miércoles, 20 de julio de 2022

El Cine Colonial de Colotlán

Fachada del cine Colonial en Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos

Para los colotlenses de más antes, hablar de cine era aludir a la famosa marcha de Zacatecas, las nuevas generaciones y los de fuera no lo entenderían, pero aquí la razón de esa alusión tan característica que años atrás era la señal para poder ir a una función de cine en este bello pueblo del norte de Jalisco.

En los primeros años del siglo pasado la exhibición de películas era en la Plaza de Toros, entre las calles Obregón y Ramón Corona, donde actualmente es el centro deportivo “Tenamaxtle”, antes de la edificación del centro social y deportivo (hoy solo deportivo) existía un escenario que sirvió para diferentes presentaciones: Corridas de Toros, juegos deportivos, obras de teatro y proyección de películas.

El lugar se acondicionaba cada semana, los cinéfilos debían llegar temprano con su propia silla pues sería probable que no alcanzaran lugar en las pequeñas gradas de madera, pronto se llenaba el redondel para iniciar la función nocturna mediante un equipo itinerante que instalaba el proyector y la tela donde sería proyectada la imagen. Para evitar fallas eléctricas se contaba con planta de energía exclusiva para ese fin, cabe recordar que la energía eléctrica no se contó hasta después de los años 50.

Quizá el primer cine en Colotlán, lo puso Don Antonio Valenzuela Reyes, pero no tuvo éxito, viniendo después el más importante de los intentos: El edificio conocido para tal fin de la calle Guerrero, fue construido en 1950 por el señor Carlos Manuel de León Ortega, padre de la familia de León Orozco, quien con sus hijos muy pequeños lo trabajaron por al menos siete años, se llamaba "Cine Lux", con motivo del nombre de su esposa, la señora Luz Maria Orozco Pinedo, al poco tiempo pasó a ser propiedad de una familia de apellido Macías.

El cine lo trabajó Don Protasio Macias por un corto tiempo y cuando fue vendido le otorgaron entradas gratis a toda la familia con el privilegio de sillas reservadas para los hijos y nietos de Don Protasio.

Luego vendría Don Fernando Gándara, un ícono de la sala de cine colotlense, primero trabajó en ambulantes que llegaban a Colotlán, después fue el responsable del cine a mediados de los años 50; a partir de entonces como Gerente porque los dueños que lo compraron en ese tiempo vivían en Zacatecas y le depositaban toda su confianza.

Fernando Gándara
El cine pasó a manos de esa empresa zacatecana que lo nombró “Cine Colonial”, al igual que varias salas ubicadas en el estado de Zacatecas, era toda una cadena de salas ubicadas en distintos municipios como Tlaltenango, Tayahua, Jalpa y la misma capital zacatecana, perteneció a un señor llamado J. Inés Espinoza, residente de la capital zacatecana, fue con quien se entendió el señor Fernando Gándara desde aquellos años en que comenzó a trabajar.

Tuvo capacidad de recibir a más de 500 personas en cada función, su diseño característico asimilaba al Auditorio Municipal que fue diseñado (aunque no se concretó) como una sala de cine, muchos recordarán que las butacas de estructura metálica y con asientos de madera retráctiles eran iguales en los años 80 y 90.

En pleno apogeo de la emblemática sala de cine, el Cine Colonial abría sus puertas los martes, jueves, sábados y domingos. El día sábado eran funciones al dos por uno, el martes era la proyección de películas memorables, público selecto y conocedor acudía a las funciones ese día, películas en inglés, francés o italiano con subtítulos en español, iniciaba a las 8:00 de la noche. Los jueves y domingos eran dos funciones, a las 4 de la tarde y a las 8 de la noche, el jueves ha sido un día tradicional en que los comercios colotlenses cierran sus puertas por la tarde y que en aquellos ayeres hacían tener mucha concurrencia en la sala de cine. Algunos domingos existió la “matinée”, se anunciaba con antelación que habría películas por la mañana.

Los filmes eran sobre todo mexicanos, el público bastante versátil se dejaba escuchar con gritos, aplausos y palabas fuertes que expresaban aceptación, rechazo o admiración de quienes aparecían en dichas producciones. Normalmente era de lleno total, familias completas eran los espectadores, una de las pocas entretenciones o diversiones que se podían realizar, la gente de las comunidades aledañas aprovechaba los domingos para asistir a misa, comprar lo necesario en el mercado y acudir al cine, sabiendo esto, los administradores del cine preferían ese día para proyectar los nuevos “lanzamientos”.

