sábado, 13 de mayo de 2023

El rey tlaxcalteca de Colotlán

Una insurrección indígena durante la Colonia en la Nueva Galicia

Por: Francisco Vázquez Mendoza 

15 julio, 2016.

El mapa de la conquista del actual territorio de Jalisco.

Carlos Ruiz Medrano descubrió el expediente de una sublevación en una región inhóspita de la Nueva Galicia, a ese legajo le dedicó dos años de estudio y el producto es Las sombrías aventuras del rey tlaxcalteco Juan Vicencio de Córdova y los rebeldes de Colotlán, Jalisco, 1777–1783.

Hay historias que duermen el sueño de los justos… hasta que alguien las descubre, les sacude el polvo y las airea para que tengan una segunda vida. Carlos Ruiz Medrano descubrió un expediente completo de una sublevación en una región inhóspita de la Nueva Galicia, a ese legajo le dedicó dos años de estudio y el producto es el libro Las sombrías aventuras del rey tlaxcalteco Juan Vicencio de Córdova y los rebeldes de Colotlán, Jalisco, 1777–1783 (Colegio de San Luis, 2011).

Se trata de una insurrección indígena durante la Colonia en lo que hoy es el norte de Jalisco y el suceso es novedoso porque ahí se discuten ideas de libertad y de soberanía, treinta años antes del inicio de la Guerra de Independencia. “Me parece uno de los antecedentes más notables de un discurso político de autonomía, que antes no percibimos en la Nueva España. Y está surgiendo en las Fronteras de San Luis de Colotlán”, afirma Carlos Rubén Ruiz Medrano, historiador del Colegio de San Luis (Colsan), quien nunca ha puesto un pie en Colotlán pero habla con emoción de esta historia que esperó más de dos siglos para volver a ser contada.

—Cuando se encuentra con el expediente, ¿qué es lo que le atrae del movimiento?

—Veo dos elementos que se piensan antagónicos: por un lado, los indígenas contratan en México abogados que les litigan sus demandas por conflictos de tierras, de vulneración de derechos y al mismo tiempo acuden a la vía armada. Desde su punto de vista no había una contradicción, Juan Vicencio lo señala: “De qué nos sirven tantos privilegios si no somos capaces de defenderlos”. Esa es una afirmación importante, ahí veo a un líder que comienza a condensar el malestar social en una prédica o discurso que podemos llamar cuasi revolucionario.

”A diferencia de otros indígenas de otras regiones, los de Colotlán tenían el permiso de montar a caballo, de poseer armas, no pagaban tributos y tenían el título de hidalgos. La Corona les hizo este tipo de concesiones con el fin de pacificar la zona chichimeca, a finales del siglo XVI, tras cuarenta años de guerra. Bajo este acuerdo, Colotlán se funda en 1591 con familias tlaxcaltecas emigradas del centro, españoles e indígenas nativos de la zona.

”Esta zona fue de agitación política y social, e incluso étnica. Hubo una rebelión anterior (1702) cuando los nativos de Nóstic (Mezquitic) se manifestaron en contra del capitán protector (el encargado del virrey en la zona) y lo mataron en Colotlán. Esto indica que los indígenas de ahí tenían una concepción de la ley española muy clara y sofisticada, y cuando no eran acatadas sus demandas normalmente acudían a la insurrección.

—¿Qué provoca la agitación política en la rebelión de 1777?

—Comienza con el arribo del capitán protector, Felipe del Villar, que comienza a vulnerar los privilegios de los indígenas. Los quiere desarmar, de hecho propone la desaparición de la jurisdicción, les quita el agua de sus labores y los manda azotar por leves motivos.

Esta zona fue de agitación política y social, e incluso étnica. Hubo una rebelión anterior (1702) cuando los nativos de Nóstic (Mezquitic) se manifestaron en contra del capitán protector (el encargado del virrey en la zona) y lo mataron en Colotlán.

”El descontento lo encabeza el teniente Juan Vicencio de Córdova y los gobernadores de los tres barrios de Colotlán. El grupo inicia un proceso legal en contra del capitán protector ante la Corona y para ello contrata a un abogado, mientras comienzan a colocar personas afines al movimiento en los distintos cabildos de los pueblos de la región.

“Me voy a permitir una reflexión personal”, dice el académico, que para trabajar este tema hizo una estancia de un año en la Universidad Autónoma de Zacatecas. “Siempre pensamos que los indígenas, en la Colonia, no tenían derechos. Eso no es exacto. Había una violencia muy fuerte contra ellos, pero también tenían determinados privilegios: cuando hablamos de pueblos de indios hablamos de una categoría jurídica y fiscal que les entregó la Corona. Era una manera de conciliar la explotación con la organización territorial. Eso sucede en los doscientos años de los Habsburgo, pero cuando arriban los Borbones a la Nueva España comienza un programa reformista que provoca tensiones. Los Borbones colocan a todos los indígenas en una misma escala como vasallos del monarca y tienen que pagar tributo. Con la llegada del virrey José de Gálvez se inicia este programa reformista y se despacha a funcionarios que comienzan a actuar como verdaderos sátrapas regionales”.

—¿Quién es Juan Vicencio de Córdova, el líder de esta insurrección?

—No era indígena, era mestizo, hijo ilegítimo de un capitán español, Hernando Fernández de Córdova, que venía de la zona de Andalucía. Los Fernández de Córdova fueron miembros de una nobleza que se remonta a la época de la reconquista, cuando expulsaron a los moros de Granada. Su padre acudió a la región de Colotlán y abandonó la vida española: dejó de hablar castellano, aprendió “tocho” (un náhuatl corrupto que se hablaba en la zona), estuvo amancebado con varias indígenas, tuvo varios hijos y vivió tanto con los indígenas que se hizo a su uso y sus formas. También hubo un tío de Juan en Colotlán, Antonio Fernández de Córdova, que fue Capitán Protector en 1730 y lo apoyó en todo el alzamiento. Los Fernández de Córdova eran bien vistos en la comunidad. Dos miembros de la nobleza tan cercanos a los indígenas. De la madre sólo se sabe que fue tlaxcalteca.

El historiador del Colegio de San Luis se explaya en la figura de Juan Vicencio de Córdova, sostiene que recibió una buena educación porque en el expediente hay varias cartas donde se lee una prosa elegante y dramática, y aparte fue miembro de las milicias de Colotlán que operaron en Nayarit. O sea que tenía vínculos políticos con varios militares españoles asentados en la zona.

“Normalmente vemos a los líderes de la historia como personajes de bronce. Juan no era así. Le gustaba beber, jugaba a las cartas, a los gallos, le gustaba echar serenata y al mismo tiempo azotaba a los indígenas cuando no le rendían acatamiento. Es un individuo heroico al defender los derechos de la comunidad indígena y también es muy dado a vulnerarlos para reafirmar si posición. Eso lo hace un individuo atractivo para la historia”.

—Consiguen que el virrey les quite al capitán protector Felipe del Villar, pero después les manda otro que se comporta igual: Antonio Vivanco, uno de los mineros más relevantes de Bolaños.

—Cuando sus reclamos ya no tienen suficientes oídos en lo legal, comienzan a transitar a la vía armada. Juan es listo, sabe que necesita una base social y para incrementarla empieza a expulsar a españoles de la zona. Había un conflicto de tierras por la bonanza del mineral de Bolaños (en 1760 comienzan a llegar muchos migrantes porque Bolaños pasa de cuatro mil a 16 mil habitantes. Sus minas llegan a producir la tercera parte de la plata de la Nueva España), y esa bonanza requiere de muchos insumos, por eso surgen pequeños ranchos de grupos españoles y mestizos que les quitan sus tierras a los pueblos de indios, entonces Juan expulsa a esos españoles y les regresa sus tierras a los indígenas. Su prestigio aumenta de manera sustantiva.

—Su otro frente abierto es con los líderes indígenas de Huejúcar, que no se suman al movimiento.

—Juan Vicencio sostiene un pleito muy fuerte con las autoridades indígenas de Huejúcar porque éstas apoyan al capitán protector. En el libro se describe este conflicto ampliamente. Juan organiza una expedición armada de dos mil personas hacia esta población; los indígenas del Cabildo de Huejúcar se refugian en la iglesia, y a pesar de ser un sitio sagrado, a Juan no le importa, primero la sitia y luego derriba la puerta: ahí asesina a un cacique indígena y quedan heridos dos o tres soldados. Luego saquean el pueblo, arrasan con todo y se llevan a ciento y pico de personas para encarcelarlas en Colotlán.

—Menciona en el libro que esa acción fue el inicio de su caída.

—Esta incursión llamó la atención de las autoridades españolas, un mestizo que organiza una expedición militar o punitiva con más de dos mil hombres. Es cuando deciden intervenir directamente mediante el empresario minero Antonio Vivanco, a quien le dan un título nobiliario y también lo nombran Coronel de las Fronteras. Vivanco es apoyado por un grupo de vecinos de Jerez, de Aguascalientes, Fresnillo y Tlaltenango. Son los que capturan a Juan en Colotlán con un engaño. El tío de Juan narra cómo es detenido: le colocan los trabucos, lo amarran con mucha crueldad y lo sacan de noche a él y a los líderes principales de manera sigilosa hacia Aguascalientes y luego a la cárcel en México.

—Con su captura se rompe el movimiento. Da la impresión de que terminan muy rápido con él.

—No termina tan rápido. Hay rebeliones que al mes son sofocadas, y ésta duró varios años… Juan transita de la transgresión a un extremismo porque comienza a considerar la posibilidad de convertirse en rey tlaxcalteca. Vamos, en términos legales no estaba errado porque la Jurisdicción de las Fronteras tenía un estatus particular y él lo convierte en su argumento, pero las autoridades españolas no iban a aceptar una fuente de poder indígena. No sabemos qué hubiera pasado si continúa un poco más el movimiento. Juan, en su discurso, ya hablaba de traer a los indígenas de Nayarit para apoyarlo en sus pretensiones. Pero lo capturan en un momento clave; es como si hubieran atrapado al cura Hidalgo antes de tocar la campana.

—¿Este movimiento podría considerarse un antecedente de la Guerra de Independencia?

—Considero importante atender los estudios de historia regional porque nos dan pauta para entender lo que ocurrió después. La Guerra de Independencia no surge de la nada, nomás porque el cura Hidalgo se levantó y ya, sin cuestionar su importancia ni mucho menos. En realidad, yo creo que el cura operó en un entorno de descontento social, se habla del pensamiento político afrancesado de Hidalgo, Allende, pero sabemos muy poco de lo que pensaban los grupos de indígenas y las grandes masas de campesinos que los siguieron.

”En estricto sentido, sí es un antecedente porque la monarquía estaba atravesando por una severa crisis de legitimidad. Cuando ocurre la invasión napoleónica a España esta idea se arraigó, entre otros sectores, en los criollos, pero la idea de legitimidad de las autoridades españolas estaba erosionada en la segunda mitad del siglo XVIII. Es un reino que está comenzando a generar fracturas y fisuras en un nivel regional.

Sobre el mestizo que quiso
ser rey tlaxcalteca.

—¿En qué se podrían comparar Juan Vicencio y Miguel Hidalgo?

—Hidalgo era un cura criollo con una visión más amplia del entorno político. La visión de Juan se circunscribe a las fronteras de Colotlán y considera que es viable, dentro de su horizonte cultural, una monarquía tlaxcalteca al interior del virreinato. La visión de los líderes de la Guerra de Independencia es más secular, amplia, en contacto con lo que estaba ocurriendo en el mundo español. Es un criterio criollo ilustrado. En cambio, Juan es un líder mestizo de una comunidad de indios, eso es lo que determina que su movimiento se mantenga en Colotlán porque ahí tienen la base de su poder y ahí es donde sus reclamos tienen validez ante los españoles.

