deterioro probocado por el tiempo y la interacción de personas que utilizan la placa de escalón para trepar por la tumba.


En el libro de entierros de la iglesia de San Luis de Colotlán del mes de agosto de 1871, en su página 162, precisamente en la última hoja de ese tomo donde aborda también decesos de septiembre, se lee: “Da Mónica Escovedo de Colotlán… En el cementerio de S. Nicolás, a diez de septiembre de mil ochocientos setenta y uno, se sepultó el cadáver de Da. Mónica Escovedo, de treinta y cinco años de edad, hija legítima de D. Ignacio Escovedo y Da. Francisca Márquez; fue originaria de Monte Escobedo y murió de inflamación de vientre el día nueve del corriente en Colotlán; recibió todos los auxilios espirituales y dejó viudo en primeras nupcias a D. Ygnacio Sánchez. Doy fe. Francisco Dávila.”


Cabe resaltar que todas las demás actas en el libro, comienzan con la leyenda “En el Campo Santo de Colotlán…”, solamente la de doña Mónica comienza diciendo “En el cementerio de S. Nicolás…” justamente como dice el acta del presbítero Basilio Terán, cuyos restos también fueron depositados en el cementerio de San Nicolás, aunque hoy se desconoce su ubicación exacta.

Don Ignacio Sánchez Castellanos murió en 1883 y sus restos fueron depositados en el Panteón Municipal, dejando el recuerdo de la tumba de su esposa en el atrio de San Nicolas para la posteridad.

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En el otro costado, cuento la historia de Don Basilio Suarez del Real de Santiago, era un hombre nacido en 1862 en la ciudad de Jerez, Zacatecas; a los 40 años de edad contrajo matrimonio con su primera esposa Francisca Valdez de Ávila de 25 años, el 1 de febrero de 1902 en la casa número 12, cuartel tercero, de la calle Hidalgo de Colotlán, Jalisco; el Juez encargado del Registro Civil, Pascual B. Granillo, llevó a cabo las nupcias.

Se sabe que tuvieron varios hijos, uno de ellos fue Basilio del Real Valdez, nació el 17 de noviembre de 1902, este se casó el 20 de febrero de 1920 con Amalia Salazar Ruíz de 18 años, tuvieron varios hijos: José de Jesús, Rafael, Francisca, Elena, Juan, María Guadalupe y Rosario Suárez del Real Salazar, todos ellos aparecen en un censo de 1930 en Chicago, Illinois estando lejos de su pueblo natal, Colotlán. Ella murió el 20 de febrero de 1961 en la ciudad de México, su hija Rosario murió en Colotlán el 11 de mayo de 1940, vivían en la casa con el número 68 de la calle Hidalgo, una vivienda cercana al arroyo Cuitatero, el oficio de Basilio según esas actas era el de curtidor.

Basilio y Francisca también tuvieron una hija el 3 de abril de 1904 llamada Benita, a principios de 1905 a su hermana María Trinidad Del Real Valdez, ella fue esposa del señor Salvador de Robles García, originario de Huejuquilla el Alto, Jalisco.

Enseguida, el 15 de diciembre de 1905 tuvieron a su hija María Cristina S. del Real Valdez, ella murió el 25 de mayo de 1906 a los 5 meses de nacida, su señora madre y esposa de Basilio, doña Francisca Valdez, también había fallecido, a los pocos días de dar a luz, el 21 de diciembre de 1905, en sus actas se menciona que fueron sepultadas en el panteón de Guadalupe.

Basilio S. del Real (así aparece en varias actas con su apellido abreviado) tuvo más familia con su segunda esposa María Lozano, se recuerda a sus hijas Rosa María y Elvira Suarez Lozano, esta última falleció en la ciudad de México el 4 de febrero de 1963.

El acta de defunción de Don Basilio padre, dice que murió a los 82 años de edad el 27 de julio de 1938, fue sepultado en el panteón municipal pero se sabe por el registro de muchos de sus hijos que utilizaba la abreviatura “S. del Real”, tal como aparece en la tumba que se ubica en el atrio del lado derecho viendo de frente al templo de San Nicolás Tolentino, es la única rúbrica con registro en todos los libros de la época que abocan a su familia y que data de los primeros años del siglo XX.

Su hijo Basilio Suarez del Real Jr. vivía en la ciudad de México, dejó este mundo a los 87 años de edad, el 27 de marzo de 1990 y su cuerpo fue cremado en el panteón Frances Sn Joaquín, lo más probable es que en la tumba del atrio de San Nicolás se encuentre alguno de sus hermanos, hijos de Don Basilio Suarez del Real de Santiago.

Por la distribución de los espacios en la parte inferior de la tumba, se podría tratar de un mausoleo familiar, donde hayan sido depositados varios familiares S. del Real, sin embargo, solamente se aprecian los espacios para las placas vacíos, de lo que sí es posible determinar, es de que este sepulcro perteneció a la famlia Suarez del Real.

Esta es la esquina de la calle Hidalgo con el arroyo Cuitatero donde una rama de la familia S. del Real tuvo su tenería.


Fotos familiares


Arriba de izquierda a derecha: Asunción Campos Solís, Guadalupe Hernández Campos (esposa de Otoniel Núñez), María del Refugio (Cuca) Hernández Campos, la novia es Eliza de la Torre Mendoza, el esposo Pascual Hernández Campos (hermano de Cuca) (papás del primo Abelino Hernández), luego José de Jesús Hernández (el Guero) (papá de Nena, Rosita, Ricardo, Eber y todos ellos), luego aparece el tío Valeriano Campos Gálvez, al último su primo Don José de Jesús Campos Solís. Abajo de pie: Magdalena (Nena) Hernández Lares y sentadita nuestra querida tía Consuelo Campos Gálvez.


Las hermanas Campos Gálvez

En una navidad a finales de la década de 1980 las siete hermanas coincidieron en esa navidad y se dejaron fotografiar... de izquierda a derecha: Consuelo, Clementina, Leticia, Alicia, Alejandra, Conchis y Lupita.


Los hermanos Campos Gálvez y sus apodos (con todo cariño)

Canuta - Valeriano
Ponchado - Filiberto
Pichón - Ignacio
Troca - Juan
Cotorra - Sergio
Camote - Ángel
Pelón  - Odilon
Angel  - Juan - Filiberto

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