sábado, 8 de octubre de 2022

Ex Hacienda del Hepazote, Colotlán, Jalisco

Por: José Alonso Serrano Campos
Los tesoros naturales y arquitectónicos que tiene Colotlán en sus comunidades han estado presentes, aunque a lo largo de los años también han sido desapercibidos para las autoridades y sus propietarios, desafortunadamente varios han sido destruidos y sustituidos por construcciones modernas o simplemente han dejado este plano por el implacable paso del tiempo.

En particular tuve el honor de poner en el mapa de los atractivos turísticos en mi paso por la oficina de Comunicación Social de Colotlán a dos sitios, hoy característicos del municipio, ubicados en la comunidad del Hepazote, casi en los límites con el municipio vecino de Monte Escobedo; se tratan de la Cascada de San Pedro y de la Ex Hacienda del Hepazote. Si bien eran muy bien identificados por la gente de esa comunidad, para el pueblo y otras partes de la región era algo completamente desconocido, siendo que se encuentran cerca uno de otro y a escasos 20 kilómetros de la cabecera municipal.

Hoy es escenario de hermosas imágenes distintivas que la gente sube en sus redes sociales, ambos lugares sirven como marco para los turistas, excursionistas, aventureros y paseantes que disfrutan del lugar, aunque prácticamente siga en el abandono. Esto no por mucho tiempo, pues existen proyectos que seguramente generarán un gran impacto positivo en lo turístico, económico y de conservación de esa zona, al igual que el apoyo que puede aportar el gobierno en sus tres niveles. Pero antes, un poco de historia:

La primera casa de la Hacienda del Hepazote fue construida a principios del año de 1770 y permaneció siendo la finca principal de la Hacienda durante 150 años, hasta que en 1850 se edificó la actual Casa Grande. 

De aquella antigua primera casa de la hacienda de 1770 sólo quedan tapias y algunas paredes de cantera, era propiedad de Don Juan Quiñones hace aproximadamente 200 años, de los restos algunos permanecen a medio levantar y otras ya están caídas por completo, pero aún es posible apreciar todo lo que fue en ese tiempo.

Posteriormente la hacienda pasó a manos de Don Gonzalo Ledezma Liso, para después ser el propietario Don Eusebio Barragán. En una placa a lo alto de la portada, se cuenta con una placa colocada con la fecha: "enero de 1885" y en varias columnas se conserva marcado el "fierro" de herrar de Don Eusebio ("EB") como muestra de la hegemonía de ganado de fina estampa que en su tiempo proliferó.

La actual Casa Grande tiene un portal con arcos de cantera al frente y corredores por los cuatro lados de adentro. La finca tiene además tres trojes de cantera sin techo, de 5 metros de ancho por 25 de fondo; tenía también un silo en forma de cono como los que hay en Santa Mónica y Tacoaleche, en el municipio de Guadalupe, Zacatecas, pero ese cono se cayó completamente.

Los techos de la casa eran de terrado, y se derrumbó la mayoría de ellos. Hace aproximadamente 28 años, todo el portal y 18 cuartos fueron techados de bóveda, pero todavía faltan por techar los 4 corredores interiores.

A un costado de la arquería que se encuentra a la entrada, se puede apreciar tres largas habitaciones, una de ellas con una característica estrella en la parte alta de su fachada, ahí era un bodegón grande donde se picaba pastura para los animales y más antes se decía era la tienda de raya; a un costado, la siguiente habitación tiene señas de haber sido iglesia, pobladores cuentan que ahí se dispuso la virgen que veneran en el rancho, cuya imagen fue regalada por unas personas de Zacatecas, antes de su ubicación actual estaba en ese espacio junto a la hacienda.

En el patio hay un pozo de lazo, cuya característica era que todo el año tenía agua, actualmente se ha visto secar en algunos meses, sin embargo, las personas que promueven su conservación apuestan por perforar un pozo profundo que pueda abastecer a todo el complejo de la hacienda.

