domingo, 6 de marzo de 2022

Basilio Terán, gran benefactor de Colotlán

Por: José Alonso Serrano Campos
Pocos sacerdotes se han involucrado tanto en la vida social de nuestro pueblo y al mismo tiempo hayan sido retribuidos con el cariño y reconocimiento de su feligresía, como lo fue Basilio Terán Martínez, un hombre cuyo nombre lleva la calle céntrica del pueblo que conduce al templo de San Nicolás. 
 

Fue un presbítero que enfocó sus recursos personales y materiales a la construcción de edificios que albergaron servicios religiosos, educativos y de Salud. Sin embargo, con el paso de los años, sus obras y legado se han ido evaporando en el olvido. En mi deseo de recuperar su valioso trabajo, rendido por aproximadamente 42 años, aquí se evoca en algo a su memoria.
José Basilio Terán Martínez nació en la capital de Aguascalientes el 14 de abril de 1823 en el seno de una familia humilde y trabajadora, hijo legítimo de Don Julian Terán Ortega y la señora María Josefa Martínez Sotomayor y Salado, dice su fe de bautizo que de origen español, recibió el agua bendita el día 20 de abril de 1823, a tan solo seis días después de nacido, en la Parroquia del pueblo de San Marcos, ciudad de Aguascalientes.
En breve su servicio a la iglesia se vio reflejado en su intención por ingresar al Seminario de Guadalajara a finales de los años 30, una vez ordenado comenzó con sus tareas en algunos lugares no determinados por la historia y cabe destacar que provenía de la Diócesis de Guadalajara, no como actualmente sucede que llegan los sacerdotes desde la capital zacatecana pues a partir de 1864 fue que se erigió la Diócesis de Zacatecas y el padre Terán incorporó a Colotlán a la nueva Diócesis.
Su mayor encomienda comenzó a los 25 años de vida, el día 5 de noviembre de 1848 bautizó con licencia del Párroco a la primera niña de su comisión en la Parroquia de San Luis Obispo, llegó designado para apoyar en las tareas de la Iglesia de Colotlán como vicario, hasta ese entonces encabezada por el notable cura Don Fernando Sánchez y posteriormente por Don Andrés López de Nava.
Mientras que la actividad del padre Terán se apreciaba modesta y bien ejecutada en la logística, administración y dirección de las obras encomendadas, la mano del señor cura Andrés López de Nava, se hizo evidente en la recolección de limosnas, donaciones y sobre todo en la oportuna venta de todas aquellas propiedades pertenecientes al antiguo convento franciscano y de las cofradías que habían sido disueltas hacia 1848 y que seguían en posesión de la iglesia, con el fin de poder terminar el templo principal.
A mediados de 1850 fue el tiempo que marcó un parteaguas en su difícil encomienda, apareció el terrible Cólera Morbus que ya había azotado al pueblo años atrás, aunque esta vez con menor intensidad fue motivo de la pérdida de su señor padre, entre muchas más personas del pueblo. Se dedicó a atender a los enfermos, a darles auxilio espiritual sin temor de contraer él mismo la enfermedad, logró superar el sufrimiento de decenas de familias siendo testigo de cómo niños, mujeres y hombres perdían la batalla contra los bruscos síntomas de diarrea acuosa, náuseas, vómito y deshidratación que provocaba la enfermedad bacteriana, agravada porque la población carecía en aquel entonces de atención médica y tratamientos apropiados.
Primera firma de Terán en 1848, libro de bautismos.
El padre Terán era un hombre joven, lleno de dinamismo y empuje, con carácter bondadoso y sobre todo determinante; desde su arribo a Colotlán sirvió como vicario de la iglesia hasta el 7 de marzo de 1859, cuando formalmente tomó el cargo y quedó al frente de la Parroquia, con una iglesia del santo patrono San Luis Obispo a medio construir, se la habían comenzado hacía unos ochenta años atrás y era fecha que todavía no se podía terminar, hoy vemos aún la torre del campanario sin concluir.
Durante el movimiento liberal de la Reforma quedó evidenciado su carisma y calidad humana, el día 1 de agosto de 1861 las tropas de Manuel Lozada (en documentos de la historia del pueblo se mencionan como "las chusmas Lozadeñas) al mando de D. Carlos Rivas, derrotaron a los locales en el rancho del Salitre, todas las familias hulleron a los cerros en medio de una lluvia que solo por momentos calmaba; robaron tiendas, tiraron a la calle el azúcar, dulce, sal y todos los abarrotes dejando las tiendas limpias, luego las casas; quemaron los archivos, estaban las calles entapisadas de papeles y se llevaron mucho ganado y bestias caballares, no contentos con esto querían incendiar al pueblo y por súplicas del padre Terán no lo hicieron.
En su casa, el padre Terán plantó muchas moreras para promover el cultivo del gusano de seda. El dinámico padre Terán comenzó a hacer mejoras materiales en el pueblo y a acelerar la construcción del templo, el cual estuvo concluido en 1862, faltaba la parte alta del campanario, le tocó la encomienda al padre Francisco Javier Reveles, quien la concluyó en el año de 1905, con una gran escalinata y el espacio para el reloj monumental francés que adorna la iglesia y los espacios para el campanario.
Firmó los libros de nacimientos, matrimonios y defunciones desde 1851 hasta 1890 como Párroco.

