Así, recopilo algunas anécdotas dignas de contar, también recopilo algunas breves historias como la leyenda de la llorona que existe por todo México, pero que en Colotlán también se afirma haberse escuchado.
La llorona se dice fue una mujer que perdió a sus hijos y por la noche en varias calles, con tristes lamentos grita: “¡Ay mis hijos!” tratando de dar con ellos, así también la leyenda de las ánimas del purgatorio para evitar por parte de los padres que sus hijos salieran a deshoras de la noche, los personajes que representaban al diablo como perros, cabras, hombres de toda condición social y mujeres en condiciones deplorables, libidinosas o en tragedia, por contar las más sonadas.
Las cuevas o lugares con tesoros enterrados como el Molino de Santa Isabel, la Hacienda del Epazote, la Piedra China o casas antiguas del centro y lugares públicos donde se ven luces, se perciben olores o desaparece la gente que entra.
El cerro de Santiago ha sido parte de leyendas como esa de que era un volcán y que, si se arroja un sombrero en lo más alto, este tiende a subir por ciertas emanaciones de su interior, también que esconde tesoros desde la época de la colonia o que en sus faldas hubo un accidente de una avioneta que hizo acudir a cientos de colotlenses en su búsqueda.
Existen producciones de audios con altísima calidad de leyendas de Colotlán que comparto en este link:
https://soundcloud.com/xellif/sets/leyendas-de-mi-pueblo-colotlan
También un importante aporte del gran artista Ricardo Urista Alvarado, que en 2016 publicó el libro "Puros Cuentos" con historias contadas por la gente de aquellos años antes de la llegada de los medios de comunicación y que la gente se tomaba el tiempo para platicar en la calle, para al finalizar despedirse y expresar la frase: “puros cuentos”:
https://sc.jalisco.gob.mx/sites/sc.jalisco.gob.mx/files/puros_cuentos_web.pdf
Adjunto la recopilación de las historias más representativas de la riqueza oral de nuestro pueblo:
Leyenda de La Piedra China
En una ocasión que salió para asistir a uno, la sorprendió una fuerte tormenta que le impidió regresar aquella noche, esto aunado a la crecida del agua que dio el caudal del río. A medida que avanzaba la noche, comenzó a preocuparse por la suerte de sus hijos, pero nada pudo hacer, el río había crecido tanto, que era imposible cruzarlo. Hubo de esperarse hasta el día siguiente. Se cuenta que la mujer ambulaba de un lado a otro con el rostro ensombrecido, por la angustia de no saber de sus hijos. Al llegar a casa, cual fue su sorpresa al ver que sus hijos habían sido tragados por los cerdos.
Se dice que al contemplar aquella escena enloqueció. Después desapareció. Se le llego a ver como sombra, casi como un fantasma por el rumbo en busca de sus hijos. También se dice haberla escuchado gemir lastimosamente, siempre balbuceando el nombre de sus pequeños. La versión popular establece que, al ver tal escena, la mujer se petrificó, es decir, se convirtió en una piedra. El castigo de esta mujer por haber dejado solos a sus hijos fue que quedó convertida en esa piedra de la esquina entre las calles Nicolás Bravo y Josefa Ortiz, la que hoy conocemos como identificación del mismo barrio “La Piedra China” y que permanece enterrada desde hace mucho tiempo en ese lugar.
Los vecinos del barrio tienen el entendido que el origen de esta piedra es que los que vivían en esa casa la clavaron, otra versión cuenta que ahí pasaba la corriente del río y la piedra llegó rodando hasta ese sitio, la profundidad es considerable pues cuando los trabajadores del ayuntamiento arreglaron las banquetas pensaron sacarla y volverla enterrar, los vecinos se opusieron rotundamente; también se cree que debajo de ella se esconde un gran tesoro que nadie hasta la fecha ha podido encontrar.
Leyenda de San Nicolás
Este santo es más identificado en Colotlán que incluso el Santo Patrono de Colotlán, San Luis Obispo, celebrado el 19 de agosto, a este santo se le tiene mayor fervor, mayor identificación.
La cueva de la Novia
Se dice que el hombre se llevó a la novia a vivir a esa cueva ubicada en pleno cerro, donde estuvieron viviendo un tiempo. Al paso del tiempo, dice la leyenda, la novia y el hombre que se la robó desaparecieron de la cueva. Nadie sabe qué pasó con ellos. No se supo si el hombre mató a la novia o si se fueron de la zona.
