viernes, 4 de febrero de 2022

El Reloj del Templo de San Luis de Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos

El templo de San Luis Obispo en Colotlán, Jalisco cuenta con un reloj monumental, del cual contaremos algo de su historia en todo su contexto:

La iglesia neoclásica de tres cuerpos en su fachada; el primero con acceso flanqueado por pares de columnas jónicas sosteniendo entablamento con medallones. En el segundo cuerpo se observa ventana coral flanqueada por pares de columnas jónicas y el tercer cuerpo luce un nicho con escultura de San Luis, con característico interior de tener el Ciprés o altar despegado de la pared al fondo de la misma. La torre, característica de la población, se encuentra inconclusa, la gente de antes conocía al pueblo como “torres mochas” peyorativamente, en el interior se aprecia una pintura mural al óleo en el presbiterio. Por fuera se ubica el reloj al lado izquierdo, en la parte superior de su fachada, la parte del campanario se construyó años posteriormente del resto de la iglesia.

El edificio en su conjunto fue proyectado para ser la joya más brillante de la región norte de Jalisco y sur de Zacatecas. El 11 de febrero de 1774, don Joseph Santiago Belís, gobernador del Barrio de Tlaxcala, el cura Miguel Antonio Gómez y el maestro de arquitectura Raphael de Hernán, dirigieron una rogativa al Obispo Venerable Fray Antonio Alcalde y Barragán en la que le informaban del mal estado en que se encontraba la iglesia parroquial:

Por estar desplomándose y amenazando ruina por su mucha antigüedad, y débil construcción. Por lo que, y tener paraje contiguo de más extensión y comodidad en que fabricar nueva iglesia parroquial ocurro a la característica y devota conmiseración de v. Exa. suplicándole se digne conferirnos la superior licencia para la dicha fábrica la que a expensas de nuestro sudor y trabajo concurriremos gastos hasta su total perfección todos los hijos de los pueblos sujetos a este curato.” Archivo del arzobispado de Guadalajara. Colotlán, carpeta 2,f.4.

Existe registro de iglesia anterior por la calle Morelos, casi frente a la calle Obregón, donde actualmente es una funeraria.

La licencia fue concedida por el virrey Antonio María de Bucareli y ratificado por el obispo Alcalde el 7 de junio de 1774; la iglesia se comenzó a construir y siguió un ritmo normal durante los siguientes 10 años, extrayendo cantera del cerro ubicado al lado norte de la población, de forma artesanal fueron conducidos los bloques hasta su destino final, de esta iglesia se llegó a levantar la portada principal de estilo barroco a imitación de la de Zacatecas, la penuria económica de la región y la falta de iniciativas prolongó la suspensión de la iglesia por años. En 1790 don Félix Calleja informó lo siguiente:

En Colotlán, la iglesia es muy regular y muy bueno su ornamento, cada uno de los dos arrabales tiene su iglesia particular, decente y en buen estado. Hay empezada y bastante adelantada una muy grande y demasiado costosa, fabricada de piedra que hace cinco años que se suspendió su obra por falta de dinero, si se concluye podría aprovecharse la antigua en hacerse de ella granero público y escuela de primeras letras, que ni uno ni otro hay en el pueblo”.

En 1820 el cura Ignacio Suárez reporta que los pocos recursos de la parroquia los emplea en la construcción de la Nueva Iglesia.

En 1839 el párroco José Tadeo Suárez informó al obispo de Guadalajara que con los mil pesos existentes en la parroquia se proponía continuar con la iglesia de piedra comenzada hacía muchos años, para lo cual la gente se había comprometido a ayudar, unos con trabajo personal, otros con dinero y otros con materiales. El impulso definitivo para su culminación lo dio en 1849 el padre Basilio Terán recién llegado a Colotlán como vicario cooperador del notable cura don Andrés López de Nava; el dinámico padre Terán se dedicó a hacer mejoras materiales en el pueblo y a acelerar la construcción del templo, el cual estuvo concluido en 1862. El nuevo alarife don José María Martínez, consideró que la fachada de estilo barroco a medio construir debería de ser sustituida por algo sobrio y moderno, y tomó el esquema neoclásico difundido en México desde la fundación de la Academia de San Carlos. 

