domingo, 7 de mayo de 2023

Fragmentos del Diario de Campaña del Capitán Félix María Calleja

*Desde su salida de la ciudad de México hasta la frontera de Colotlán.

Por: José Alonso Serrano Campos

Mapa del recorrido que hizo el Capitán Calleja

El diario de campaña del capitán Félix María Calleja (escrito en la última década del siglo XVIII) forma parte del amplio proyecto desarrollado por el segundo conde de Revillagigedo para conocer, de una manera más precisa, las condiciones económicas, políticas, sociales, militares, urbanas y culturales de las provincias, gobiernos y reinos dependientes del virreinato de la Nueva España.

Durante el gobierno del virrey Revillagigedo se realizaron la mayor parte de las relaciones geográficas y censos de población. Para ello contó con el apoyo de un considerable número de oficiales militares quienes debían hacer una "disertación breve geográfica, histórica, militar y política de cada provincia". Calleja fue uno de estos oficiales; desde España, a él se le encomendó la tarea de organizar la milicia provincial de Puebla; luego marchó hacia el norte con la misión de hacer una visita a los pueblos de la frontera de Colotlán y provincia del Nayarit. En el diario se refleja el interés de la corona por localizar las fuentes de riqueza que estuvieran fuera de su control; por quitar las trabas que impidieran una mayor intervención del Estado en estos asuntos; por establecer nuevos mecanismos para impulsar su desarrollo económico e incrementar sus ingresos por medio de las contribuciones.

En el diario, Calleja presenta una visión fresca, la de un ilustrado recién llegado a Nueva España. La riqueza de la información radica en la espontaneidad con que expresa lo que va viendo a lo largo de su viaje, en el rigor y seriedad con que aborda los problemas existentes y la crítica a un sistema en decadencia. No omitió aquellos aspectos que le llamaron la atención, aunque para la corona no tuviesen ninguna importancia. Así, por ejemplo, hizo una amplia descripción del centro arqueológico de Chicomostoc, una fortificación militar prehispánica de la que quedó gratamente impresionado.

Los lugares a que hace referencia son: Cuautitlán, Tula, hacienda de Arroyo Zarco, San Juan del Río, Querétaro, Apaseo, Celaya, lrapuato, hacienda de Sarabia, Salamanca, Silao, León, Lagos, Aguascalientes, hacienda del Sauce, Huejúcar, Nochistlán, Juchipila, Tabasco, Villanueua, el fuerte militar prehispánico de Chicomostoc, Jerez, Fresnillo y Colotlán.


INFORMES DEL COMISIONADO DON FÉLIX CALLEJA DE RESULTAS DE LA REVISTA DE MILICIAS DEL CORDÓN DE FRONTERA DE COLOTLÁN EN QUE EXPLICA SU ACTUAL ESTADO Y POSICIÓN

El diario de campaña

Habiendo fiado a mi cuidado el Excelentísimo Señor Virrey y Conde de Revillagigedo, Virrey y Capitán General y Gobernador de los reinos de Nueva España, el importante encargo de revistar y examinar en la frontera de Colotlán y provincia del Nayarit, el estado de sus cuerpos de milicias, compañías de flecheros, el de sus poblaciones, número de habitantes y estado de su existencia, y siendo uno de los puntos de mi instrucción el formar diario desde la salida de la ciudad de México hasta mi llegada a Guadalajara, en donde debía de mandarme según ella misma, a extender y poner en limpio todos los documentos, estados e informes que justifica en el desempeño de mi comisión, uniendo al diario un mapa de las provincias de Colotlán y Nayarit, pero como para levantarle geométricamente se necesitan muchos instrumentos, mucho tiempo, peones y medidores inteligentes, y todo ocasionaría mucha dilación y crecidos gastos, en el que he formado y acompaña, no cabe escrupulosa exactitud, pero nunca dará una idea equívoca de la verdadera situación respectiva de los pueblos, y curso principal de los ríos.

En él van cuidadosamente señalados, observados y bien marcados los puntos principales, rumbos y distancias. He tenido presente para levantar éste el que de la frontera presentó a Vuestra Excelencia el gobernador de Colotlán y le he hallado lleno de equivocaciones substanciales principalmente en distancias y cursos de los ríos que unos y otros van enmendados y bien comprobados.

