jueves, 12 de octubre de 2023

Molino de Santa Isabel

Por: José Alonso Serrano Campos

El Molino de Santa Isabel, también conocido como el Castillo de Santa Isabel, es una finca representativa del pueblo de Colotlán ubicada al lado norte de la población, cerca de la calle Paseo y de la hoy extinta Alameda. Se trata de un edificio que aproximadamente hace 100 años sirvió para la molienda de granos, principalmente trigo.

A un costado del edificio, en una pequeña habitación se instaló la primera planta generadora de energía eléctrica que a principio de la década de los 60 iluminó por primera vez, y durante algunas horas, las oscuras calles de los colotlenses al caer la noche.

Rescatamos la versión del señor Ramón Alejo quien nació en el año de 1916, en este poblado de Colotlán, a sus escasos 8 años de edad trabajaba en el Molino de Santa Isabel, su trabajo consistía en ayudar a meter leña para calentar las calderas del molino.

En dicho molino se procesaba trigo y salvado para engendrar harina, buena parte de la materia prima provenía de la misma región y se almacenaba en tres bodegas con las que contaba el inmueble. Una vez beneficiada se vendía en el mercado local, y la mayor parte era enviada para su comercialización a la ciudad de Zacatecas.

Comentó Don Ramón Alejo que durante el tiempo en que el Molino funcionó, normalmente había un silbato que señalaba el inició de la jornada, la hora de descanso, el reinicio del trabajo y el fin de la jornada. Su sonido era tan fuerte que se alcanzaba a escuchar hasta el poblado de Santa María de los Ángeles.

En el año de 1916, trabajaban 16 operarios en un total de 4 máquinas, todos ellos bajo la supervisión del dueño de nombre Gerardo, persona que muriera algún tiempo después, pasando el molino a ser propiedad del Sr. Antonio Maldonado, quien continuó por un tiempo con la explotación de la empresa, hasta que dejó de funcionar como molino, y don Antonio Maldonado lo acondicionó para abastecer de luz eléctrica al pueblo, servicio que era proporcionado solo por una hora, de las 8 a las 9 de la noche.

Cuando la Comisión Federal de Electricidad llegó hasta el poblado, el Sr. Maldonado clausuró su servicio, y vendió la propiedad a un hermano suyo, quien desinstaló la maquinaria y la vendió por piezas en la ciudad de Guadalajara. Desde entonces el inmueble ha permanecido vacío, y su construcción se ha deteriorado gravemente, derrumbándose techos, generándose enormes fracturas en la estructura del edificio principal.

La madera que existía en marcos y constituía los pisos intermedios del molino, fue quemada en un acto cruel de vandalismo, así mismo las decenas de inscripciones y grafitis que “adornan” sus muros, son parte de esa actitud irresponsable de la gente hacia ese importante edificio histórico. 

En alguna ocasión algún gobierno municipal intentó reconstruir el inmueble y darle otro uso, pero por distintas razones no fue posible concretar el proyecto. Actualmente el inmueble y el predio en el que también se encuentran las ruinas de una alberca y una cancha de basquetbol, pertenecen a la familia Haro Navarro.


Con información del blog. colotlanenllamas  y la página de facebook Cromos

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