El diseño interior y exterior del templo son de estilo clásico, las entradas laterales son sencillos pórticos formados con pilastras de capitel compuesto, que terminan con un entablamento de orden corintio. En el interior destaca el ciprés de forma cuadrada con dos cuerpos, la decoración pictórica y el mural con el tema “La expulsión del paraíso terrenal” realizado por Gerardo Martínez en 1942; la cancelería interior que protege las entradas está hecha de madera tallada que recuerda la filigrana de la plata y la cantera tallada. La empresa del padre Terán no era perfecta, el frontispicio presenta problemas de simetría y el campanario esta inconcluso; es, sin embargo, un testimonio material de las aspiraciones estéticas de una comunidad y de la información que los alarifes tenían en ese tiempo.


Hablemos del reloj monumental

Los primeros relojes que se inventaron fueron en Europa, eran mecánicos, la popularidad de este instrumento se esparció muy rápido antes de que terminara el siglo XIV, por lo que gran parte de las ciudades ya contaba con relojes monumentales en las torres de las catedrales. En México antes de la llegada de los españoles ya se contaba con un reloj para medir el tiempo, este era solar. Después de la conquista en el año de 1530 la Audiencia solicitó a España un reloj, el cual fue un regalo de Carlos V a Cortés, siendo ubicado en el templo franciscano de Cuernavaca.

Todo reloj cuenta con una maquinaria que consta de pesas y péndulo, la maquinaria consiste en tres cilindros, uno de ellos da la energía de la maquinaria y los dos restantes otorgan la fuerza necesarios para las campanas, uno se encarga de las horas y otros de los cuartos. El cilindro de la maquinaria es el órgano central, regula la caída de la pesa por medio de un péndulo precisamente calibrado para completar su movimiento en dos segundos, la pesa que hace funcionar el péndulo debe ajustarse con la altura para mantener constante el ritmo. 

Al hacer frío se debe bajar milimétricamente la pesa para acelerar el movimiento y viceversa en verano. En la parte superior del péndulo se encuentra la ancora que consta de una media luna con dientes opuestos a la dirección del movimiento del péndulo, cumple la función de regular el descenso de la pesa de la maquinaria rengando así la energía rotatoria que se transmite de engrane en engrane para dar movimiento a las manecillas.

El reloj, además de medir el tiempo, toca campanas en los cuartos (cada 15 minutos) y da las horas en dos ocasiones cada vez. Al reloj se le debe de dar mantenimiento dos veces por semanas y dar cuerda. La pesa que da la hora tarda en bajar 4 días mientras que la de la maquinaria y los cuartos tardan una semana.

Sobre el origen de la máquina se sabía realmente poco, fue por eso que este servidor se dio a la tarea de indagar, en cuanto al fabricante de igual manera y aquí lo expongo, se trata de una creación extranjera, concretamente francés, cabe destacar que la primera relojería de América Latina data de 1909, el reloj de Colotlán se considera que ya estaba en función en otro sitio, antes de ocupar el sitio que actualmente tiene, cosa poco probable por lo que a continuación se narrará.

La fecha tentativa para su instalación fue cercana al año de 1905, en ese mismo año el Sr. cura Francisco Javier Reveles mandó techar la bóveda con ladrillo donde se encontraba el reloj. El curato de Colotlán estuvo a cargo del Señor Cura Francisco Javier Reveles desde septiembre de 1902 hasta julio de 1906. La placa encontrada en el techo, además de su nombre contiene la fecha: mayo 9 de 1905. El Sr. Cura Francisco J. Reveles, tuvo mucha influencia en la región durante el primer cuarto del siglo XX. En Jerez, Zacatecas cuentan que tenía “el don de la ubicuidad”, ya que podía estar en el Templo Parroquial o en el Santuario sin que nadie lo viera entrar o salir, y muchos aseguraban que era porque utilizaba túneles para trasladarse sin problemas. En el oratorio de la casona ubicada a un costado de aquel templo en Jerez, el Sr. Cura Reveles muchas veces llegó a hacer oficios religiosos en los años álgidos de la revolución y la guerra cristera, al tiempo, el Pbro. Reveles se fue a vivir a la ciudad de México.


Se rumora que el reloj de la iglesia de Colotlán fue donado por un hacendado del cual no se conoce absolutamente nada; de ser así, la antigüedad de la máquina puede ser mayor a 100 años. Debido a su antigüedad requiere una serie de cuidados especiales y minuciosos.

El cuarto donde se encuentra instalado el reloj tiene 117 años, es atendido desde 1950 básicamente por tres personas, el más antiguo que se recuerda fue Pablo Iturriaga, hijo de un relojero que tenía su taller por la calle Independencia, casi esquina con Marcos Escobedo, lo atendió por unos 35 años.

El anterior encargado del reloj fue el señor Miguel Herrera Herrera, lo mantuvo por 33 años, prestó este servicio de manera voluntaria permitiendo que su estado fuera óptimo hasta hoy en día. Le siguió en la encomienda su hijo José Herrera Gutiérrez, gracias a esta labor, se le dio un incentivo económico por parte del ayuntamiento en beneficio de la gran obra de caridad que hizo. El hijo de don Miguel quedó como encargado del trabajo después de que su padre ya no pudo realizarlo por alla en el año 2009. Don Miguel y su hijo no recibieron ningún tipo de capacitación para darle el mantenimiento y reparación necesaria al reloj pero con el tiempo han adquirido los conocimientos necesarios. Las actividades a realizar por el encargado del reloj son varias tales como: ajustes milimétricos, inversión de su bolsillo tanto para partes nuevas como para lubricantes, entre otros; en sí, es un trabajo que requiere de mucha dedicación, cada administración municipal apoya con lo que les sea posible.

El ingeniero Pedro Martínez Serafín, de la más importante empresa de relojes monumentales “Olvera”, ubicada en Zacatlán, Puebla, México, comentó para este caso algunas cuestiones con toda humildad y respeto:

- En efecto, somos una empresa con más de 100 años de experiencia en relojería, esto nos hace especialistas en fabricación y restauración de este tipo de maquinarias, hemos restaurado infinidad de máquinas iguales a la que tienen en su iglesia y muchas otras de cualquier nacionalidad y época (siendo el que ustedes tienen, de los extranjeros más comunes), dicho esto le comento:

La maquinaria que ustedes tienen en Colotlán es modelo LYON 02, de procedencia Francesa. La casa constructora fue Hauser Zivy y Cia. La casa distribuidora en México era LA ESMERALDA.

Esa maquinaria data de los primeros años de 1900, la fecha exacta de fabricación normalmente viene grabada en una de las palancas, pero hasta que se desarma es posible encontrarla.  

La casa constructora fabricaba diversos modelos, mismos que se diferenciaban por algunas funciones y el tamaño de la maquinaria, el que tienen en Colotlán se puede decir que es un modelo intermedio y es de los más comunes en México.

Cuenta con un sistema de funcionamiento ESTANDAR o MANUAL, mismo que a la actualidad ya no se usa (más que los que aún existen con ese sistema de origen) ya que se ha vuelto peligroso, tedioso por la constante atención que requiere y dañino para el edificio y la propia maquinaria. Hoy cuentan con un novedoso SISTEMA AUTOMATICO, mismo que evita deban estar subiendo constantemente a darle cuerda.

En el video que viene en la publicación, la persona que se encarga menciona algunas cosas un tanto erróneas, y precisamente por ese desconocimiento, es que al pasar de los años dejan que las maquinarias se vayan dañando demasiado (aunque estén funcionando) sin darse cuenta, provocando con ello la improvisación y o reposición de piezas y con ello le van quitando la originalidad. Tal es el caso de este reloj, ya se puede apreciar que tiene piezas NO ORIGINALES. NO TODOS LOS RELOJES DE PENDULO TIENEN LA REPETICION DE CAMPANADAS. NO SOLO SE DEBE ESTAR LUBRICANDO, OJO: con eso (a diferencia de lo que se cree) solo están provocando un mayor daño.

Usted menciona que al parecer pertenecía a una Hacienda… como dato interesante le comento que estas maquinarias comenzaron a distribuirse en México y fue en gran cantidad en la época de Porfirio Díaz ya que él era muy amante de lo francés. ---Quizás si existe alguna relación de dicha hacienda con don Porfirio, puedan saber más acerca del reloj---

También quiero aclarar que el dato mencionado en el video sobre el costo de restauración de ese reloj ES COMPLETAMENTE ERRONEO. Ustedes cuentan con una joya de mucho VALOR HISTORICO, nosotros como empresa (lo puedo asegurar con orgullo), somos los únicos que apreciamos ese valor y nos ocupamos de conservarlo, nuestro proceso no es solo una restauración, si no un RESCATE, RESTAURACIÓN, CONSERVACIÓN Y PRESERVACION DE LA ORIGINALIDAD funcional y estética de este tipo de máquinas. Lo que siempre proponemos es DARLE OTROS 100 AÑOS DE VIDA CONSERVANDO LA ORIGINALIDAD, la finalidad de implementar el sistema automático es eliminar el riesgo para el edificio, las personas, minimizar el desgaste para la maquina y asegurar el funcionamiento aún más.

Imágenes de referencia, reloj del mismo modelo restaurado como original en Puebla que nos comparte el ingeniero Martínez Serafín.

Seguramente en las propias entrañas del reloj se encuentran los secretos de su origen, pero también en la publicidad de la Casa que lo fabricó, Hauser Zivy y Compañía, esa fábrica francesa se promocionaba en la prensa mexicana a fines del porfiriato. Como se puede observar en el siguiente inserto que se publicó en el diario “El País” el 29 de febrero de 1908 y en donde se señalaba la ubicación de más de un centenar de sus máquinas instaladas por todo el país, el reloj de Colotlán figuraba entre ellas de la lista de relojes en Jalisco, también aparece el reloj de Totatiche pero en el listado de Zacatecas.

La firma Hauser Zivy y Compañía es mejor conocida como la Joyería La Esmeralda, cuyo edificio sede en la esquina de Madero e Isabel la Católica en la Ciudad de México existe todavía. Fue fundada en 1864 por las familias Hauser y Zivy, judíos alsacianos que emigraron a México, pero desde 1905 quedó en manos de sus parientes, la framilia Bloch.

Como se advierte en la publicidad, el reloj de Colotlán resulta ser hermano de otros muy significativos. Por ejemplo, el ya desaparecido de Palacio Nacional, el que todavía existe en la antigua Basílica de Guadalupe, el del Museo de Geología, etcétera. Aunque con plena certeza el reloj colotlense debió ser uno de los modelos intermedios (una sola carátula, tres campanas), sin duda se trata de un aparato de buena calidad que para fortuna nuestra -y requiriendo reparaciones relativamente frecuentes- permanece aún y es uno de los símbolos del pueblo, tanto por su presencia como por su entrañable y sencillísimo repicar al señalar las horas y los cuartos de hora.

Este reloj aunque parezca sensillo tiene mucha ingeniería, nada electrónico aún, totalmente mecánico, que requiere de mucho cuidado y atención, todo un tesoro cultural del pueblo de Colotlán, la propuesta de hacer eléctrico su sistema de cuerda queda sobre la mesa.

Para conocer un poco más del mecanismo del reloj se puede consultar el siguiente link, de una excelente entrevista: https://youtu.be/H5OYkh45aPY

Los restauradores nos comparten otro video acerca de la conservación de los mismos: https://youtu.be/h9W9OM9IQrY

Fuentes:

Profesor José Herrera Gutiérrez, encargado del reloj.

Ingeniero Pedro Martínez Serafín, experto en relojes monumentales.

Datos y evidencias recabadas de internet.



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