La publicidad del cine para anunciar las películas se hacía a través de carteles ubicados en lugares específicos, como afuera del cine, se colocaban también en las esquinas de las plazas, algunas estructuras desde el piso, incluso afuera del templo. Era común detenerse a leer los carteles de las funciones y prestar especial atención a la clasificación, ya que de ello dependía el permiso para poder ir a la función y que fuera posible comprar el boleto necesario para el acceso.

Camión del cine Colonial
Por un tiempo también fue característico el carro con bocinas que anunciaba las películas, el carrito del cine circulaba por las calles de la población y don Fernando Gándara se escuchaba en los hogares anunciando los títulos de las películas, los actores y el formato de la cinta, algún comentario extra del director, los premios obtenidos por el filme y cualquier otra cosa interesante para los cinéfilos… "El charro negro” con Antonio Aguilar, y el "Chicote a colores…" “por primera vez, Antonio Aguilar y Flor Silvestre, sí escuchó usted bien, Flor Silvestre y Antonio Aguilar por primera vez juntos…" “ahora si podrá ver a la abuelita de México en pantalla gigante, Sara García y Pedro Infante... en Los tres García…" anunciaba.

Por varios rincones de Colotlán, incluso bastante alejados, se escuchaban los llamados del Cine Colonial que desde lo más alto de su edificio con bocinas de trompeta, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, tocaban la tradicional marcha de Zacatecas, anunciando la primera llamada, luego se escuchaba alguna otra canción como la de San Diego y la característica voz del señor Fernando Gándara anunciando las películas a proyectar, enseguida la marcha de Zacatecas nuevamente para dar inicio con la película, al tiempo que la gente apresuraba el paso para poder ingresar al cine.

El cine Colonial en Tayahua
Ir al cine era también motivo para ser testigos de varias anécdotas, en plena película se prendía la luz con cierta continuidad ya que al "acabarse el rollo" era necesario cambiarlo, y aunque lo tenían listo para reemplazarlo era necesario suspender momentáneamente la función. En algunas ocasiones se podía escuchar el anuncio de algún parroquiano, exclamando a ronco pecho: "ya llegué" "ya llegó por quien lloraban", "ahora sí estarán contentos, ya llegó su padre", y otras más acompañadas de más improperios de retorno.

Al término de la primera película se hacía un intermedio donde se dejaba salir a los espectadores para adquirir golosina de su preferencia, las clásicas palomitas y las deliciosas gorditas que se compraban en las inmediaciones del cine; algunos preferían las de doña "Trini" y otros las del "Jolino". Estos establecimientos competían con la dulcería del cine que modestamente ofrecía golosinas diversas; dulces, semillas, cacahuates y las tradicionales gorditas que se vendieron también en su interior.

El cine en sus últimos días también sirvió como escenario para pequeñas obras de teatro, incluso muchas generaciones de estudiantes egresados tuvieron su acto académico en ese recinto.

Acto académico de la generación 1996-1999 de la Preparatoria, al fondo la pantalla del Cine Colonial, fue el lugar donde se llevó a cabo dicha ceremonia de clausura.

Hammurabi Brizuela del Real hizo lo último que se pudo considerar cine al público, El DVDMA (En alusión al CINEMA) ubicado por la calle Hidalgo, a media cuadra de Presidencia; perduró algunos meses proyectando películas en un interesante concepto de pequeña sala de cine con películas en formato DVD que eran proyectadas en una pared especialmente acondicionada para dicho fin, era una experiencia sumamente agradable.

Hoy en día se anuncian películas en “Casa Hidalgo” de la Universidad de Guadalajara, donde se implementó una pequeña sala de cine que en ocasiones proyecta películas de diversos géneros y a bajo costo, a penas de recuperación, pero que se ha visto mermada la asistencia por la pandemia del Covid-19.

No está demás decir que el cine dejó de ser un espectáculo familiar para los colotlenses, en parte por la renta en VHS, luego por el DVD, la televisión por cable, satelital y las plataformas de internet, hoy dejan al famoso cine Colonial de Colotlán en el olvido, conservando solo el edificio y los recuerdos de aquellos que les tocó asistir.

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