Algunos dicen que posiblemente la mujer murió en la cueva donde estuvo cautiva, porque después que la pareja desapareció, empezó a aparecerse un fantasma de una mujer vestida de novia. Dicen que hasta hace unos años el vestido de la novia permanecía en el lugar, pero un vecino de San Nicolás que constantemente veía al fantasma lo quemó.
Los músicos colotlenses que fueron a tocar al infierno
Uno de ellos dijo: “Si el diablo me pidiera que le fuera a tocar al infierno, por una buena paga, yo aceptaría con mucho gusto”, a lo que los demás asintieron comprensivos. dicen que no pasó mucho tiempo en que se presentó ante ellos un distinguido caballero vestido de negro con sombrero de ala ancha, a la sombra de la noche no dejaba ver su rostro, pero los contrató para que fueran a tocar a un baile muy exclusivo, con invitados especiales y elegante recepción. Pronto ellos aceptaron por una buena paga y el único requisito era que les iban a tapar los ojos para llevarlos, no les importó y hasta ligeros se les hicieron los instrumentos al cargarlos.
Con el pretexto de que era gente muy importante, no querían que ellos se dieran cuenta por dónde pasarían, así fue, los subieron a un vehículo y cuando ellos llegaron al lugar donde iban a tocar se les hizo un poco retirado, pero no les importó.
Entraron a un gran salón muy elegante, con muchas luces, gente bien vestida y poco les llamó la atención que empezaron a ver gente conocida, “Oye, que esa señora tan bailadora no es la que prestaba dinero y que se quedó con propiedades y casas, y el que está en aquel rincón tomando su vino ¿no es Don Gonzalo?”, - “No, no, estas viendo visiones, si ya se murió ¿qué andaría haciendo aquí bailando?”. Así empezaron a reconocer a más personas, se les figuraban a más personas conocidas, pero no les importó, estaban más ilusionados por la paga que otra cosa.
Tocaron toda la noche, les dieron de tomar, de cenar, todos muy contentos; así pasó la noche y ya para terminar el baile los despidieron, el mismo hombre elegante les pagó con monedas de oro de aquel tiempo y les dijo a los músicos: “Ustedes se van a tener que regresar como puedan”, cada uno traía en sus bolsas comida y dentro de los instrumentos la recompensa en oro, encantados de la vida salieron de ahí y no les importó “Nosotros nos vamos caminando, ahí nos va a amanecer en el camino y vemos dónde estamos y de ahí nos ubicamos para regresarnos” dijeron.
Al salir los atacó un fuerte ventarrón, como remolinos de tierra que no los dejaba ver nada, estaba todavía muy oscuro, por lo que se fueron a refugiar junto a unos árboles, pasar la noche para esperar el amanecer, dormir un rato y ya irse. Se acostaron los cuatro y se quedaron dormidos, al amanecer empiezan a despertar y a ver que no estaban tan lejos del pueblo. Les pareció extraño que les dieran tanta vuelta, “Se nos hizo muy largo el trayecto y aquí estamos, bajando el cerro está Colotlán” “qué bueno, vámonos”.
Agarran sus instrumentos y ya no los sienten tan pesados, solamente había tierra en sus interiores, abren sus bolsas y al vaciarlas salen horribles alimañas del infierno: sapos, culebras, alacranes, arañas… esa había sido la paga.
Se dieron cuenta que realmente habían estado en el infierno, fueron a tocar por andar invocando al diablo. “¡Por eso tanta gente conocida!” dijeron. Se arrepintieron, rezaron y se regresaron muy asustados a sus casas.
El jinete sin cabeza
Encontraron los enamorados la forma de verse a escondidas por muchos meses, ante la certeza de la prohibición del padre. Hasta que un día el peón envalentonado con unos tragos de mezcal, se atrevió a pedir la mano de la hermosa doncella y el hacendado burlándose de sus pretensiones, le dijo que no, que él era muy poca cosa para su hija y le prohibió terminantemente volver a verla y en el acto le despidió del trabajo. Para ello tomó sus providencias y la muchacha ni en sus sueños volvió a estar sola. El enamorado se impacientaba ante la cerrazón de los muros y la lejanía de su amada.
La pobre joven después de varios meses de llantos y tristezas, por no poder ver ni de lejos a su enamorado y ante la firme voluntad de su padre de no permitir sus amoríos, se metió de monja en un convento que por aquel entonces se ubicaba frente a la plaza, en los que hoy es el predio conocido como “El Campanario”. Como el peón no cejaba en su intento de entrevistarse con la muchacha, un día en que el hacendado lo encontró rondando los muros del convento, se encorajino tanto que lo mando matar con uno de sus trabajadores. Esa noche cuando al pasar el peón montado en su caballo por una finca en ruinas, sobre el Callejón de las Pilas, un filoso machete que surgió como un relámpago entre las penumbras corto de un solo tajo la cabeza de Rogelio y desde entonces el muchacho se aparece con frecuencia en ese paraje en busca de don Juan Márquez para cobrar su venganza.