”No sabemos a dónde pudo llegar, pero viendo lo que escribe y lo que dice y como actúa, da la impresión de que iba en camino a convertirse en un líder indígena en el occidente de México. Su trayectoria era de directa colisión con el estado colonial.

—¿Cuál es el aporte de su libro a la historia de México?

—Me interesa recuperar la memoria histórica de la región y mostrar su importancia dentro del multirregionalismo que había en esas fechas. México era una colonia escindida por múltiples regionalismos, y estos regionalismos daban lugar a trayectorias políticas importantes por parte de las comunidades indígenas. Esa sería la aportación en términos historiográficos.

”Colotlán ha sido visto desde la historiografía revolucionaria y posrevolucionaria como el lugar del natalicio de Victoriano Huerta. Y eso parece que lo ha colocado en una suerte de estigma. Ha impedido acceder a estudios más amplios de lo que es una región muy importante en términos historiográficos y culturales. Colotlán y el norte de Jalisco tienen una historia que vale la pena ser contada. En el caso de este libro, una historia donde por primera vez se esbozan ideas de libertad y de soberanía.


Publicado originalmente en: https://revistareplicante.com/el-rey-tlaxcalteca-de-colotlan/

miércoles, 10 de mayo de 2023

De Nueva Galicia a Jalisco

Mapa de Jalisco en 1908
Como marco por los 200 años del estado de Jalisco, el siguiente artículo menciona la participación de Colotlán y su territorio para la conformación del Estado de Jalisco, información destacable para los habitantes de este territorio norteño de la entidad.

El texto de José María Muría, del Colegio de Jalisco, apareció en la Revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, SOCIOTAM, vol. XVI, núm. 2, julio-diciembre, 2006, pp. 31-49 de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Ciudad Victoria, México. Aquí se reproduce íntegro:

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En el occidente de México, más que por su tamaño, el estado de Jalisco sobresale por la rareza de su contorno, el cual es causa de no pocas confusiones sobre el terreno mismo, con las consecuentes perturbaciones que se producen entre los habitantes de las zonas colindantes con las entidades vecinas. Algunas de ellas han llegado a ser de extrema gravedad, además de que complican la gestión administrativa gubernamental del estado (Mapa 1).

Tal peculiaridad y aparente falta de lógica, de un talante similar a la del estado de Tamaulipas, se debe, en ambos casos, a un desarrollo histórico que, según los intereses de diferentes grupos de poder internos y externos, ha ido moldeando paulatinamente la rareza de sus términos.

Independientemente de pequeños cambios en sus fronteras, la última mutación territorial de importancia mayor en Jalisco se con- sumó en octubre de 1884, cuando el Congreso de la Unión aprobó convertir en territorio de la Federación lo que había sido el VII Cantón de Jalisco, con cabecera en Tepic, y formado por los departamentos de Acaponeta, Santiago, Compostela, Ahuacatlán, San Luis y Tepic mismo.

El conflicto de intereses que dio lugar a dicha separación se había empezado a manifestar con cierta consistencia desde 1846, cuando incluso varios empresarios hicieron aparecer el primer periódico de Tepic, El Vigía del Pacífico, para promover la secesión. De momento no tuvo mayor éxito, pero durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa esta pretensión adquirió mayor energía y consistencia, ya que las discrepancias llegaron incluso al campo de batalla. Sin embargo, el objetivo de Tepic se retrasó debido a que los secesionistas se apuntalaron con el bando conservador y con los seguidores de Maximiliano.1 Mas, en 1867, cuando apenas había triunfado la República sobre el Imperio, el propio presidente Benito Juárez anunció el 7 de agosto la creación del Distrito Militar de Tepic, con dependencia directa del presidente de la República.

La situación quedó, pues, un tanto indecisa, hasta que las cosas se dejaron bien establecidas en el referido año de 1884. Finalmente, el 1 de mayo de 1917, el territorio de Tepic se convirtió en el "estado libre y soberano de Nayarit" (Peña, 1956, p. 215).

Ahora bien, los mayores cambios habidos en el Occidente y en el resto de lo que hoy es México, no solo en la demarcación territorial, sino incluso en la administración cotidiana, se produjeron a partir de 1786.

Lo mismo que los habitantes de Nueva España, el 7 de diciembre de dicho año la gente de Nueva Galicia amaneció sin saber lo que le esperaba: la víspera se había expedido en la villa y corte de Madrid una Ordenanza para el Establecimiento e Instrucción de Intendentes de Ejército y Provincia en el Reino de la Nueva España,2 que habría de re- torcer toda la organización burocrática tanto de la propia Nueva España como de los "reinos" y las capitanías generales del vecindario.

No hay rastros, al menos hasta donde sabemos, de que hubiese quien tuviera una idea precisa de lo cocinado en la metrópoli, aun- que se habían hecho ya modificaciones importantes a la estructura administrativa en otras latitudes del vasto imperio español.

Las primeras "intendencias" que se crearon en los dominios españoles fueron las de La Habana y Luisiana (en 1746 y 1765 respectivamente). 

Quizá por su mayor importancia, o por la oposición tanto de quien fue virrey entre 1746 y 1755, Juan Francisco Güemes y Horca- sitas (Navarro, 1964, p. 17) y más aún de Antonio María de Bucareli —quien fue virrey de 1771 a 1779— (O’Gorman, 1966, p. 20), se habían dejado para el final las reformas de la Nueva España —y también de la Nueva Galicia, cuyos desplantes y recursos autonómicos se contrarrestaban, con dificultades a veces, por lazos militares y fiscales que los virreyes cuidaban bien de no aflojar.

A pesar de que el visitador José de Gálvez había preparado desde 1768 su Informe y plan de intendencias que conviene establecer en las provincias de este Reino de Nueva España "para mejorar el gobierno civil y económico de las provincias", antes que, en la Nueva España, se establecerían intendencias en Caracas (1776), Buenos Aires (1777) y Quito (1783), entre otras más.

Asimismo, en la América Septentrional, particularmente en Nueva Vizcaya, se daría un primer paso en 1785, cuando Felipe Díaz de Ortega fue nombrado gobernador-intendente, en el entendido de que debería regirse de acuerdo con la Ordenanza de Intendentes de Buenos Aires. Con las mismas condiciones, en el mismo año, se nombró a Manuel Flon, en Puebla y, en octubre del siguiente, Antonio Riaño se convirtió en intendente de Valladolid (Navarro, 1964, p. 20 y ss.).

Se dice que los cambios ocasionados por la Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de ejército y provincia en el Reino de la Nueva España respondían al "ilustrado despotismo" de los Borbón, con el afán de que el organigrama administrativo fuese más claro y, por lo mismo, resultase más funcional. Puede que sea cierto, pero también lo es que se buscaba volver a llenar las arcas reales, empobrecidas a causa del excesivo gasto y la escuálida generación de riqueza en la península ibérica, cuya economía dependía cada vez más de sangrar a sus colonias americanas, para tener con qué comprar lo necesario a las crecientes potencias industriales y comerciales de Europa Occidental (Stein y Stein, 1974, cap. 3).

Recuérdese aquella afirmación de Luis XIV de Francia en 1685: "Cuantas más mercancías se lleva a los españoles, más lingotes y piastras nos aportan provenientes de las Indias", o lo que Baltasar Gracián decía en El criticón (1651): "¿Qué Indias para Francia como la misma España?".

La obtención de más recursos demandaba cambios, pero éstos también se hacían necesarios en virtud de que las sociedades americanas habían crecido notablemente desde fines del siglo XVII, ya fuese por haberse producido una nueva oleada migratoria de peninsulares —además de los que normalmente eran enviados para el desempeño de los principales puestos públicos—, así como también por la mayor vitalidad de la población local, especialmente la indígena que, después de la dramática sima en que cayó a mediados del siglo XVII, se fue recuperando hasta alcanzar a principios del XIX más o menos los mismos números de 1550.

Dado que el número de habitantes y la complejidad de sus comunidades se habían incrementado de manera tan considerable, e incluso muchos núcleos de población no habían encontrado su vocación y asiento definitivo hasta después de andar una o varias veces de la ceca a la Meca,3 la organización política y administrativa que habían ido estableciendo los españoles en la América Septentrional — como era el caso del reino de Nueva Galicia, que emanó del territorio conquistado por las huestes de Nuño de Guzmán y sucesores entre 1530 y 1550— era de suponerse que conviniera a la Corona realizar mutaciones esenciales a la vida "en policía" de aquel vasto territorio.

En el caso particular de Nueva Galicia, quizá la transformación más notable que le significó la dicha Ordenanza… fue la extensión territorial dependiente de la ciudad de Guadalajara; esto es, el ámbito de jurisdicción de las autoridades que en ella residían: Gobierno, Tribunales, Mitra, Cabildo de la Ciudad, etc.

Hasta entonces, Nueva Galicia había abarcado por completo lo que hoy es Zacatecas y Aguascalientes, casi todo Nayarit y unas dos terceras partes del actual Jalisco (Mapas 2 y 3).


Territorio hoy jalisciense fuera de sus términos quedaba lo que hoy se conoce como el "sur", hasta Etzatlán y Magdalena, y lo que fue el Gobierno de las fronteras de San Luis de Colotlán, en el viento norte. Lo primero pertenecía a la Nueva España, a pesar de las mu- chas lamentaciones y protestas de los neogallegos (V. gr. Mota, 1973, cap. XIX), pues su conquista y primeros asentamientos españoles estuvieron a cargo de una empresa enviada por Hernán Cortés al mando de un pariente suyo y, lo segundo, desde su establecimiento a fines del siglo XVI, estaba a cargo de un "capitán-protector" que dependía directamente del virrey. Su función primigenia era proteger de los "bárbaros", tanto yacimientos mineros, como otros lugares desde donde se les abastecía de víveres y enseres.

También había sido "neogallega" en tiempos más remotos la provincia de San Miguel de Culiacán —en torno a la ciudad del mismo nombre— aunque vivió separada del resto del reino por una vasta superficie duranguense o "neovizcaína", que respondía a la localidad de Chametla. Pero en 1734 toda la tierra costera al norte del río de las Cañas, equivalente de Sonora y Sinaloa, pasó a constituir la provincia de San Felipe y Santiago, que solamente en lo judicial de- pendería de Guadalajara —sede de la Real Audiencia—, pues en lo religioso quedaría a cargo de la Mitra de Durango y del virrey de Nueva España en lo político; lo económico y lo militar, por medio de un gobernador y capitán general nombrado directamente por la Corona (Gerhard, 1962, pp. 9-27).

 la flamante intendencia de Guadalajara, según la Ordenanza… que se basó en el Informe y Plan… de José de Gálvez, le tocó Jalisco y Nayarit —exceptuando Colotlán— y la totalidad de Aguascalientes, con todo y "su agregado de Juchipila". La intendencia de Zacate- cas, por su parte, se quedó con el resto de lo que hoy es tal entidad federativa, salvo ciertos ajustes que se hicieron posteriormente en San Luis Potosí, Aguascalientes y el propio Jalisco (Mapa 4).