Organizó concurridas procesiones llevando a cuestas a Jesús Crucificado, a San Nicolás Tolentino y a la santísima Virgen de los Dolores. El 8 de septiembre de 1862 a las diez del día, se bendijo la Parroquia por el Sr. Pbro. D. Basilio Terán, quien concluyó a cuenta de muchos sacrificios los cimientos de este templo iniciado por el año de 1601, con el diseño del Arquitecto D. J. Ma. Martínez.


El Padre Terán edificó un espacio de suma importancia para la época, se trata de una casona amplia a un costado de la Iglesia de San Luis Obispo, sobre la calle Hidalgo, cuya finalidad era formar el seminario religioso, llegó a ser el Colegio Terán, la Academia Juana de Arco a principios del siglo XX, y la Escuela Superior para Niñas "Manuel Martínez Valadez" en 1939, al tiempo también sirvió como salón de eventos. Dedicado a impartir conocimientos, sirvió de recinto cuando llegó la Escuela Normal Experimental, después la Preparatoria Regional y actualmente alberga la “Casa Hidalgo” del CUNorte (U. de G.)
“Academia Juana de Arco” alumnos de 1948 en el mismo espacio que hoy es Casa Hidalgo.


Quizá por ese sentimiento de pandemia por el cólera que le hizo perder a parte de su familia, fue que se involucró y crucialmente intervino en la construccción del Hospital "Colotlán", edificio que actualmente alberga al Colegio "Jalisco", de gran extención en la esquina de las calles Juarez y Centenario. Fue pieza fundamental para lo que sería posteriormente, cede de uno de los cuarteles en que estaba dividido el pueblo.