Dicen quienes lo han visto que, en las noches más oscuras, un jinete sin cabeza recorre como una exhalación la calle de las Pilas buscando… Quizás venganza, quizás su cabeza, o probablemente la doncella. Otros piensan que es tan solo algún incrédulo que no cree en fantasmas y aparecidos.
La viejita de San Lorenzo
La señora Elisa lozano de Sánchez de 75 años, que vive por la calle Santa Isabel, muy cerca del templo de San Lorenzo, platica que cuando alguno de sus hijos se tardaba en llegar a la casa en la noche, ella acostumbraba a ir a asomarse al lado del templo para ver si andaba por allí entretenido o se paraba en la esquina de las calles Allende y Mina para ver si lo veía llegar.
En una ocasión que eran como las 12:00 de la noche ella estaba parada en esa esquina, cuando pasó un niño como de 12 años y la miró asustado y bajó corriendo por esa calle, antes de llegar a la otra esquina volteó para atrás y al ver que ella todavía estaba allí se agarró el sombrerito que llevaba puesto y aceleró la carrera.
Enseguida la mujer volteó por la curiosidad de qué era lo que había visto el niño para que se fuera tan despavorido y entonces vio a una mujer de tez blanca y físico algo transparente tras de ella, la que al momento le dijo carcajeándose: “Yo siempre estoy aquí”, al instante la señora Elisa dio media vuelta y como pudo se alejó del lugar, sin embargo, no pudo detenerse de voltear a ver si la viejita seguía allí y en efecto ya había desaparecido sin dejar rastro alguno.
Leyenda del Catrín de San Nicolás
Dicho catrín ataviado de traje negro, bombín y paraguas del mismo color, camina por Basilio Terán rumbo al templo de San Luis Obispo; si en su trayecto se topa con alguien, de forma reverencial saluda con una voz gruesa y vibrante diciendo: “Buenas noches caballeros”, sigue su trayecto caminando erguido y dicen los que lo han saludado de cerca que no se le ven facciones de su rostro y otros dicen que figura una calavera con la piel seca pegada al rostro.
Los que se han querido quitar la duda de quién es, han tenido la osadía de seguirlo y llegando a la puerta principal de San Luis, la cual por la hora avanzada de la noche se encuentra cerrada, desaparece.
¿Quiere usted confirmarlo? Espere a la medianoche en la esquina de la calle Nicolás Bravo y Basilio Terán y sabrá qué hay de cierto en ello.
Cerro de la Campana

La Cueva del Huichol
En esa cueva dicen quedó enterrado el tesoro que el mismo huichol llevaba a esconder y que se aparece cuando pasa la gente para querer dárselo. La cueva existe en una de las bajadas hacia donde estaban muchas huertas en aquellos años, era un camino muy transitado por los locales, pero no a todos se les aparecía el indígena.
Desde hace ya muchos años la han escarbado por distintos puntos, cabe recordar que esas tierras eran parte de una gran hacienda de gente rica y se desconoce si hubo o ya se lo llevaron, pero lo que la leyenda cuenta es que, si el huichol vuelve a aparecer, ahí estará todavía ese tesoro.
El alacrán del cerro de San Nicolás
Por el Doctor: José Alejandro Morales Rodríguez
Dado que los wixaritari son el principal grupo originario del norte de Jalisco, una leyenda wixárika podría contestar esta pregunta. Un gran mara’akame, José Luis Díaz (mejor conocido como “La Cuchara”), de la localidad de Los Lobos, en el municipio de Mezquitic, así me la enseñó:
“Hace muchos, muchos años, cuando el mundo nació, nacieron también todas las especies de plantas y animales que lo habitan. Los dioses colocaron a las plantas donde mejor vivirían, pero les dijeron a los animales que ellos deberían buscar dónde vivir. Así, todos los animales recorrieron el mundo hasta encontrar el mejor lugar para asentarse. Algunos lo encontraron pronto, pero otros, no.
El que más se tardó fue un alacrán pues, aunque encontraba un lugar de clima perfecto, no era el adecuado por la cantidad de agua; o si la humedad era idónea, los rayos solares no llegaban como deseaba. Otras especies de alacranes que lo acompañaban se quedaron en otros lugares, aunque no fueran los mejores, pero uno en particular, prefirió seguir buscando a lo largo y ancho del planeta.