Aunque sujeta a modificaciones ulteriores, como la anexión en 1795 de la hasta entonces novohispana alcaldía mayor de Colima (Muriá, 1997, p. 65 y ss.), que incluía su jurisdicción de Jilotlán de los Dolores, y el traspaso de Aguascalientes y Juchipila a Zacatecas, en 1806, esta nueva división territorial respondía al hecho real de que Nueva Galicia había tenido dos grandes cabeceras a considerable distancia una de la otra, de vocación, vida y relaciones independientes entre sí y con el poder del Valle de México y de ultramar. Ya los franciscanos lo habían percibido así desde 1606, cuando establecieron las provincias de San Francisco de Zacatecas y Santiago de Xalisco. Este último nombre fue tomado de la población que así se llama todavía, muy cercana a Tepic, de importancia mucho mayor ahora que en tiempos de la Conquista.

Pero los cambios de 1786 no fueron únicamente cartográficos. La administración pública de Nueva Galicia, como fue el caso de la que establecieron los Habsburgo en México y el resto de la América que gobernaron, se caracterizó por la confusión y la indefinición. La ver- dad es que ningún funcionario tenía idea precisa de cuáles eran sus atribuciones y obligaciones, entre otras cosas, porque nunca estuvieron claramente especificadas, ni tampoco se le asignaron siempre las mismas a cada posición.

Seguramente se pensaba que así resultaría más difícil que se con- centrara demasiado poder en manos de una sola persona o de un pequeño grupo, y que se aprovechase la lejanía para prescindir de la autoridad del rey o, de plano, para independizar alguna de las colonias. No de balde le habían dado ya al Imperio un par de muy buenos sustos: en México, Martín Cortés en 1565 y, mayormente, Gonzalo Pizarro en Perú, una veintena de años antes.

Lo remarcable del caso es que tal falta de claridad —así como la multiplicación de disputas ocasionadas por ella— a quienes favoreció más fue a los criollos adinerados, quienes acababan convirtiéndose en el fiel de la balanza de las confrontaciones entre las diferentes autoridades enviadas por el rey o, simplemente, quienes en el río revuelto podían hacer caso omiso de las órdenes peninsulares. De ahí la famosa expresión "acátese, pero no se cumpla" cuando la disposición que llegaba de España no les resultaba conveniente. Además, desde 1591, cuando se procedió a vender los cargos del Ayuntamiento al mejor postor, tal institución pasó a ser cabalmente controlada por la criollada rica, interesada como estaba en desempeñar- los y con las posibilidades económicas para adquirirlos. Frecuente- mente, una ley peninsular era hábilmente contrarrestada por puntuales disposiciones de los Cabildos.

Con base en el Ayuntamiento y con la frecuente conversión en sus yernos de los funcionarios jóvenes, solteros y ambiciosos que la Corona mandaba, los criollos adinerados —que con el tiempo llega- ron a constituir verdaderos emporios diversificados o "empresas fa- miliares"— generalmente lograron imponer su ley (Cfr. Lindley, 1987, caps. II y III).

Pero la creación de las intendencias —con ánimo de clarificar las cosas— concentró un gran cúmulo de funciones en la figura de los intendentes, que antes estaban dispersas: incluía, entre otras, la de vicepatrono real de la Iglesia y mandamás de las "Cajas Reales", tanto de la principal como de las subordinadas que hubiese en su jurisdicción (Gálvez, 1996, cap. I).

De esta manera, se volvió mayúscula tanto la influencia de los in- tendentes como la de los subdelegados que, dentro de cada intendencia quedarían a cargo de cada uno de sus "partidos", en compa- ración con la que habían tenido los gobernadores y los alcaldes mayores o corregidores al frente de sus correspondientes demarcaciones, ahora convertidas precisamente en partidos.

Ello iba directamente en detrimento de la fuerza del Cabildo y de las oligarquías locales, pues quedaban francamente subordinas a los funcionarios reales. Dicho de otra manera, el poder público repuntaba por encima de la gran fuerza que había llegado a tener la oligarquía de la sociedad.

Mas no tardó ésta en mostrar su molestia. Un sugerente brote de insurrección, por ejemplo, se produjo en Guadalajara en 1793, encarnado por jóvenes de familias muy pudientes. Todo se controló con gran disimulo, dado que la alcurnia de los implicados así lo aconsejaba. Pero, de cualquier manera, los implicados no dejaron de pasar en la cárcel un corto tiempo, acusados de alterar el orden y desacatar las disposiciones del intendente. A ello correspondió también, por cierto, la muy conocida conspiración del Ayuntamiento de la Ciudad de México, tres lustros después, encabezada por su síndico, Primo Feliciano Verdad y Ramos, oriundo de Lagos y de "muy buena familia".

Testimonio socorrido de esta animadversión recíproca entre peninsulares y criollos —incluyendo, por supuesto, al Ayuntamiento— lo es el incidente que se produjo el 21 de enero de 1811 entre el Cabildo tapatío y Félix María Calleja, cuando éste hizo su entrada a Guadalajara después de vencer a los insurgentes, encabezados por Miguel Hidalgo y Costilla en el puente de Calderón, inmediato a Zapotlanejo.

Las autoridades locales lo esperan con aire solemne en un sitio adecuado y le dicen:

—Excelentísimo Señor: A nombre del Gobierno de Guadalajara…

Pero Calleja interrumpe diciendo:

—¡Ni soy Excelentísimo Señor, ni en Guadalajara hay Gobierno!

En consecuencia, el militar triunfante reorganizó las cosas, haciendo de dichas personas el menor caso posible.

La jurisdicción política de Guadalajara seguiría teniendo hasta 1823 los mismos confines que la Intendencia, pero no serían iguales las condiciones y las atribuciones de su gobierno interior. "La Pepa", esto es, la Constitución Española promulgada en Cádiz por las Cortes el 19 de marzo de 1812, durante la ausencia de Fernando VII, transformaba las intendencias en provincias, y en cada una establecía una diputación, que le permitiría hipotéticamente a la criollada ricachona no solamente elegir a quienes ejercerían una especie de gobierno autónomo en toda la provincia, sino incluso tener una re- presentación en la península, aunque la proporción fuese diferente para los de aquí que para los de allá.4 Además, las provincias de Guadalajara y de Zacatecas compartirían la misma diputación, aportando la primera cuatro representantes y, la segunda, por ser menos poblada, solamente tres. La sede, por lo tanto, estaría en Guadalajara.

Lo de "hipotéticamente" se debe a que pasó casi un año y medio antes de que los enemigos de tal situación dejaran que llegaran las instrucciones correspondientes a Guadalajara. De tal manera que no fue hasta el 20 de septiembre de 1813 cuando se estableció formal- mente la diputación, y la intendencia se convirtió en provincia, en tanto que el ulterior desconocimiento de la constitución gaditana, el 4 de mayo de 1814, por parte de Fernando VII, cuya vuelta tanto habían deseado los constitucionalistas españoles, junto con la orden de que, en la mayor medida de lo posible, todo volviera a como estaba antes de 1808, tardó menos de cuatro meses en llegar y se puso en práctica a partir del 17 de octubre de 1814. La primera diputación provincial, pues, no alcanzaría a sobrevivir ni trece meses.

En ese tiempo, también el famoso Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, mejor conocido como Constitución de Apatzingán, reconocía también a Guadalajara y a Zacatecas como dos de las diecisiete diferentes provincias en que se dividía la tal "América Mexicana". Debe recordarse, sin embargo, que este texto, aunque exhumado muchos años después, de momento quedó sepultado con la muerte de José María Morelos, al finalizar el año 1815.

Así las cosas, transcurrió el cuarto lustro del siglo XIX en el que ocurrieron el alzamiento indígena de la población de Mezcala, que se hizo fuerte en la isla del mismo nombre en el lago de Chapala — con poca conciencia independentista— y la gesta de Francisco Javier Mina, asociado con el criollo Pedro Moreno —con mucha vocación republicana—; y se mantuvo, en el sur jalisciense, la tozudez rebelde de Gordiano Guzmán, en buena medida heredera del separatismo de Morelos y, más aún, de Vicente Guerrero (Olveda, 1980, passim).

Pero las cosas no cambiaron de hecho hasta que, en 1820, triunfó en España la rebelión del coronel Rafael Riego, lo que obligó al rey Fernando a jurar la otrora repudiada Constitución de 1812, so pena de perder su real empleo.

Las disposiciones de implantar el ejercicio constitucional en América llegaron entonces con mayor rapidez: solamente tardaron tres meses. De tal manera que, el 13 de septiembre del mismo año, se constituyó de nueva cuenta la diputación provincial, conformada de idéntica manera que siete años atrás: tres diputados por Zacate- cas y cuatro por Guadalajara. Pero el 6 de noviembre —también con diligencia inusual— las Cortes españolas pasaron la provincia de Zacatecas a San Luis Potosí. Sin embargo, en el tránsito, los zacate- canos lograron liberarse tanto "de melón como de sandía" (Benson, 1955, p. 60).

Fue, pues, la provincia de Guadalajara, con los mismos límites que tuvo la intendencia, más la jurisdicción de Colotlán, la que transitó a la vida independiente, y su diputación la que tuvo los mayo- res arrestos federalistas que marcaron la pauta de la política nacional después del fallido imperio de Iturbide (Mapa 5).


Los grupos más adinerados del occidente de México se habían enriquecido mucho como resultado de la colonización y ulterior comercio con el noroeste, así como con el eventual comercio con Filipinas y Centro y Sudamérica, por medio del puerto de San Blas, lo cual incrementó en ellos las ganas de participar más en su gobierno y que en éste hubiese menos interferencias. De ahí, por ejemplo, que desde mediados del siglo XVIII, se hubiese cultivado la idea de que se formase un nuevo virreinato con Nueva Galicia y Nueva Vizcaya (Cfr. Mota, 1973, cap. LXII).

Después del triunfo del plan contra Iturbide firmado en la Hacienda de Casamata—en el actual estado de Veracruz—, el 16 de junio de 1823 se aprobó en Guadalajara la creación del estado libre de Xalisco y el 21 fue proclamado el Plan de Gobierno Provisional, cuyos veinte artículos solamente establecían principios generales de la administración pública, de manera que la Constitución Española y demás leyes vigentes sobrevivirían en la medida en que no estuvieran en pugna con dicho plan (Muriá, 1973, p. 47).

Pero el contorno cambió de manera importante a resultas de que, el día anterior, Colima había proclamado su separación de Xalisco, lo que fue ratificado por el Congreso General el 30 de enero de 1824 (Mateos, 1878, t. II, p. 623).

Internamente, el nuevo estado se dividió de momento en los mismos 28 partidos que constituían la provincia de Guadalajara, lo mismo que la intendencia —regidos por subdelegados—; más al proclamarse la constitución particular, el 18 de noviembre de 1824, la denominación de "partidos" fue cambiada por la de "departamentos" —encargados a un director político—, y aparecieron ocho can- tones, que comprenderían uno o varios departamentos y estarían a cargo de un jefe político (Mapa 6).


En sentido estricto, el "Estado Libre de Xalisco" sobrevivió hasta el 23 de octubre de 1835, cuando fue abolido el federalismo en todo el país y los estados pasaron a ser formalmente departamentos; pero desde el 12 de agosto del año anterior las tropas defensoras del centralista Plan de Cuernavaca se habían posesionado de Guadalajara y les habían impuesto gobernantes afines a ellas.

Posteriormente, en 1846, el federalismo repuntaría y los estados, con todo y su autonomía, volverían por sus fueros. El único cambio en el occidente de México, respecto de lo que había quedado atrás en 1835, fue que la "X" de Xalisco se cambiaría oficial y definitivamente por la "J": Jalisco…

Comenzaba la lucha entre una letra y la otra, con todo y sus implicaciones emocionales e ideológicas, que no parecen haber terminado del todo.

domingo, 7 de mayo de 2023

Los indios colotlecos y los pueblos huicholes

Información extrahida del análisis retrospectivo de Arturo Gutiérrez del Ángel

"Introducción a la visita del capitán don Félix Calleja a las

fronteras de Colotlán y el archivo Guadalajara 393. 