Desde mi salida de México a la entrada de la frontera no será fácil extenderme más en este diario sin arriesgar la verdad por informes poco comprobados, o sin hacer en cada pueblo una detención que atrase demasiado mi comisión en perjuicio de otros puntos más importantes de ella.

En lo concerniente a Colotlán me he extendido a todo lo que he creído preciso para presentar el estado de esta provincia una idea justa y clara sin haber omitido paso ni diligencia alguna que pudiese contribuir a comprobar o rectificar la que yo he concebido.

Salí de la ciudad de México el 12 de mayo de 1790, caminé cinco leguas (…) 

El 24 caminé 16 leguas al Norte hasta la villa de Aguascalientes, a 8 leguas de Lagos de camino desigual se encuentra la venta y hacienda del Sauz, abundante de maíz y pastos. Pasa un río a sus inmediaciones que corre por temporadas, a cuatro leguas del Sauz está la hacienda La Villa de Aguascalientes, situada al O ... Norte de México en un gran llano, por el cual corre un río a poco más de un cuarto de legua de la población, que sería muy fácil, y no de mucho costo introducirle en ella, y aprovechar sus aguas para riego; sobre este río hay un puente de bastante buena arquitectura, y de preciso paso para tierra adentro; inmediato a la población nacen varios ojos de aguas termales con las que riegan 600 huertas grandes y pequeñas, que además de muchos árboles frutales, contienen 107,396 parras que producen de 40 a 50 barriles de vino tinto al año y muchísima uva que consumen en fruta porque así les deja más ganancia, sus cosechas de maíz y trigo son en general abundantes; la cría de ganado mayor y menor especialmente la de caballos es de las mejores del reino; tienen un comercio bastante activo que les facilita su situación por ser de preciso paso para tierra adentro, la población está ordenada, y con bastante policía, tiene dos posadas, la una bastante buena; en el año próximo pasado se ha hecho a expensas del vecindario un malecón para contener los derrames de la sierra que arruinaban el pueblo, y se ha plantado una alameda bastante bien ordenada; el número de sus habitantes de todos sexos, edades y castas llegará de 9,000 personas,  de canales adentro.

Tiene 9 iglesias con 40 clérigos para cuya manutención y decencia la hacienda que no les pertenece en propiedad está muy gravada en fundaciones de capellanías, etcétera, el temperamento templado y más bien se acerca a ser frío que caliente.

El segundo día de junio caminé seis leguas en el mismo rumbo y todas de sierra hasta la congregación de Huejúcar situada en un pequeño valle, único paraje en que se puede sembrar y que riega un escaso río, las sierras que lo rodean son ásperas, pero de buen pasto, crían abundancia de ganado mayor y menor, aunque muy hostigados por los muchos leones, lobos, coyotes y otros animales. El pueblo es pequeño y mal ordenado, pobre y de cortísimo vecindario; tiene un pequeño comercio de pita en el puerto de San Blas con lo que fabrican jarcia y estopa para garafatear.

El tres pasé revista a la compañía de dragones de milicias situada en este miserable pueblo. El cuarto, quinto y sexto caminé al Sur veinte leguas de áspera sierra hasta Nochistlán sin haber hallado en esta distancia más que un pequeño rancho de ganaderos. (…)

El veintiuno caminé catorce leguas al Sureste y entré en el gobierno de Colotlán por el pueblo de Huejúcar de la Frontera de la que para que se pueda formar una idea general antes de entrar en el pormenor de cada pueblo de ella, me ha parecido la sucinta deserción que sigue.

De la Frontera de Colotlán no hay más noticia en sus archivos que la de estar ya formado el Presidio de Colotlán en el año de 1593 y establecidos algunos indios que de Tlaxcala vinieron a poblarla, y servir de barrera a los de la nación chichimeca; mucha parte de ella en aquel tiempo por conquistar; el capitán Caldera por superior determinación continuó la conquista sirviéndose más de la persuasión, y el halago, que de las armas desde dicho año al de diez y ocho han mandado a estos indios capitanes protectores nombrados por los Excelentísimos señores virreyes con jurisdicción civil, y militar, y con sólo apelación a ellos. Estos pobladores, los nuevos conquistados y cuantos vecinos se han establecido, y establecen en ella, han gozado, y gozan desde entonces del fuero militar, no han pagado tributo, y ha mantenido y actualmente mantiene cada pueblo una compañía de indios flecheros, que las veintiséis del día ascienden a dos mil ochocientos noventa y cuatro hombres armados.