Nadie sabe cuánto tiempo tardó este alacrán; algunos dicen que miles de años, yo creo que hasta millones. Su esfuerzo dio resultado, y un buen día, y ya casi decepcionado, llegó a un lugar con el clima semiseco, con zonas planas y accidentadas, vegetación boscosa y todas las características que harían de ese lugar un sitio insuperable para asentarse él y ver a su familia crecer.
“Tú, ahora, puedes ver bien dónde se quedó. Cuando estés en Colotlán, dirige tu mirada al oriente, hacia el que llaman el Cerro de San Nicolás; verás que, desde el cielo, se observa bien que el Padre Alacrán se quedó petrificado en este lugar, y por eso en Colotlán hay muchos alacranes”.
El caballo que corre por la calle Centenario
Enseguida empezaban las barreras de vigas a lo largo de las calles Zaragoza, Cuauhtémoc, Morelos, hasta la calle Independencia, estas se colocaban en la orilla de la banqueta y se amarraban a unos postes que eran colocados a determinada distancia; eran hileras de cuatro o cinco vigas de madera, separadas unas de otras. En las boca-calles la barrera de viga era doble.
Los toros salían del corral y corrían de norte a sur para ser coleados, cuando se acababan los toros en el toril eran llevados a otro corral, y así sucesivamente todo el día, esta fiesta se llevaba a cabo en los meses de septiembre y octubre, empezaba como a las 11 de la mañana y terminaba hasta las 7 de la noche.
Las personas que vivían a lo largo de la calle Centenario, podían ver el rodeo desde las azoteas de sus casas, en ocasiones invitaban a familiares y amigos a disfrutar de esta fiesta charra.
En esta fiesta se corren riesgos, suceden accidentes, algunos trágicos, como el del señor Jesús del Real, quien al caerse de su caballo se desnucó, perdiendo la vida instantáneamente.
Cuentan las personas mayores y algunos jóvenes, que desde entonces se escuchan los cascos de un caballo que corre por la calle Centenario y su sonido se pierde en la lejanía. Algunos curiosos al oír el galope del caballo, se han asomado a la calle para ver si lo ven, pero no logran ver nada, solo escuchan el sonido que pasa por el frente de sus casas. Cuentan que esto sucede en la madrugada entre las 2 y 3 de la mañana.
El Curro de la Trinidad
Se levantaron y comenzaron a arreglarse, Doña Inés se fue al corral para ayudar a Don Aurelio con el burro y el caballo que los llevarían al pueblo. El caballo era bronco y por las noches lo amarraban para que no se saliera del corral. Cuando llegó se dio cuenta de que el caballo casi estaba desamarrado y entonces le gritó a Don Aurelio. iiiAurelioooo, Aureliooo!!! Ven pronto, el caballo se está desamarrando. A lo lejos vio la figura de un hombre que se acercaba lentamente, como estaba oscuro no alcanzaba a distinguir bien al que creía era su esposo. Solo de lejos distinguía una figura vestida de una forma que no correspondía a Don Aurelio, conforme se acercaba pudo ver que vestía traje y sombrero negro, se le hizo raro y volvió a gritarle, ¡¡¡Date prisa Aurelio, el caballo se me va a salir del corral!!!
En ese momento Don Aurelio le contestó, estaba detrás de ella: ¡Qué dices mujer, qué tanto gritas? no me dejas terminar de arreglar los avíos que nos vamos a llevar, doña Inés le preguntó: ¿de dónde vienes? te acabo de ver cruzando el patio con un sombrero muy raro y ahora me sales por otro lado... ¿me quieres asustar o qué?
Don Aurelio le pregunta: ¿ya lo viste tú también? - ¿A quién? le contesta Doña Inés, ¡al Curro vestido de negro y con sombrero de copa alta! le dice él, yo lo he visto muchas veces, pero no te lo quería decir.
Doña Inés muy asustada le contestó: hay Aurelio ha de ser un ánima en pena, vamos a rezar por él. Y contaban que lo siguieron viendo caminando por el patio y por el corredor durante mucho tiempo.
Los muertos de las casas
se recomienda que hay que tener mucho cuidado cuando se compra una casa antigua, de ser necesario antes de habitarla hay que bendecirla y hacer una limpieza de espíritus, porque estos seres pueden hacernos la vida imposible, no les gusta que nadie invada su paz.