Simón de Herrera y Leyva
Hablar de colotlenses en la actualidad refiere al gentilicio que recibimos los habitantes de Colotlán; en el siglo XVIII los colotlecos eran distintivamente los habitantes indígenas de estas tierras. Antes también existieron indios bárbaros que les llamaron Colotecos.
De los datos importantes que contiene un informe del entonces gobernador Simón de Herrera y Leyva (personaje de la historia mexicana controvertido. Provenía de Canarias pero era de origen sevillano. Sus parientes eran terratenientes de Las Palmas Canarias y de los más acaudalados de la isla. Tuvo varios cargos importantes dentro de las gubernaturas. Junto con sus hermanos Pedro y Jerónimo, crearon todo un feudo político y social en lo que fue el Nuevo Reino de León. Aunque fue ajusticiado en Coahuila en la Independencia, la influencia de su familia trascendió siendo uno de sus parientes, José Joaquín de Herrera, presidente de México en tres ocasiones a mediados del siglo XIX), es la mención de un documento que habla de la fundación de los pueblos colotlecos:

[...] parece por algunos papeles antiguos que en los años de mil quinientos sesenta un religioso de la orden de predicadores, hijo de la provincia de Guadalajara, entró por la sierra de San Andrés Quamiata, convirtió su ranchería: la de San Sebastián, Santa Catalina, Tesompa, y la Soledad, y queriendo pasar con su apostólico ministerio a Huejuquilla y San Nicolás, sacrificaron su vida al tiempo mismo de estar predicando. Con éste volvieron a quedar en sus errores hasta el año de mil quinientos noventa y uno, que a vista de los robos, muertes y otros delitos que cometían los indios chichimecos de Santiago y Soyatitán, determinó el excelentísimo señor don Luis de Velasco, virrey entonces, remitir y establecer cincuenta familias tlaxcaltecas para que formaran un pueblo, o fuerte en el paraje a propósito, y más inmediato a los chichimecos, con el fin de irlos civilizando, en efecto, se establecieron en el valle de Guacasco, hoy perteneciente a Colotlán, quedando el cargo de ellos en cuanto a lo espiritual al cuidado de religiosos de N. S. P. S. Francisco, entonces comenzaron los capitanes protectores, y fueron siguiendo hasta el último que fue el ya mencionado Villar.

Una vez pacificados los indios colotlecos, se creó la figura de capitán protector, militar con atributos de orden gubernativas, administrativas y jurisdiccionales. El capitán protector tenía derecho a fungir también como juez. Igualmente, como estos indios fronterizos se encontraban en constante guerra con los insultantes bárbaros, se les concedió el fuero militar. Bajo este régimen todos se alistaban como militares flecheros. Esto duró aproximadamente 200 años, hasta que los indios flecheros se convirtieron en un lastre para la Corona, pues los indios apóstatas no representaban más un peligro. Debían pasar de indios flecheros con fuero a pagar tributo y gravamen; podían además ya desarmados y sin una figura militar ser utilizados como mano de obra, lo cual hasta entonces no estaba permitido por las leyes de indias. Lo que muestran los diferentes informes del legajo Guadalajara 393, es que los naturales no eran más un peligro. Sin embargo, vemos que en varios periodos se buscó como estrategia política volverlos "peligrosos" y quitarles el estatuto de milicianos (uno de los primeros intentos es el de Antonio Vivanco), para a su vez introducir vecinos españoles como milicias, con la función de cuidar los intereses de la Corona.

Así, algunos informes entran en contradicción al decir, por un lado, que los colotlecos no eran un peligro; pero, por otro, y por lo general eran informes de coroneles protectores o religiosos, que los naturales se habían vuelto turbulentos y revoltosos, que se asociaban con los serranos nayaritas, los tarahumaras, los tepehuanes de la Nueva Vizcaya, y estos últimos con los apaches. A este discurso se le agregó que los colotlecos participaban ya de dichas alianzas. Si bien existían alianzas entre diferentes grupos, Calleja desmiente que pudieran resultar un peligro para la Corona, no obstante saber que huicholes y tarahumaras convivían y realizaban comercio.

Finalmente se redondea nuestra hipótesis de que las políticas borbónicas y el mandato del capitán Félix María Calleja buscaban reformar, por un lado, las milicias que comprendían a los flecheros, quitarles los privilegios que gozaban y pagaran tributo. Pero también les interesaba explotar las extensas tierras que tenían mediante la agricultura extensiva y el pastoreo, y despojarlos de ellas, las cuales, como veremos más adelante, no eran pocas. Eso implicaba denigrarlos como militares fronterizos y volverlos mano de obra. Es decir, una reforma profunda sobre la calidad social y jerárquica de estos grupos.

Felix María Calleja del Rey

Cuando Calleja visitó la Frontera de Colotlán, el plan de reforma había comenzado desde tiempo atrás, desde 1777 el minero Antonio Vivanco creó cuerpos militares de "vecinos" (eran pardos y blancos) con el fin de utilizar a los naturales como mano de obra en las recientes minas descubiertas. El argumento era sujetar a los naturales a la región, ya que tenían comercio con los indómitos indígenas norteños y se podían levantar y expulsar a los españoles de estas y otras tierras.

Para ese entonces, el capitán protector Felipe del Villar se había apropiado de manera arbitraria de varias tierras pertenecientes a los pueblos de indios, privándolos de agua al desviar los arroyos hacia sus propias tierras de cultivo. Luego utilizaba para la labranza a los nativos; y en caso de negarse a cooperar con él, eran castigados con fuetazos o los metía a los cepos. 

El informe de la Secretaría del Despacho de Guerra (AGS Legajo 7015, 6 "Milicia de Colotlán. Tumultos y revueltas" 1785) menciona que don Felipe del Villar maltrataba a los naturales colotlecos de los pueblos de Temastián, Asqueltán, Nostic y Mezquitic, justificándolo por ser apóstatas e idólatras. Como no prosperaron tales demandas, los cabildos de la Frontera se dividieron quedando por un lado los que apoyaban al protector (Huejucar, Santa María de los Ángeles y Acaspulco), y por el otro el resto de los cabildos, compuestos por los inconformes tlaxcaltecas a quienes no se les respetaba sus títulos nobiliarios. La división llegó a tal punto que estos últimos armaron una revuelta y sitiaron Colotlán, tomándola por asalto. Vivanco aprovechó este levantamiento para acusar a los colotlecos que nada habían tenido que ver y proponer la reforma de las milicias y la extinción de derecho de los indios flecheros de Colotlán.

Las tierras de los indios colotlecos, después de su pacificación por parte de los tlaxcaltecas, comprendía a los naturales de Camotlán, Hostoco, San Andrés del Teul, Chalchihuites, Nueva Tlaxcala, Apozolco, Mamatla, Tepisuaque, San Andrés Cohamiata, Santa Catarina, San Sebastián, Huejuquilla, San Nicolás, Soledad, Tenzompa, Mezquitic, Nostic, y según Shadow, también eran tepehuanes, tepecanos, mexicaneros, coras y huicholes. Por desgracia, cuando Calleja recorre los pueblos de indios de la Frontera, a todos los identifica como naturales, a excepción de huicholes, que para entonces habitan los pueblos de Camotlán, San Sebastián, Santa Catarina, Tensuapa y San Andrés Cohamiata: "todos estos pueblos tienen una misma situación, unos mismos productos, un mismo comercio de sal que de San Blas llevan a los reales de minas, y de maderas que cortan en las sierras de Tepisuaque y sus inmediaciones, y transportan con sus recuas a Bolaños".

Por otro lado, dice:

[...] el traje de estos indios [de San Andrés Cohamiata] y de los de Camotlán, San Sebastián, Santa Catalina y San Andrés de Teul, a quienes llaman güicholes y que sólo hablan este idioma, se distingue de los demás pueblos de la Frontera, y consiste en un calzón de piel abierto por todas las costuras y sujeto con correas y cintas de varios colores que sus extremos flotan al aire, cotón de manga ajustada, y descalzos de pie y pierna; los solteros tienen siempre las cabezas descubiertas, y los casados se la cubren con un sombrero de paja en el que ponen algunas plumas; las mujeres solteras se distinguen también de las casadas en que las primeras usan la ropa casi a la altura de la rodilla, y las segundas a la de la espinilla; los habitantes de estos pueblos son más bien formados, tienen un cuerpo más suelto y vigoroso, usan armas de mucho más tamaño y las manejan con mucha más destreza, pero todos son igualmente pusilánimes, cobardes y puerilmente tumultuosos, aunque vengativos y crueles cuando se hallan, muy superiores.

Si bien Calleja sólo menciona a los huicholes en algunos de estos lugares, indica también que todos ellos tienen comercio con naciones del norte, por lo que considera que se podrían instalar algunos grupos de milicias españolas que sustituyan a los flecheros en:

L...] elegirse de buena especie de gente en ambas clases de oficiales y soldados. Las dos que comprendo conviene criar son la una de Chalchiguites [sic], por ser el paraje más inmediato a los pueblos de indios revoltosos y a la salida hacia la tarumara, la otra en el Real de Bolaños compuesta de los rancheros que habitan sus inmediaciones, por estar este pueblo en medio de toda la Frontera con proporción de acudir en tiempo a cualquier punto de ella en que la necesidad lo pidiese (f. 71r).

Lo importante de esta descripción es que los huicholes tenían un conjunto de relaciones que iban desde lo que hoy es la sierra de Jalisco hasta Nayarit y Zacatecas. Y que mantenían un constante intercambio de productos con indígenas que provenían más del norte. Era, se puede decir, una franja de pueblos que mantenían alianzas entre sí, lo cual Calleja veía como un peligro, pero no mayor. No obstante, propuso quitarles el fuero y la categoría de flecheros y reducir sus tierras mediante la introducción de familias españolas que los "civilizaran". Incluso, como bien lo hace ver Ultreras:

Desde la visión emprendedora de los visitadores, los indígenas generalmente se conformaban con poco, es decir, no aprovechaban al máximo los recursos que tenían al alcance; solamente usaban de la naturaleza lo necesario para "subsistir", tirándose al ocio la mayor parte del tiempo. En cambio, los europeos mantenían un espíritu más resuelto en cuanto a la puesta en marcha de nuevos proyectos para acrecentar sus ingresos y elevar su estatus social. Citaré un ejemplo para dar una idea más clara. Si en la provincia de Nayarit y Colotlán los valles y cañadas eran mínimos en comparación con los montes, sierras y bosques, los visitadores siempre recomendaban el ejercicio de la ganadería extensiva para utilizar esas vastas extensiones de terreno que además iban bañadas por diversos ríos y arroyos, usando así los principales recursos para la cría de ganado. Pero los indios no tenían esta visión del uso de los recursos naturales, sembraban las hectáreas suficientes para el autoconsumo y tenían poco ganado.

Desarrollar estas tierras implicaba despojar a los naturales de su forma de vida y de sus tierras, tierras que a los ojos de Calleja no merecían por no explotarlas para hacer feliz a muchos, como queda muy claro en esta cita por demás calculadora:

[...] como si todos los tiempos no hubiese sido la equivocación, patrimonio de la ignorancia que de estos indios en entera libertad de formar sin testigos sus cavilosas juntas (sic), que son sumamente propensos de un terreno escabroso, y de extensión de muchas leguas, sin mezcla de gentes de otra especie; sólo debe esperarse que olviden la poca estabilidad y religión que han adquirido, que despierte su antigua ferocidad, que vuelvan a haberse con sus votos temibles, y destructores de sus vecinos, y que mantengan inútil una provincia que destinó la naturaleza hacer felices a muchos hombres; porque es ciertísimo que los veinte y siete pueblos del Gobierno poseen las trescientas veinte y nueve y tres cuartos de superficie cuadrada que expresa el citado informe, aunque parece lo duda el señor fiscal y lo que más bien debería dudarse si no se conociese la miseria de esta nación, era el que no poseyesen más, si se atiende a que el terreno que ocupa el gobierno de Colotlán se extiende sesenta y cinco leguas de Norte a Sur y sesenta y seis de Este a Oeste que componen multiplicada la base por la altura cuatro mil novecientos cuarenta de superficie cuadrada, que aunque se rebajen muchas por la irregularidad de su figura, siempre quedan algunas sobrantes además de las que poseen citado en su centro.

Fragmentos del Diario de Campaña del Capitán Félix María Calleja

*Desde su salida de la ciudad de México hasta la frontera de Colotlán.

Por: José Alonso Serrano Campos

Mapa del recorrido que hizo el Capitán Calleja

El diario de campaña del capitán Félix María Calleja (escrito en la última década del siglo XVIII) forma parte del amplio proyecto desarrollado por el segundo conde de Revillagigedo para conocer, de una manera más precisa, las condiciones económicas, políticas, sociales, militares, urbanas y culturales de las provincias, gobiernos y reinos dependientes del virreinato de la Nueva España.

Durante el gobierno del virrey Revillagigedo se realizaron la mayor parte de las relaciones geográficas y censos de población. Para ello contó con el apoyo de un considerable número de oficiales militares quienes debían hacer una "disertación breve geográfica, histórica, militar y política de cada provincia". Calleja fue uno de estos oficiales; desde España, a él se le encomendó la tarea de organizar la milicia provincial de Puebla; luego marchó hacia el norte con la misión de hacer una visita a los pueblos de la frontera de Colotlán y provincia del Nayarit. En el diario se refleja el interés de la corona por localizar las fuentes de riqueza que estuvieran fuera de su control; por quitar las trabas que impidieran una mayor intervención del Estado en estos asuntos; por establecer nuevos mecanismos para impulsar su desarrollo económico e incrementar sus ingresos por medio de las contribuciones.

En el diario, Calleja presenta una visión fresca, la de un ilustrado recién llegado a Nueva España. La riqueza de la información radica en la espontaneidad con que expresa lo que va viendo a lo largo de su viaje, en el rigor y seriedad con que aborda los problemas existentes y la crítica a un sistema en decadencia. No omitió aquellos aspectos que le llamaron la atención, aunque para la corona no tuviesen ninguna importancia. Así, por ejemplo, hizo una amplia descripción del centro arqueológico de Chicomostoc, una fortificación militar prehispánica de la que quedó gratamente impresionado.

Los lugares a que hace referencia son: Cuautitlán, Tula, hacienda de Arroyo Zarco, San Juan del Río, Querétaro, Apaseo, Celaya, lrapuato, hacienda de Sarabia, Salamanca, Silao, León, Lagos, Aguascalientes, hacienda del Sauce, Huejúcar, Nochistlán, Juchipila, Tabasco, Villanueua, el fuerte militar prehispánico de Chicomostoc, Jerez, Fresnillo y Colotlán.


INFORMES DEL COMISIONADO DON FÉLIX CALLEJA DE RESULTAS DE LA REVISTA DE MILICIAS DEL CORDÓN DE FRONTERA DE COLOTLÁN EN QUE EXPLICA SU ACTUAL ESTADO Y POSICIÓN

El diario de campaña

Habiendo fiado a mi cuidado el Excelentísimo Señor Virrey y Conde de Revillagigedo, Virrey y Capitán General y Gobernador de los reinos de Nueva España, el importante encargo de revistar y examinar en la frontera de Colotlán y provincia del Nayarit, el estado de sus cuerpos de milicias, compañías de flecheros, el de sus poblaciones, número de habitantes y estado de su existencia, y siendo uno de los puntos de mi instrucción el formar diario desde la salida de la ciudad de México hasta mi llegada a Guadalajara, en donde debía de mandarme según ella misma, a extender y poner en limpio todos los documentos, estados e informes que justifica en el desempeño de mi comisión, uniendo al diario un mapa de las provincias de Colotlán y Nayarit, pero como para levantarle geométricamente se necesitan muchos instrumentos, mucho tiempo, peones y medidores inteligentes, y todo ocasionaría mucha dilación y crecidos gastos, en el que he formado y acompaña, no cabe escrupulosa exactitud, pero nunca dará una idea equívoca de la verdadera situación respectiva de los pueblos, y curso principal de los ríos.

En él van cuidadosamente señalados, observados y bien marcados los puntos principales, rumbos y distancias. He tenido presente para levantar éste el que de la frontera presentó a Vuestra Excelencia el gobernador de Colotlán y le he hallado lleno de equivocaciones substanciales principalmente en distancias y cursos de los ríos que unos y otros van enmendados y bien comprobados.

Desde mi salida de México a la entrada de la frontera no será fácil extenderme más en este diario sin arriesgar la verdad por informes poco comprobados, o sin hacer en cada pueblo una detención que atrase demasiado mi comisión en perjuicio de otros puntos más importantes de ella.

En lo concerniente a Colotlán me he extendido a todo lo que he creído preciso para presentar el estado de esta provincia una idea justa y clara sin haber omitido paso ni diligencia alguna que pudiese contribuir a comprobar o rectificar la que yo he concebido.

Salí de la ciudad de México el 12 de mayo de 1790, caminé cinco leguas (…) 

El 24 caminé 16 leguas al Norte hasta la villa de Aguascalientes, a 8 leguas de Lagos de camino desigual se encuentra la venta y hacienda del Sauz, abundante de maíz y pastos. Pasa un río a sus inmediaciones que corre por temporadas, a cuatro leguas del Sauz está la hacienda La Villa de Aguascalientes, situada al O ... Norte de México en un gran llano, por el cual corre un río a poco más de un cuarto de legua de la población, que sería muy fácil, y no de mucho costo introducirle en ella, y aprovechar sus aguas para riego; sobre este río hay un puente de bastante buena arquitectura, y de preciso paso para tierra adentro; inmediato a la población nacen varios ojos de aguas termales con las que riegan 600 huertas grandes y pequeñas, que además de muchos árboles frutales, contienen 107,396 parras que producen de 40 a 50 barriles de vino tinto al año y muchísima uva que consumen en fruta porque así les deja más ganancia, sus cosechas de maíz y trigo son en general abundantes; la cría de ganado mayor y menor especialmente la de caballos es de las mejores del reino; tienen un comercio bastante activo que les facilita su situación por ser de preciso paso para tierra adentro, la población está ordenada, y con bastante policía, tiene dos posadas, la una bastante buena; en el año próximo pasado se ha hecho a expensas del vecindario un malecón para contener los derrames de la sierra que arruinaban el pueblo, y se ha plantado una alameda bastante bien ordenada; el número de sus habitantes de todos sexos, edades y castas llegará de 9,000 personas,  de canales adentro.

Tiene 9 iglesias con 40 clérigos para cuya manutención y decencia la hacienda que no les pertenece en propiedad está muy gravada en fundaciones de capellanías, etcétera, el temperamento templado y más bien se acerca a ser frío que caliente.

El segundo día de junio caminé seis leguas en el mismo rumbo y todas de sierra hasta la congregación de Huejúcar situada en un pequeño valle, único paraje en que se puede sembrar y que riega un escaso río, las sierras que lo rodean son ásperas, pero de buen pasto, crían abundancia de ganado mayor y menor, aunque muy hostigados por los muchos leones, lobos, coyotes y otros animales. El pueblo es pequeño y mal ordenado, pobre y de cortísimo vecindario; tiene un pequeño comercio de pita en el puerto de San Blas con lo que fabrican jarcia y estopa para garafatear.

El tres pasé revista a la compañía de dragones de milicias situada en este miserable pueblo. El cuarto, quinto y sexto caminé al Sur veinte leguas de áspera sierra hasta Nochistlán sin haber hallado en esta distancia más que un pequeño rancho de ganaderos. (…)

El veintiuno caminé catorce leguas al Sureste y entré en el gobierno de Colotlán por el pueblo de Huejúcar de la Frontera de la que para que se pueda formar una idea general antes de entrar en el pormenor de cada pueblo de ella, me ha parecido la sucinta deserción que sigue.

De la Frontera de Colotlán no hay más noticia en sus archivos que la de estar ya formado el Presidio de Colotlán en el año de 1593 y establecidos algunos indios que de Tlaxcala vinieron a poblarla, y servir de barrera a los de la nación chichimeca; mucha parte de ella en aquel tiempo por conquistar; el capitán Caldera por superior determinación continuó la conquista sirviéndose más de la persuasión, y el halago, que de las armas desde dicho año al de diez y ocho han mandado a estos indios capitanes protectores nombrados por los Excelentísimos señores virreyes con jurisdicción civil, y militar, y con sólo apelación a ellos. Estos pobladores, los nuevos conquistados y cuantos vecinos se han establecido, y establecen en ella, han gozado, y gozan desde entonces del fuero militar, no han pagado tributo, y ha mantenido y actualmente mantiene cada pueblo una compañía de indios flecheros, que las veintiséis del día ascienden a dos mil ochocientos noventa y cuatro hombres armados.

Estas compañías han servido con utilidad en la conquista del Nayarit, y se han opuesto en varias ocasiones a sus sublevaciones. La extensión de esta provincia no llega a ochenta leguas de Este a Oeste, y setenta de Norte a Sur.

Confina por el Norte con las jurisdicciones del Fresnillo, Sombrerete y Zacatecas, por el Sur con la de Guadalajara, y subdelegación de Ostotipaquillo, por el Este con la de Juchipila y parte de la de Xeréz, y por el Oeste con el río grande que llaman del Nayarit y con esta provincia. Por los tres primeros vientos se han agregado a las jurisdicciones inmediatas algunos pueblos y todas las haciendas formadas en tierras de las fronteras de modo que en lo interior de ellas tienen jurisdicción la mayor parte de los subdelegados de sus inmediaciones, y en el centro está situado el Real de Bolaños con los pueblos de Chimaltitán, Gilacatitán, Pochotitán y Goacuasco, que son de la jurisdicción de dicho real, y gozan no obstante de los privilegios de fronterizos aunque dependientes del corregimiento de Bolaños y Audiencia de Guadalajara.

El gobierno se compone en el día de veintiséis pueblos y los habitan once mil cuatrocientas cuarenta y cuatro personas de ambos sexos y todas edades; los dos mil once de razón y las nueve mil cuatrocientas treinta y tres indias; que poseen trescientas veintinueve leguas y tres cuartas cuadradas de terreno, las cincuenta y una y una cuarta de panllevar, ciento cinco y cuarta de pasto y ciento setenta y tres y cuartas de sierra, mucha parte inútil que pertenece al Rey como realengo.

La riegan cuatro ríos bastante caudalosos y trece arroyos de agua corriente todo el año, los pueblos están situados en las cañadas siguiendo el curso de los ríos o arroyos. Se encuentra en esta corta extensión de terreno y obstante que está bajo la tórrida zona a los 22°15 de latitud boreal y a los 273° de longitud toda suerte de temperamentos porque como su local es extraordinariamente regular; las cañadas anchas, poco profundas y que sus inmediatas montañas no impiden la entrada de los vientos, son muy templadas; en las muy profundas y al abrigo de los vientos es extraordinario el calor, y en las simas de sus ásperas sierras se llenan de frío los ganados, las producciones del terreno son relativas a su temperamento, produce frutas de tierra caliente, las produce de tierra fría y de la mejor especie; es abundante de maíces y frijoles, poco trigo, excelente y abundante pasto, más que mediana abundancia de grandes árboles de pino, mezquites, y mucho aguardiente y vino mezcal, todos sus frutos tienen fácil y cómoda salida en los Reales de Bolaños, Fresnillo, Sombrerete y Zacatecas, y a pesar de estas proporciones, sus habitantes viven en la mayor miseria; las causas de que estas principalmente nace, carácter de los indios que habitan cada pueblo, sus costumbres, gobierno espiritual, civil, militar y económico va expresado con individualidad en las notas de los estados respectivos, bienes comunes, etcétera, en los números dos, tres, cuatro y cinco que no expreso en este diario por evitar repeticiones.

La mayor parte de estas sierras encierran metales, hay muchísimas minas abiertas y a todas se les ha encontrado ley de plata, pero a poca en cantidad que suplan los costos de su beneficio, esto dicen sucede regularmente en todas las que no se profundizan mucho, y como aquí no han hecho más que excavar la tierra por no haber tenido caudales que aventurar y por el temor a los indios, que impiden siempre que pueden estos trabajos, no sería extraño que continuándole se hallasen vetas abundantes, y aun es natural que así sucediese por esta cordillera de sierras, es la misma que en la que se han hallado los ricos minerales de Zacatecas y Bolaños; en este diario van expresadas algunas de las que se han empezado a trabajar en el pueblo de la jurisdicción a que corresponden porque el todo es casi innumerable. (…)

El veintidós pasé revista a la compañía de flecheros de Huejúcar; en este pueblo habitan setecientas ochenta y dos personas de ambos sexos y todas edades, está situado en una cañada por la que pasa un arroyo que nace inmediato a sus tierras, poseen diez y seis leguas cuadradas de terreno, las cuatro de panllevar y las doce de buen pasto; el pueblo está muy mal ordenado y sus casas dispersas, malas y la mitad yermas; siembran y crían poco ganado, no tienen ningún plantío ni tráfico de ninguna especie, hay algunos campaneros de oficio, sin herramienta ninguna de cuanto se necesita; el pueblo que quiere hacer campanales llama a jornal y les su ministra el metal y demás para la fundición; la parroquia es fábrica de piedra bien cuidada y regularmente ordenada; enfrente de la iglesia está un hospital de indios que se reduce a una buena capilla en la que también se celebra, el origen y uso de estos hospitales va expresado en las notas de su respectivo estado. Los vecinos de este pueblo son de lo más inquietos, ladrones, y holgazanes del gobierno; aquí mantienen tenientes el gobernador y cura de Colotlán.

(Falta la página 126 del documento donde seguramente se abordaban más detalles de Colotlán.)

El tres de agosto pasé revista a la compañía de dragones de milicias establecida en estas rancherías. 

El cuatro caminé siete leguas al Suroeste hasta el pueblo de Tlaltenango situado en un llano rodeado de sierras por el que pasa un río que nace catorce leguas de dicho pueblo corre de Sur a Norte y viene a unirse con el de Xeréz cinco leguas al Norte de Colotlán, junto al rancho que llaman de Cartagena, que divide las jurisdicciones de Colotlán y Tlaltenango, de allí corren juntos de levante a poniente hasta unirse con el de Bolaños cerca de Asquetlán.

El pueblo de Tlaltenango tiene mucha agricultura, cría de ganados, algún comercio con los Reales de Minas y los más de sus vecinos son acomodados. El cinco me mantuve en dicho pueblo y el seis pasé revista a sus dos compañías de dragones de milicias. (…)

El diez y seis, diez y siete y diez y ocho de septiembre me detuve en este pueblo y el diez y nueve pasé revista a su compañía de flecheros con la que concluí toda la de la frontera y la de las milicias de su cordón, visita de los pueblos y todos los demás encargos a que se extiende mi comisión en la frontera de Colotlán, y el veinte emprendí mi marcha a Sombrerete que dista cuarenta y cinco leguas, por ser imposible atravesar el río que llaman del Nayarit para pasar a esta provincia hasta que empiecen a bajar sus aguas.

Sombrerete, 28 de septiembre de 1790.


Biografía de Félix María Calleja del Rey 

Nació en Medina del Campo, Valladolid, en 1753. A los 20 años fue incorporado al servicio del ejército del rey. Dos años más tarde, el futuro virrey tuvo su primera prueba de armas en las costas de Argel, ya que Carlos III mandó una expedición de 18 mil hombres para combatir a los corsarios, la cual fracasó. Del norte de África, Calleja fue enviado a combatir a los ingleses en el peñón de Gibraltar.

A pesar de las derrotas sufridas —señala el historiador Juan Ortiz—, el sitio sobre el peñón se convirtió en la escuela donde se foguearon la mayor parte de los virreyes y oficiales reales que viajaron a América, al final del periodo colonial. Ejemplo de ello es que, en el sitio a Gibraltar, Calleja convivió con personajes como Miguel de la Grúa y Branciforte, Santiago Liniers, Francisco Xavier Venegas y Juan Vicente Güemes y Pacheco (II conde de Revillagigedo).

Este último, al ser nombrado virrey de la Nueva España, reclutó a Callejas (1789) y lo nombró comandante del Regimiento de dragones de Puebla. Tiempo después, Calleja fue enviado a las provincias más apartadas del norte del virreinato, donde elaboró varios estudios en los que describió las condiciones geográficas de los territorios que visitó, los obstáculos que impedían su desarrollo y crecimiento; así como las medidas que debían aplicarse para sacarlas del atraso en que se encontraban. Años después aprovecharía estos conocimientos para obtener beneficios personales bajo el amparo de su investidura de militar.

En 1794 recibió orden el Virrey de Nueva España Marqués de Branciforte de que informase del número y estado espiritual y temporal de las misiones de su virreinato, contestando el Virrey con un informe sobre ello, en el que vemos que comisionó al Teniente Coronel don Félix Calleja en unión del Gobernador de Colotlán don Simón de Herrera y de un religioso, para que visitaran las misiones de Rioverde y Tampico y escucharan las quejas de los indios, procurando remediarlas, habiendo sabido ellos actuar con justicia y así, prohibieron dar castigos crueles a los indios y les redujeron las contribuciones y servicios personales. Además, se fundaron en algunas misiones escuelas de lengua castellana.

En 1796 Félix María Calleja llegó a San Luis Potosí con el encargo de hacer eficientes las milicias recientemente establecidas en la región. Para ese fin puso en marcha los regimientos provinciales de dragones de San Luis y San Carlos. Su nombramiento como comandante general de la provincia de San Luis Potosí, de la Colonia del Nuevo Santander y Nuevo Reino de León, permitió a Calleja poner a prueba sus habilidades para combinar su lealtad y servicio al rey, con sus aspiraciones personales de poder y riqueza.

Al enterarse del estallido insurgente en 1810, Calleja dispuso una serie de medidas para la protección de la región de San Luis Potosí, tales como controles en caminos, barricadas en el acceso a la ciudad y recompensas a los confidentes. Asimismo, preparó una fuerza para lanzarse en persecución de los insurgentes. Además, logró reunir una fuerza conformada por cinco cuerpos de milicianos, uno de infantería (Tamarindos, por el color de su uniforme), dos de dragones (San Luis y San Carlos); y dos de caballería (Fieles del Potosí y Frontera del Nuevo Santander), contando con un total de 2,827 hombres, 2,427 montados y 400 a pie.

El 28 de octubre de 1810 se unieron las fuerzas realistas de México y Puebla, constituyendo el Ejército del Centro. Calleja se convirtió en general de estas unidades militares. Sus tropas fueron el baluarte realista que logró vencer a los insurgentes en Aculco, Guanajuato, Puente Calderón y Zitácuaro; y en escaramuzas que se sucedieron en gran parte del virreinato: Querétaro, Guadalajara, San Luis Potosí, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato y Michoacán.

Año y medio después de su formación, en mayo de 1812, el Ejército del Centro fue disuelto. No obstante, la reputación que se ganó Calleja como general victorioso favoreció su designación como virrey, cargo del que tomó posesión el 4 de marzo de 1813. Instalado en el palacio virreinal adoptó una nueva estrategia de guerra, en la que las tropas potosinas jugaron un papel protagonista.

La investidura de Virrey, Jefe Superior Político y Capitán General de Nueva España, obedeció más a una política interna que a los intereses peninsulares, sobre todo después de la fallida experiencia de su antecesor, Francisco Xavier Venegas, quien por su nulo conocimiento que tenía sobre el país no pudo contener las rebeliones populares y, al mismo tiempo, aplicar la constitución gaditana.

En septiembre de 1816 fue removido del cargo de virrey y regresó a España donde fue nombrado Capitán General de Andalucía, Gobernador de Cádiz y General en Jefe de Ultramar. Poco antes del golpe de Estado, encabezado por el general liberal Rafael del Riego, en enero de 1820, Calleja preparaba una nueva expedición, ahora contra Buenos Aires, pero como se negó a colaborar con el nuevo gobierno, fue encarcelado.

Durante el bienio liberal Calleja encabezó una conspiración para derrocarlo. Por esta razón fue desterrado a la isla de Ibiza, hasta que cayó el gobierno y, tras el restablecimiento del absolutismo, regresó a Valencia donde vivió hasta su muerte, el 24 de julio de 1828, no sin antes padecer uno de los procesos más humillantes de su vida: el haber sido sometido al llamado Juicio de purificación, para demostrar con hechos que nunca había colaborado con los liberales y que siempre había sido leal al monarca Fernando VII.

viernes, 5 de mayo de 2023

Arte, costumbres y tradiciones de Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos

De mis primeras publicaciones como director de comunicación social y en breves épocas del área de turismo, dispuse de un escrito que sirvió como carta de presentación para los visitantes que acudían al municipio en recorridos turísticos, en los medios impresos del municipio y de revistas alusivas a esta población.

Desde aquellos años (2004 a 2010) era la única recopilación que se había producido para promocionar los sitios de interés, la gastronomía, las tradiciones u otros elementos que distinguen la riqueza cultural de esta querida comunidad de la zona norte de Jalisco. Vamos a recordarla:

COMIDA TÍPICA
Nuestro municipio posee una gran riqueza no solo cultural sino también gastronómica y prueba de ello es la gran variedad de sabores y platillos que ofrecemos a propios y visitantes, quienes expresan con beneplácito ¡hum, hum riquísimo!, ¡qué delicia!, ¡realmente suculento!, ¿Qué le ponen?, ¿Cómo lo hacen?... 

Algunos de nuestros platillos típicos son:

Pipían con carne de ave y semillas de calabaza, espinazo en mole, pollo en adobo, carne adobada, picadillo en mole con tomatillo, chorizo, longaniza, gorditas de diferentes rellenos: carne, queso, rajas, frijoles; tacos dorados con picadillo, frijoles o papa molida, pozole, tamales, asadura en mole, carne de puerco en chile rojo, pan de chiquigüite, contamales, gorditas de maíz crudo, gorditas de cuajada, gorditas y panochas de trigo, quesadillas de masa con chile, queso de rancho, jocoque, queso asadero, enchilado y blanco.

Bebidas típicas: Pulque de maguey y aguamiel, atoles y aguas frescas de frutas y alfalfa, dulces de leche, biznaga, camote y calabaza cubierta.


FIESTAS POPULARES

Feria Nacional del Piteado
Se efectúa durante la primera semana de mayo, generalmente en el último fin de semana de abril, en un periodo de 10 días, comienza con un desfile en donde participan las reinas de la feria y las reinas de los diferentes municipios que son invitadas para este día. Además de las diferentes asociaciones civiles de Colotlán, como la Asociación de Charros, la Tercera Edad, la Prepa, la Normal, El Club de Leones, etc... Continúa con la coronación de la reina de la feria nacional del piteado y baile de gala.
En 2005 mientras se diseñaba un logotipo para el patronato, en la oficina de comunicación social se acuñó por primera vez llamarla de manera abreviada: FENAPI.
Durante los días de feria puedes visitar la exposición artesanal y venta de trabajos piteados que se encuentran en los corredores de la presidencia municipal, la exposición ganadera, el teatro del pueblo con la presentación de grandes artistas reconocidos nacional e internacionalmente, palenque, carreras de caballos, eventos culturales y deportivos, terrazas alrededor de la plaza principal, juegos mecánicos, y en el lienzo charro “Gabriel Campos Aguayo” con el campeonato nacional del piteado y la charrería.

 Aniversario de la fundación de Colotlán
Dentro de los festejos de aniversario tradicionalmente los músicos locales se presentan en diferentes puntos de la ciudad como barrios y cruce de calles distintivas para interpretar las mañanitas, hay charreadas, eventos deportivos, juegos pirotécnicos, eventos culturales, como exposiciones de pintura, obras de teatro, conferencias, noches bohemias conciertos de música clásica o popular mexicana, venta de antojitos regionales, serenatas, callejoneadas y baile popular.
Tradicionalmente ha sido más un motivo de destacar aspectos culturales y muestras artísticas, mientras que en la FENAPI es más de fiesta y diversión.

 
Día del Hijo Ausente
Se llevaba a cabo el 19 de agosto.  Iniciaba con recepción y registro de los hijos ausentes en palacio municipal, se entregaba simbólicamente las llaves de la ciudad, un desfile con mariachi, en el templo de San Luís Obispo se oficiaba una misa en su honor, se organizaban convivios familiares en el Centro Social “Tenamaxtle” en donde toda la población colaboraba llevando platillos de comida típica,  compartiéndola con todos los presentes, por la tarde la asociación de charros les organizaba una charreada y por la noche una callejoneada por las diferentes calles de Colotlán, terminando en la plaza principal con un baile popular con música de tambora.

 
FIESTAS PATRONALES
 Día de Santo Santiago
Se festeja el día 25 de junio en la comunidad de Santiago Tlaltelolco, varias de las actividades que se realizan son las tradicionales carreras de pollos, consisten en correr a caballo tratando de quitarle un pollo a otro que también va a caballo. La santa misa, puestos de vendimia y por la noche verbena popular, pirotecnia y baile popular en la cancha de la comunidad.

 
Romería de la virgen del rosario
Esta celebración tiene muchos años de llevarse a cabo cada primer lunes de octubre en fecha movible, el domingo antes hay fiesta de despedida en el templo de San Lorenzo, se dan cita cientos de fieles y participan entre danzas, puestos, pólvora y una común lluvia ligera que no desampara cada año a los peregrinos; de hecho, la tradición inició por la sequía, trajeron a la virgen desde Santiago para augurar un buen temporal, todos se disponen para iniciar el recorrido a las 5:00 de la mañana. La virgen es acompañada por multitud de peregrinos de todas las comunidades cercanas, hay venta de antojitos de la región, terrazas, danzas, eventos culturales y deportivos, juegos pirotécnicos y música de banda.
 

Fiesta de San Nicolás Tolentino
Se efectúan del 1 al 10 de septiembre, siendo el último día el que conmemora esta gran fiesta, con alba, mañanitas, peregrinaciones con danzas acompañadas de violín, hay carros alegóricos con temas bíblicos haciendo recorridos por las principales calles, misas, serenatas, juegos mecánicos, eventos culturales y deportivos, verbena y baile popular con fuegos artificiales. La fiesta religiosa más concurrida de los colotlenses.

 

Fiesta de San Lorenzo
Se celebra del 1 al 10 de agosto, siendo el último día el que conmemora a este santo. Hay repique de campanas, mañanitas, procesiones, danzas, misa, verbena, serenatas y fuegos artificiales.


 

Fiesta de San Luís Obispo

Se realiza del 10 al 19 de agosto con repique de campanas, mañanitas, procesiones, danzas, carros alegóricos, misa y quermés con venta de antojitos mexicanos, finalizando con la quema de castillo.

 
Fiesta de Santa Cecilia
Se festeja el 22 de noviembre a Santa Cecilia, patrona de los músicos. Durante el día hay música en vivo frente a la parroquia de San Luís Obispo con una gran participación de las agrupaciones musicales locales, y por la noche se organiza una gran verbena popular a cargo del Colegio “Jalisco”. Fiesta en la que es tradición encontrar todo tipo de antojitos mexicanos y tómbola. La fiesta termina con la quema del castillo.

Fiesta de la Virgen de Guadalupe
El 12 de diciembre se celebra la fiesta de la virgen de Guadalupe, venerada a nivel nacional e internacional. Para esta fiesta se organiza el docenario, en el que participan los diferentes sectores de la localidad. El día de la fiesta se hace un desfile de carros alegóricos de gran colorido, representando pasajes históricos de las apariciones de la virgen de Guadalupe. En esta fiesta tampoco puede faltar la verbena popular y la quema del castillo.

Danzas Autóctonas


Danza del Moreno acompañada por música de violines, Danza de Matachines acompañadas por instrumentos autóctonos. Se pueden apreciar en las festividades religiosas, como en las fiestas patronales en los diferentes barrios y comunidades del municipio.

Día de Muertos
Se celebra el día 2 de noviembre, durante el día se visita a los muertos en el panteón de Guadalupe llevándoles flores y veladoras, por la tarde a las 5:00 p.m. se celebra una misa en el panteón, y por la noche como ya es tradicional, en los portales o en la plaza principal se lleva a cabo un concurso de altares de muertos en donde participan diferentes instituciones educativas, premiando a los primeros lugares.

 

ZONAS Y ÁREAS TURÍSTICAS DE LA REGIÓN

Existen por todo el municipio diversos sitios naturales ideales para pasear o desarrollar distintas prácticas eco-turísticas como:

La Cascada de la Trinidad
Se localiza a seis kilómetros al poniente de la cabecera municipal. Cuenta con pequeñas piletas naturales, que se pudieran utilizar como balneario rústico, muchas partes se han limitado por la pavimentación del camino, pero siguen existiendo y siendo frecuentemente visitadas en temporada de lluvias.

Cerro de San Nicolás
Se encuentra a 17 kilómetros de la ciudad de Colotlán, desde la parte alta de este paraje se observa todo el cañón integrado por las diferentes comunidades, serranías y vías; un paisaje de formaciones caprichosas naturales que miden aproximadamente de 150 a 200 metros de alto en donde se podría practicar deportes extremos como el rapel, alpinismo, campismo es la imagen característica de los riscos en su parte alta.
También se podría hacer un circuito para practicar el ciclismo de montaña, durante su trayecto es posible apreciar su vegetación de robles, encinos, madroños, algunos pinos, mezquites y ochotes. Así como fauna de venado, jabalí, zorra, coyote, zorrillo, mapache, tejones y gran variedad de aves.
Al pie del cerro, pasando la comunidad, se construyó un restaurante con platillos típicos, área de juegos y rapel atendido por los mismos pobladores de dicha comunidad.

Cueva de la novia
Es una cueva que mide ocho metros de alto por doce de ancho, desde este sitio se puede admirar todo el municipio de: Colotlán, hasta Santa María de los Ángeles, Huejúcar, Momax y Tlaltenango, además el camino a San Nicolás, al Carrizal y la presa de la Boquilla de los Pérez.

Mirador “Cuesta de la novia”
Se localiza a 20 kilómetros por terracería, entre San Nicolás y el Carrizal, es un mirador natural que no cuenta con infraestructura. Con un ángulo de visibilidad de 180º se puede observar el paisaje del cañón de Huejúcar a Tlaltenango y sierra de Santiago. A 500 metros se encuentra el peñasco de San Nicolás con sus formaciones caprichosas naturales, con una altura de 2,100 metros aproximadamente ideal para practicar el alpinismo y turismo de montaña, ya que cuenta con vegetación de roble, pino, encino, madroño, manzanilla, nopal, huizache, etc. Además, es posible observar algunas especies de fauna como el lobo, zorras, venado, coyote y variedad de aves.

Cascada del Rancho del Hepazote
Ubicada a unos 15 kilómetros de Colotlán por la carretera al Hepazote, es una cascada natural de más de 100 metros de altura, con vegetación de robles y encinos en la parte baja, ideal para practicar deportes extremos como rapel, alpinismo o vuelos con planeadores, ya que cuenta con un cañón natural propio para este tipo de deportes. Su belleza de todo el año destaca aún más en época de lluvias.

 

Arroyo de la Cantera
Se encuentra ubicado al noroeste de la ciudad de Colotlán, por el barrio de Tochopa, a un kilómetro del mismo, encontraremos manantiales de agua zarca, así como el cerro de la cantera de donde los indígenas extrajeron la piedra de cantera para la construcción del templo de San Luís Obispo de Colotlán, también hay cuevas y grutas que llevan de un lado al otro del cerro, en donde se han encontrado piezas de cerámica, puntas de flechas y hachas. La flora y la fauna de este lugar consta de árboles de mezquite, papelillo, nopales, cactus, ochotes, huisaches y biznagas. En cuanto a la fauna podemos encontrar coyotes, conejos, zorras, techalotes, ardillas, correcaminos y una gran variedad de aves.

 

SITIOS DE INTERES
Parque Acuático “Las Fuentes”
En la comunidad de Tulimic de Guadalupe se cuenta con el punto turístico más importante del municipio, recibe anualmente a miles de visitantes de toda la región, del país y del extranjero, sus aguas termales están perfectamente distribuidas en albercas para diferentes gustos, la alberca de olas, el río lento, temazcales, cabañas y más infraestructura para divertir a los visitantes.

Presa de la Boquilla de los Pérez
Se localiza a ocho kilómetros al sur de la cabecera municipal. Es ideal para practicar la pesca de lobina, carpa, mojarra, tilapia, no es apta para nadar por los riesgos que puede tener debajo de la superficie, pero de magnífica experiencia surcarla en lancha, la cortina cuenta con 20 metros de profundidad donde se encuentra la cortina. De junio a septiembre es ideal para la cría de peces. También se cuenta con un restaurante de diversos platillos, especialmente de mariscos, para deleitar a los visitantes.
Asimismo, existen en el municipio otros cuatro veneros de aguas termales en las comunidades de Casallanta (tiene una pila rústica), Saucillo de los Pérez (cuenta con su balneario), Boquilla de los Pérez, y Los Véliz (piscinas acondicionadas en un área con bancas y asadores), en igualdad de circunstancias existen diversos arroyos como son:
El arroyo de Pacheco, ubicado en la Comunidad de la Cofradía; el arroyo de la Trinidad, rumbo a la Cofradía y el arroyo de la Tierra Blanca, rumbo a San Pascual.