Estas compañías han servido con utilidad en la conquista del Nayarit, y se han opuesto en varias ocasiones a sus sublevaciones. La extensión de esta provincia no llega a ochenta leguas de Este a Oeste, y setenta de Norte a Sur.

Confina por el Norte con las jurisdicciones del Fresnillo, Sombrerete y Zacatecas, por el Sur con la de Guadalajara, y subdelegación de Ostotipaquillo, por el Este con la de Juchipila y parte de la de Xeréz, y por el Oeste con el río grande que llaman del Nayarit y con esta provincia. Por los tres primeros vientos se han agregado a las jurisdicciones inmediatas algunos pueblos y todas las haciendas formadas en tierras de las fronteras de modo que en lo interior de ellas tienen jurisdicción la mayor parte de los subdelegados de sus inmediaciones, y en el centro está situado el Real de Bolaños con los pueblos de Chimaltitán, Gilacatitán, Pochotitán y Goacuasco, que son de la jurisdicción de dicho real, y gozan no obstante de los privilegios de fronterizos aunque dependientes del corregimiento de Bolaños y Audiencia de Guadalajara.

El gobierno se compone en el día de veintiséis pueblos y los habitan once mil cuatrocientas cuarenta y cuatro personas de ambos sexos y todas edades; los dos mil once de razón y las nueve mil cuatrocientas treinta y tres indias; que poseen trescientas veintinueve leguas y tres cuartas cuadradas de terreno, las cincuenta y una y una cuarta de panllevar, ciento cinco y cuarta de pasto y ciento setenta y tres y cuartas de sierra, mucha parte inútil que pertenece al Rey como realengo.

La riegan cuatro ríos bastante caudalosos y trece arroyos de agua corriente todo el año, los pueblos están situados en las cañadas siguiendo el curso de los ríos o arroyos. Se encuentra en esta corta extensión de terreno y obstante que está bajo la tórrida zona a los 22°15 de latitud boreal y a los 273° de longitud toda suerte de temperamentos porque como su local es extraordinariamente regular; las cañadas anchas, poco profundas y que sus inmediatas montañas no impiden la entrada de los vientos, son muy templadas; en las muy profundas y al abrigo de los vientos es extraordinario el calor, y en las simas de sus ásperas sierras se llenan de frío los ganados, las producciones del terreno son relativas a su temperamento, produce frutas de tierra caliente, las produce de tierra fría y de la mejor especie; es abundante de maíces y frijoles, poco trigo, excelente y abundante pasto, más que mediana abundancia de grandes árboles de pino, mezquites, y mucho aguardiente y vino mezcal, todos sus frutos tienen fácil y cómoda salida en los Reales de Bolaños, Fresnillo, Sombrerete y Zacatecas, y a pesar de estas proporciones, sus habitantes viven en la mayor miseria; las causas de que estas principalmente nace, carácter de los indios que habitan cada pueblo, sus costumbres, gobierno espiritual, civil, militar y económico va expresado con individualidad en las notas de los estados respectivos, bienes comunes, etcétera, en los números dos, tres, cuatro y cinco que no expreso en este diario por evitar repeticiones.

La mayor parte de estas sierras encierran metales, hay muchísimas minas abiertas y a todas se les ha encontrado ley de plata, pero a poca en cantidad que suplan los costos de su beneficio, esto dicen sucede regularmente en todas las que no se profundizan mucho, y como aquí no han hecho más que excavar la tierra por no haber tenido caudales que aventurar y por el temor a los indios, que impiden siempre que pueden estos trabajos, no sería extraño que continuándole se hallasen vetas abundantes, y aun es natural que así sucediese por esta cordillera de sierras, es la misma que en la que se han hallado los ricos minerales de Zacatecas y Bolaños; en este diario van expresadas algunas de las que se han empezado a trabajar en el pueblo de la jurisdicción a que corresponden porque el todo es casi innumerable. (…)

El veintidós pasé revista a la compañía de flecheros de Huejúcar; en este pueblo habitan setecientas ochenta y dos personas de ambos sexos y todas edades, está situado en una cañada por la que pasa un arroyo que nace inmediato a sus tierras, poseen diez y seis leguas cuadradas de terreno, las cuatro de panllevar y las doce de buen pasto; el pueblo está muy mal ordenado y sus casas dispersas, malas y la mitad yermas; siembran y crían poco ganado, no tienen ningún plantío ni tráfico de ninguna especie, hay algunos campaneros de oficio, sin herramienta ninguna de cuanto se necesita; el pueblo que quiere hacer campanales llama a jornal y les su ministra el metal y demás para la fundición; la parroquia es fábrica de piedra bien cuidada y regularmente ordenada; enfrente de la iglesia está un hospital de indios que se reduce a una buena capilla en la que también se celebra, el origen y uso de estos hospitales va expresado en las notas de su respectivo estado. Los vecinos de este pueblo son de lo más inquietos, ladrones, y holgazanes del gobierno; aquí mantienen tenientes el gobernador y cura de Colotlán.

(Falta la página 126 del documento donde seguramente se abordaban más detalles de Colotlán.)

El tres de agosto pasé revista a la compañía de dragones de milicias establecida en estas rancherías. 

El cuatro caminé siete leguas al Suroeste hasta el pueblo de Tlaltenango situado en un llano rodeado de sierras por el que pasa un río que nace catorce leguas de dicho pueblo corre de Sur a Norte y viene a unirse con el de Xeréz cinco leguas al Norte de Colotlán, junto al rancho que llaman de Cartagena, que divide las jurisdicciones de Colotlán y Tlaltenango, de allí corren juntos de levante a poniente hasta unirse con el de Bolaños cerca de Asquetlán.

El pueblo de Tlaltenango tiene mucha agricultura, cría de ganados, algún comercio con los Reales de Minas y los más de sus vecinos son acomodados. El cinco me mantuve en dicho pueblo y el seis pasé revista a sus dos compañías de dragones de milicias. (…)

El diez y seis, diez y siete y diez y ocho de septiembre me detuve en este pueblo y el diez y nueve pasé revista a su compañía de flecheros con la que concluí toda la de la frontera y la de las milicias de su cordón, visita de los pueblos y todos los demás encargos a que se extiende mi comisión en la frontera de Colotlán, y el veinte emprendí mi marcha a Sombrerete que dista cuarenta y cinco leguas, por ser imposible atravesar el río que llaman del Nayarit para pasar a esta provincia hasta que empiecen a bajar sus aguas.

Sombrerete, 28 de septiembre de 1790.


Biografía de Félix María Calleja del Rey 

Nació en Medina del Campo, Valladolid, en 1753. A los 20 años fue incorporado al servicio del ejército del rey. Dos años más tarde, el futuro virrey tuvo su primera prueba de armas en las costas de Argel, ya que Carlos III mandó una expedición de 18 mil hombres para combatir a los corsarios, la cual fracasó. Del norte de África, Calleja fue enviado a combatir a los ingleses en el peñón de Gibraltar.

A pesar de las derrotas sufridas —señala el historiador Juan Ortiz—, el sitio sobre el peñón se convirtió en la escuela donde se foguearon la mayor parte de los virreyes y oficiales reales que viajaron a América, al final del periodo colonial. Ejemplo de ello es que, en el sitio a Gibraltar, Calleja convivió con personajes como Miguel de la Grúa y Branciforte, Santiago Liniers, Francisco Xavier Venegas y Juan Vicente Güemes y Pacheco (II conde de Revillagigedo).

Este último, al ser nombrado virrey de la Nueva España, reclutó a Callejas (1789) y lo nombró comandante del Regimiento de dragones de Puebla. Tiempo después, Calleja fue enviado a las provincias más apartadas del norte del virreinato, donde elaboró varios estudios en los que describió las condiciones geográficas de los territorios que visitó, los obstáculos que impedían su desarrollo y crecimiento; así como las medidas que debían aplicarse para sacarlas del atraso en que se encontraban. Años después aprovecharía estos conocimientos para obtener beneficios personales bajo el amparo de su investidura de militar.

En 1794 recibió orden el Virrey de Nueva España Marqués de Branciforte de que informase del número y estado espiritual y temporal de las misiones de su virreinato, contestando el Virrey con un informe sobre ello, en el que vemos que comisionó al Teniente Coronel don Félix Calleja en unión del Gobernador de Colotlán don Simón de Herrera y de un religioso, para que visitaran las misiones de Rioverde y Tampico y escucharan las quejas de los indios, procurando remediarlas, habiendo sabido ellos actuar con justicia y así, prohibieron dar castigos crueles a los indios y les redujeron las contribuciones y servicios personales. Además, se fundaron en algunas misiones escuelas de lengua castellana.

En 1796 Félix María Calleja llegó a San Luis Potosí con el encargo de hacer eficientes las milicias recientemente establecidas en la región. Para ese fin puso en marcha los regimientos provinciales de dragones de San Luis y San Carlos. Su nombramiento como comandante general de la provincia de San Luis Potosí, de la Colonia del Nuevo Santander y Nuevo Reino de León, permitió a Calleja poner a prueba sus habilidades para combinar su lealtad y servicio al rey, con sus aspiraciones personales de poder y riqueza.

Al enterarse del estallido insurgente en 1810, Calleja dispuso una serie de medidas para la protección de la región de San Luis Potosí, tales como controles en caminos, barricadas en el acceso a la ciudad y recompensas a los confidentes. Asimismo, preparó una fuerza para lanzarse en persecución de los insurgentes. Además, logró reunir una fuerza conformada por cinco cuerpos de milicianos, uno de infantería (Tamarindos, por el color de su uniforme), dos de dragones (San Luis y San Carlos); y dos de caballería (Fieles del Potosí y Frontera del Nuevo Santander), contando con un total de 2,827 hombres, 2,427 montados y 400 a pie.

El 28 de octubre de 1810 se unieron las fuerzas realistas de México y Puebla, constituyendo el Ejército del Centro. Calleja se convirtió en general de estas unidades militares. Sus tropas fueron el baluarte realista que logró vencer a los insurgentes en Aculco, Guanajuato, Puente Calderón y Zitácuaro; y en escaramuzas que se sucedieron en gran parte del virreinato: Querétaro, Guadalajara, San Luis Potosí, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato y Michoacán.

Año y medio después de su formación, en mayo de 1812, el Ejército del Centro fue disuelto. No obstante, la reputación que se ganó Calleja como general victorioso favoreció su designación como virrey, cargo del que tomó posesión el 4 de marzo de 1813. Instalado en el palacio virreinal adoptó una nueva estrategia de guerra, en la que las tropas potosinas jugaron un papel protagonista.

La investidura de Virrey, Jefe Superior Político y Capitán General de Nueva España, obedeció más a una política interna que a los intereses peninsulares, sobre todo después de la fallida experiencia de su antecesor, Francisco Xavier Venegas, quien por su nulo conocimiento que tenía sobre el país no pudo contener las rebeliones populares y, al mismo tiempo, aplicar la constitución gaditana.

En septiembre de 1816 fue removido del cargo de virrey y regresó a España donde fue nombrado Capitán General de Andalucía, Gobernador de Cádiz y General en Jefe de Ultramar. Poco antes del golpe de Estado, encabezado por el general liberal Rafael del Riego, en enero de 1820, Calleja preparaba una nueva expedición, ahora contra Buenos Aires, pero como se negó a colaborar con el nuevo gobierno, fue encarcelado.

Durante el bienio liberal Calleja encabezó una conspiración para derrocarlo. Por esta razón fue desterrado a la isla de Ibiza, hasta que cayó el gobierno y, tras el restablecimiento del absolutismo, regresó a Valencia donde vivió hasta su muerte, el 24 de julio de 1828, no sin antes padecer uno de los procesos más humillantes de su vida: el haber sido sometido al llamado Juicio de purificación, para demostrar con hechos que nunca había colaborado con los liberales y que siempre había sido leal al monarca Fernando VII.

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