En prácticamente todas las ciudades y pueblos del mundo existe una casa que es señalada por los habitantes del lugar. En general, se relatan casos de muebles que se cambian de lugar, apariciones fantasmales, ruidos extraños y hasta voces de ultratumba.
En Colotlán también tenemos nuestras casas mágicas, como: la casa de la familia Raygoza Pacheco, hoy Casa Enlace del Ayuntamiento. La señora Tere Raygoza Aldana nos cuenta que su tío, el Sr. Cuco Raygoza (que en paz descanse) era una persona muy culta y escéptica para creer en este tipo de fenómenos. Sin embargo, aseguraba que en varias ocasiones vio a una viejita que salía de una de las habitaciones, caminaba por el corredor de la casa y se desaparecía en una esquina o entraba a otra habitación. En otras ocasiones la veía cruzar el patio y perderse por la puerta falsa, la que lleva al corral. Comenta la señora Tere que su tío Cuco nunca quiso investigar nada acerca de tal aparición, pero muy seguido les comentaba ¡¡¡Hoy la volví a ver!!!
Leyenda de la llorona
En Colotlán este relato lo contaban los padres a los hijos menores y así fue pasando de generación en generación hasta nuestros días. El horario adecuado para hacerlo era por la noche, cuando la obscuridad servía de cómplice para que tuviera mayor efecto en la mente de los pequeños.
Pero ¿quién es esta misteriosa y al mismo tiempo aterradora mujer?
Aunque el origen varía, a grandes rasgos La Llorona es el alma en pena de una hermosa mujer vestida de blanco, que todas las noches vaga por las calles o a las orillas de los ríos, lamentándose por la pérdida de sus hijos, su belleza ejerce una gran atracción en todos los hombres y sus gemidos y lamentos aterrorizan a todo el que la escucha.
Es muy posible que esta leyenda haya tenido su origen en la antigua cultura azteca, donde se creía en las Cihuateteo, que no eran otra cosa más que los espíritus de las mujeres muertas durante el parto y a quienes se les honraba por haber perdido la batalla que representaba el dar a luz; Es muy común que las Cihuateteo estén e profundamente relacionadas con la diosa Cihuacóati (a quién ya hemos mencionado) quién, dentro de la mitología azteca, fue la primera mujer en dar a luz y por lo tanto se convirtió en la diosa protectora de los partos y de las mujeres que morían al parir.
Otra versión dice que la Llorona se refiere a una diosa Mexica: La Cihuacóatl que era la protectora de los partos y madre de Mixcóatl al que abandonó. La tradición dice que siempre regresa a buscar a su hijo, pero en su lugar encuentra un cuchillo de sacrificios. Entre las muchas señales que hubo antes de la llegada de los españoles, se dice que en la gran Tenochtitlán se escuchaba el lamento de la Cihuacóatl que lloraba por sus hijos, los Mexicas, pues iban a ser destruidos.
Quizá esta leyenda fue más adelante adoptada por los españoles durante la Colonia.
La verdadera leyenda de la llorona, y que así sucedió
Durante los primeros años del México Colonial existió una mujer indígena de gran belleza que se enamoró locamente de un español y con quien tuvo tres hijos. A pesar de ello este caballero nunca la desposó y sólo la visitaba en limitadas ocasiones; años más tarde, por así convenirle a sus intereses el español contrajo nupcias con una mujer española. Cuando la mujer indígena se enteró de la traición, enloqueció de rabia y celos a tal grado que asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río, al darse cuenta de lo que había hecho, llena de un gran dolor se suicidó también. Desde entonces, su alma no ha tenido descanso y todas las noches vaga por las calles solitarias o cerca de los ríos, buscando a sus hijos y llorando por su muerte, lanzando gritos y gemidos capaces de horrorizar a todo el que la escuche. Todavía hoy, si se presta un poco de atención, durante algunas noches es posible escuchar su terrible lamento "Ay mis hijos" que repite desde que los asesinó; hay incluso quienes afirman haberse sentido atraídos por la visión de una hermosa mujer solitaria vestida de blanco caminando en medio de la noche.
Cuentan que hace muchos años una familia, la señora su esposo y sus tres hijos, de repente un día desaparecieron, en realidad no sabemos lo que les sucedió, la casa donde vivían lleva muchos años abandonada. Hace algunos años decían que la llorona se escuchaba por esos rumbos, también se ha dicho que la llorona se aparece solo a algunas personas. Se dice que, si se le escucha cerca, es que se encuentra muy lejos... pero si la escuchas lejos... es que está detrás de Ti...
----
Seguramente faltarán historias por contar o correcciones que hacer... seguiré actualizando con mucha dedicación este blog.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario