Con el afán de poder entender la
justificación, si es que la hay, de quienes hicieron tales destrozos, en cuyas imágenes de esos acontecimientos se muestra la devastación de un pueblo, junto con el sufrimiento de aquellos pobladores y el
desconcierto de la época que hoy día en poco se comprendería y toleraría, aquí una
breve semblanza para contextualizar esas imágenes.
Durante los primeros días de
haber estallado la revolución, la tranquilidad en la región norte de Jalisco no
se alteró, aunque con frecuencia se contaban detalles alarmantes, por el paso
de pequeñas partidas de maderistas. El 4 de marzo de 1911, asaltó Colotlán el guerrillero
Evaristo Oropeza y sus subordinados. La escaramuza careció de importancia,
debido al reducido número de atacantes y defensores. La revolución triunfó y
aunque no cesaban de andar partidas de bandoleros por distintos rumbos de la
región, durante el periodo del gobierno de Madero, la población permaneció en
aparente calma.
El colotlense General Victoriano
Huerta Márquez, logró llegar, algunos dicen usurpar, la Presidencia de la República. Durante marzo y abril
de 1913, con motivo de este suceso tan importante que trasendió en la región, se hicieron
distintos actos de manifestaciones regocijantes, como serenatas, corridas de toros
y bailes, entre otras celebraciones.
Las hermanas de Huerta fueron
motivo de atenciones y felicitaciones por parte de la clase acomodada de la
población. Más tarde el general mandó por ellas, quienes abandonaron esta
ciudad en lujosa diligencia. Durante el gobierno del General Huerta, Colotlán
sufrió terriblemente las consecuencias, el 20 de mayo de 1913, fue sitiada por
los villistas al mando del General Pánfilo Natera, la batalla comenzó al
amanecer y duró por varias horas hasta caer la tarde. Los villistas atacaron por todos los rumbos
de la ciudad. El combate fue esforzado desde el principio, muertos, robos, incendios y destrozos; se logró romper
el sitio, el combate dejó muchos muertos.
A petición de ciertos sectores de la población, el Gobernador del Estado mandó al general Francisco del Toro con una fuerte columna de soldados a la región. Diez días después de haber llegado a Colotlán, los villistas al mando del Gral. Pánfilo Natera y los Bañuelos, con un ejército de más de tres mil hombres, sitiaron la población el día 6 de abril de 1914. En esa partida villista, participaron paisanos como el Coronel Salvador Huízar Montoya y el mayor Blas Ruíz.
Esta escena sangrienta del lunes
santo ocasionó grandes pérdidas humanas por todos los barrios de Colotlán. El
Gral. Del Toro logró huir, pero dejó a sus leales soldados que perecieron en
esta batalla; la gente del pueblo, se dedicó al saqueo y a quemar edificios,
las casas comerciales y hogares, particularmente del centro de la ciudad.
Durante el conflicto entre
carrancistas y villistas, Colotlán vivió la anarquía donde gobernaron
presidentes de uno y otro bando, pero siempre predominando el villismo. En 1916
fue el año del hambre, porque las destrucciones de la guerra provocaron el
abandono de las labores agrícolas, acentuadas por una gran sequía. Ya a partir
de 1917 se comenzó a estabilizar el gobierno revolucionario y la vida comenzaría a estabilizarse en vísperas del movimiento cristero.
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