En 1912 Don Eusebio Abandonó la Hacienda, la cual permaneció sola durante todo el período de la Revolución y la Guerra Cristera, hasta que en 1929 el Gobierno del Estado de Jalisco la embargó a causa de que las contribuciones fiscales no fueron pagadas desde 1910 hasta 1929. Fue rematada por el Gobierno y fue adquirida por la Srita. Antonia Macías Romero, Alberto Macías Romero, Felipe Macías Romero y el Sr. Gustavo Sánchez, todos originarios de Colotlán, Jal.

A cada uno de ellos le correspondía ¼  de la Hacienda, y en 1949 la Srita. Macías compró a los otros tres copropietarios sus respectivas partes de la propiedad, para quedar como dueña única de toda la Hacienda. El Sr. Protacio Macías Romero, ese mismo año le compró a la Srita. Macías varios predios de la misma: 223 hectáreas para su hijo Federico Macías Castro, otras 223 para su hijo Luis Humberto Macías Castro y otras 223 para su hijo Nicolás Macías Castro.

Después de esto, compró 700 hectáreas para su hija María de Jesús Macías Castro, 650 para su hija Clotilde Macías Castro, 700 para él mismo, y finalmente compró el casco de la Hacienda para sus cinco hijos anteriormente mencionados. El casco de la Hacienda lo componen 33 hectáreas, y ellas Don Protacio compró 25, donde se encuentra ubicada la Casa Grande; las otras 8 hectáreas restantes las compró el Sr. Ubaldo Macías Rodríguez. Todas las compras fueron hechas a la Srita. Macías Romero.

En la hacienda quedó inconclusa una escalera de caracol, solamente se aprecia aventajado como un fuerte de vigilancia o quizá como acceso a lo alto de un granero. En un cono que había enfrente de los portales era un granero, de dimensiones grandes, de adobe, forrado de piedra con mezcla para que siempre estuviera fresco, arriba una ventana para terminar de llenar el granero con maíz para que no se echara a perder, de este ya no queda rastro.
Foto: Víctor Edú vía Twitter.

Años después, esas últimas 8 hectáreas antes mencionadas fueron compradas por el Sr. Luis Humberto Macías Castro al Sr. Ubaldo Macías Rodríguez. A final de cuentas, la familia Macías Castro cuenta con la cantidad de 2,752 (dos mil setecientas cincuenta y dos) hectáreas, 702 son de llano y siembra y 2,050 de barranca y bosque, con una abundante flora y fauna.

Los hombres mayores, así como en su tiempo los abuelos, contaban que la canción del barzón quedaba perfecta para describir a los trabajadores de la hacienda, pues no les dejaban nada del producto, recuerdan a don Rafael Arguelles, un hombre duro y cabal de Monte Escobedo que administraba la hacienda en tiempos de la señorita Antonia Macías.

Esta hacienda además de su producción agrícola y ganadera, tenía una fábrica de jabón, cuyo producto era comercializado en distintos lugares de México como Aguascalientes y Zacatecas, una vez entrada en vigor la Reforma Agraria, al ejido del Hepazote le repartieron 500 hectáreas de agrícola, mas 800 de agostadero y ese fue el inicio para 24 ejidatarios de lo que le quitaron a la hacienda, conservando aún terreno cerril de muchas hectáreas.

En el predio hay dos arroyos, uno por el lado oriente y otro por el poniente del mismo, y hacia el sur corre el río Colotlán – Tlaltenango, siendo tanto los arroyos como el ½ de agua de por medio. La fauna que se encuentra en la parte de barranca de la propiedad consiste principalmente en venado cola blanca, tejón, guajolote, coyote; hay también, aunque en menor medida pumas y lobos, casi ya no se ven pero sí hay, lo mismo que águilas.

A tan solo unos metros hacia el sureste de la Hacienda se encuentra la cascada de San Pedro, una imponente caida de agua que en tiempo de lluvias refleja su hermoso esplendor de más de 300 metros de altura, se llega por arriba y solo los más arriesgados han logrado descender a la cañada donde se aprecia otro ecosistema que contrasta con la parte alta de la misma orografía.

Sus actuales propietarios comentan que tienen la intención de perforar un pozo que abastezca todo lo necesario para concretar un hotel con jardines, baños para caballos y todas las amenidades necesarias para recibir a turistas que gusten de la naturaleza y de este espacio rico en historia.

Fotos: Banco de imágenes del Gobierno Municipal de Colotlán.

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