Parque infantil “El papalote”
Se encuentra en la calle Paseo, esquina Tochopa. Cuenta con diversos juegos infantiles, entre áreas verdes, así como un podium para eventos culturales infantiles. Tiene servicio de sanitarios, vestidores, vigilancia y estacionamiento abierto de martes a domingo de 12:00 a 14:30 y 16:00 a 20:30 horas.

 UMA "Tochopa"
La Unidad de Manejo Ambiental "Tochopa" actualmente no se encuentra en servicio.
 

TEMPLOS Y CAPILLAS
 Parroquia de San Luís Obispo
Su construcción comienza en el año de 1778 y se termina de construir el 5 de junio de 1861, con sus torres incompletas, en el año de 1862 el Padre Basilio Terán pide permiso al obispo para bendecir la parroquia recién construida, este acto se lleva a cabo el 8 de septiembre de ese mismo año. La parte de la bóveda del reloj se terminó de construir el 9 de mayo de 1905 por el presbítero Francisco J. Reveles. Quedando inconclusa la torre del campanario.
La portada es de cantera rosa, neoclásica de tres cuerpos. El primero con acceso de arco de medio punto, flanqueado por pares de columnas jónicas sosteniendo entablamientos con medallones, relieves vegetales y dentículos; el segundo con ventana coral y el tercero luce un nicho con la escultura de San Luis. Como remate, frontón recto y cornisa mixtilínea moldurada. El interior tiene planta de cruz latina, bóveda de cañón, cúpula de gajos sobre tambor octagonal, pintura mural al óleo en el presbiterio y enjutas.
En 1905 se instala el reloj actual del templo y en 1940 se pinta y se decora el interior por el maestro pintor Sr. Gerardo Martínez.

Templo de San Nicolás Tolentino
Ostenta portada de dos cuerpos y remate; el primero con acceso de arco trilobulado, decorado con relieves vegetales, a los lados paredes de esbeltas columnas toscazas; el segundo repite los detalles del primero. El remate es triangular con nicho y escultura de San Nicolás; la torre es de tres cuerpos escalonados. El interior tiene planta de cruz latina, cúpula semiesférica sobre tambor circular con ventanas; en el presbiterio ciprés de dos niveles en cantera.

Tumbas en el atrio de San Nicolás
Antiguamente se acostumbraba a sepultar en el atrio de las iglesias a las personas que ocupaban un lugar especial dentro de la sociedad, se utilizaba como panteón, también para los sacerdotes. Se conservaron dos tumbas por su belleza en el labrado de cantera y por su antigüedad, frente al templo y del lado izquierdo está sepultada la señora Mónica Escobedo Márquez, fallecida a los 35 años de edad y siendo sepultada en ese sitio el día 10 de septiembre de 1871, levantando esta tumba en su memoria quien fuera su esposo, el señor José Fulgencio Ygnacio Sánchez Castellanos, originario de Monte Escobedo. Al lado derecho podría tratarse de un mausoleo de la familia S. del Real perteneciente a la familia de Don Basilio Suarez del Real de Santiago, construido entre 1890 y 1902. Actualmente se consideran patrimonio cultural de Colotlán. Aun puede verse la leyenda en una de ellas.

Templo de San Lorenzo
Su construcción es sobria. Consta de un solo cuerpo, su acceso es por arco de medio punto enmarcado en cantera y como remate ventana coral, se encuentra al final de la calle Centenario, al cabo de los años se hizo una prolongación de dicha calle y también se puede llegar a este templo desde la calle Allende, su atrio al igual que en los otros tiempos sirvió de cementerio, hoy día es un punto religioso de mucha afluencia a lo largo del año.

Capilla de Nuestra Señora de los Dolores
Construida a fines del siglo XVI, por los Frailes Franciscanos. Con ulteriores ampliaciones o reconstrucciones que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX. Conjunto originalmente conformado por una nave rasa, de siete entre ejes y el ábside.
Destaca el ábside construido en el siglo XVI como un “espacio de planta poligonal, generalmente abovedada, localizado en el extremo de la nave principal de una iglesia y en el que generalmente se sitúa el altar mayor...” Sobre la planta rectangular del ábside se eleva una cúpula semiesférica desplantada sobre tambor, segmento de bóveda y pechinas, que contiene cuatro óculos, lucernarios circulares ubicados al nivel del arranque de la cúpula y orientados hacia los cuatro puntos cardinales, en el exterior se perciben cuatro hornacinas a manera de falsos lunetos. Sobre la planta trapezoidal se eleva una bóveda de doble curvatura que en el intradós se configura como un venero.
Destacan otros elementos como la hornacina al centro del polígono trapezoidal, la cornisa que sobresale al nivel del salmer de la cúpula, cornisamentos en los muros laterales, vanos tapiados con muro tapón en el eje del arco toral y vestigio de pintura mural. Adicionado al muro lateral izquierdo de la capilla se prefigura el espacio de lo que fueron los anexos, la sacristía, la cubierta de terrado de una de las dependencias actualmente se ha colapsado.
Se encuentra el tiro de esta iglesia por la calle Morelos, en lo que hoy es una funeraria.

 
FINCAS Y MONUMENTOS HISTÓRICOS
Plaza Principal o Jardín Juárez
La plaza principal está cubierta por frondosos árboles que forman un cuadro, proporcionando una agradable frescura al lugar; es de planta rectangular con típico kiosco de la época colonial al centro, construido en el año de 1906 por el jefe político D. Pascual Granillo, y alrededor se ubican bancas de fierro, cuenta con áreas verdes y ajardinadas, además de bocinas instaladas en cada una de las áreas verdes donde ocasionalmente se pone música. Muy típicas las serenatas dominicales.

Portal Morelos
Se encuentra al norte de la plaza principal, entre las calles Hidalgo y Obregón. Tiene una longitud de 77 metros y una altitud de 5 metros que dan una superficie de 385 metros cuadrados. La edificación de este inmueble se realizó estando como Gobernador del Estado D. Ramón Corona.
Su construcción en cantera data de la época de la colonia, cuenta con 20 arcos de medio punto y columnas, fue quemado dos veces durante la revolución mexicana en el año de 1913 por las tropas de Pánfilo Natera y posteriormente en la época de la revolución Cristera. Reconstruido en diferentes épocas, tomando en cuenta que es una de las pocas joyas arquitectónicas de Colotlán se pide la colaboración del gobierno del estado para su restauración en el año de 1989, obteniendo una respuesta afirmativa a la petición.
Los estudios pertinentes a la Secretaría de Obras Publicas del Gobierno del Estado, reinaugurándose para los festejos del 400 aniversario de la fundación de Colotlán el 21 de agosto de 1991.
 
Casa de la Cultura
Ubicada en la calle Nicolás Bravo No. 29 de estilo colonial, se llevan a cabo diversas actividades culturales como: teatro, música coral, música con instrumentos, danza, pintura en diferentes técnicas como son óleo, acrílico técnicas mixtas, pastel, acuarela. Dibujo e introducción al arte, escultura en yeso y cantera, pirograbado, alfarería, artesanía huichol.
Durante el mes de agosto se lleva a cabo una semana cultural, organizada por la casa de la cultura, en donde participan alumnos de la misma. También es la encargada de organizar diferentes festividades durante el año, como el día de muertos en donde se invita a participar a la escuela secundaria y preparatoria, con altares de muertos haciendo un concurso y premiando al mejor, en el verano se imparten diferentes cursos principalmente para niños.   
 
Molino de Santa Isabel
Su construcción data de la época porfiriana aproximadamente de 1880, se puede observar únicamente el casco de lo que fue este importante molino de trigo, siendo sus primeros dueños Eduardo Aguilar y compañía. En los años cuarenta, la electricidad era proporcionada por una planta instalada en este viejo molino, que era propiedad de don Juan Martínez y de don Juan Zulueta, y para esos años era ya propiedad de don Antonio Maldonado, la luz eléctrica llegaba al oscurecer, como a las siete de la noche, terminando entre 10 a 11 de la noche. Actualmente es propiedad de la familia del señor Jaime Haro Ortega y se encuentra en abandono total, sin utilidad alguna. Creemos que debe de rescatarse por ser un edificio tan antiguo y debe de considerarse como patrimonio cultural de Colotlán. La gente lo conoce como “El Castillo”.
 
Murales de la presidencia municipal
El pintor Ricardo Urista Alvarado plasmó en el mural de la escalera de este edificio “La fundación de Colotlán” así como el poema “Yo Colotlán” en el año de 1997, anteriormente el pintor José de Jesús Bramazco plasmó sobre los corredores de la planta baja el tema “La conquista”.

Exhacienda de “El Hepazote”
Se localiza a 20 Kilómetros desde la cabecera municipal hacia el poniente. Se puede observar lo que anteriormente era la casa grande, su construcción es de cantera con arquería de medio punto y pilastras, así como las bardas de adobe de lo que fuera la antigua capilla sin techo y las trojes. En una de las bardas se observa un medallón en cantera con la fecha 1º de enero 1885. Actualmente se encuentra en restauración.
 
CUNORTE
Todo el compendio arquitectónico que abarca el Centro Universitario del Norte, ubicado en el crucero de la carretera federal 23 y el camino que lleva a la comunidad de Santiago Tlaltelolco, tanto el puerto de servicios, rectoría y sus módulos de aulas, laboratorios, canchas y áreas verdes, es un recinto de gran aprecio para propios y visitantes.

 
EDIFICIOS Y MONUMENTOS HISTÓRICOS
Dentro de las principales edificaciones de valor histórico que constituyen el acervo patrimonial del municipio de Colotlán, se encuentran:

 Templos:
- Capilla de nuestra señora de los Dolores, primer centro de evangelización de la región, comienza su edificación en el año de 1601, no se conoce la fecha de conclusión.
- Templo de San Luis Obispo: se inicia su construcción en 1722 y se termina su construcción en 1861.
- Templos de San Nicolás Tolentino y San Lorenzo, se desconoce su fecha de construcción.

Edificios Públicos:
- Antigua Escuela de Niñas, inaugurada en 1939.
- Presidencia Municipal, 1976.
- Edificio de Casa de la Cultura, finales del siglo XIX.

Casas particulares:
a) Casa de los Macias, en la Calle Obregón frente al Portal Morelos. Construida a finales del Porfiriato.
b)    Casa de don Salvador Mayorga, finales del Porfiriato.
c)     Casa de la familia Castañeda, construida a finales del Porfiriato.
d)    Casa de don Refugio Raygoza, de finales del Porfiriato.
e)    Casa de la maestra Clementina de León, recientemente restaurada, entre otras.

Otros: 
a)    Portal Morelos, mediados del siglo XIX.
b)    Arcos del antiguo mercado 1914.
c)    Molino de santa Isabel. Finales del siglo XIX.
e)    Kiosco, inaugurado en 1906.
f)    Jardín Corona 1866.
g)   Tumbas en Panteón Guadalupe de fines del siglo XIX y principios del XX.
h)   Unidad de Manejo Ambienta “Tochopa” 2008.

En lo relativo a imágenes se cuenta con:
- Retablo de los niveles del infierno. Se encuentra en San Lorenzo y data del siglo XVIII. Autor anónimo.
- Mural de la caída del Paraíso, Se encuentra en el Templo de San Luis Obispo, fue pintado por Gerardo Martínez en el año de 1940.
- Murales en la presidencia: replica de obra de Siqueiros, pintado por José María Bramasco en 1980.
- Mural en la presidencia municipal, Titulo: Yo Colotlán. Autor: Ricardo Urista. Año: 1997.
- Murales de Casa Hidalgo en los pasillos del edificio que da a la cancha. 1998.

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