En 1908, el Santo Mártir Señor Cura de Colotlán, Diócesis de Zacatecas, Don Mateo Correa, suplicó al Señor Don Eugenio Oláez sucesor del Padre Don Pablo de Anda Padilla, Fundador de la Congregación de Hijas Mínimas de María Inmaculada, que le facilitara Hermanas para fundar en su parroquia un hospital y un colegio. Accedió el P. Oláez a su petición, y le envió el personal que pedía, así llegaron las Hijas Mínimas de María Inmaculada a Colotlán.
La fundación del colegio y el hospital fue de grata memoria: el pueblo salió a recibirlas a orillas de la ciudad, acompañándolas a sus respectivas residencias. Les mostraban gran reverencia y cariño y les hacían  mil festejos y no querían apartarse de su lado. Como la mayoría de los habitantes eran piadosos, las Hermanas tuvieron amplio campo en donde trabajar para la gloria de Dios y bien de las personas. El edificio destinado para el colegio, en un principio, estaba en el atrio del templo de San Nicolás, así como también la casa habitación de las hermanas.
La historia coloca al padre Basilio Terán como el siguiente líder moral de la comunidad, sucediendo a Marcos Escobedo, quien fungió su liderazgo en Colotlán desde finales del siglo XVIII hasta su muerte en 1833, llegando Terán en 1849 como promotor religioso y cultural de los colotlenses por más de 40 años.
Al poco tiempo de su partida y hasta nuestros días, en su honor fue nombrada la calle que conecta los dos templos del centro de la población, vía que corre de la calle Nicolás Bravo a Hidalgo, la calle paralela a estas es Marcos Escobedo,cuya desembocadura es justo en esa vía.
El Señor Cura Don Basilio Terán, a los 65 años de edad falleció, el día domingo 30 de noviembre de 1890, a la una y media de la tarde, en su querido Colotlán; las causas de su muerte quedaron determinadas en su acta de defunción como Peritonitis, que desencadenó en su deceso. Su cuerpo se sepultó en el Cementerio de San Nicolás, desafortunadamente en la actualidad no se conoce el sitio exacto, pues pudo haber sido al interior del templo o quizá en el atrio junto a las tumbas que aún se preservan frente a la iglesia.

Familia Terán

Foto donde aparece el presbítero Basilio Terán Martínez - Cortesía de la familia Vega.
En Colotlán, el padre Basilio Terán Martínez obviamente por su célibe labor sacerdotal no tuvo decendencia, sin embargo, trajo consigo a sus padres y algunos hermanos que radicaron en el municipio, hubo registro de ellos en la cabecera y las comunidades de Dolores, Zapote y Casallanta.

Su señor padre, Don Julián Terán Ortega, murió en el marco de una fuerte epidemia de Cólera que azotó a la población de Colotlán en el año de 1850, dejó de existir el día 4 de Julio, a los 77 años de edad, su cuerpo fue depositado en el Campo Santo de Colotlán. Dice su acta que dejó viuda a su esposa María Josefa Martínez Sotomayor y Salado, queda pendiente localizar el acta de defunción de ella.

De los hermanos del sacerdote, se conoce a Encarnación, nació en 1805 aproximadamente, María León que nació en 1810 y murió en 1840 en la capital de Aguascalientes; Norberta de la Trinidad nacida en 1812, Ma. Guadalupe nació en 1813; Andrea nació en Aguascalientes en el año 1822 y fue sepultada el 13 de junio de 1852 en el Campo Santo parroquial de Colotlán a los 30 años de edad, soltera, murió de fiebre; otros hermanos que se tiene conocimiento fueron Canuto, Petra y Gorgonio.

Encarnación Terán se casó en Aguascalientes con José Antonio Guerrero el 4 de marzo de 1841.

Petra Rafaela Terán nació el 25 de octubre de 1818 en Aguascalientes, se unió en matrimonio con Don Pedro de la Rosa el 1 de agosto de 1836 en la iglesia de la Asunción de María en Aguascalientes y murió a los 82 años de edad en Colotlán, dejando viudo a Don Pedro el día 20 de noviembre de 1900. Su cuerpo fue depositado en el panteón Guadalupe del municipio de Colotlán, se desconoce si tuvo hijos.

Gorgonio Terán (también hermano de Basilio) nació en Aguascalientes en 1829, se casó en Colotlán el 13 de junio de 1871 con Paula Medina Mayorga y vivieron en el rancho del Zapote, tuvieron un hijo de nombre Ernesto Jacobo Terán Medina. Paula murió el 31 de enero de 1879. Gorgonio se volvió a casar en 1887 con Refugio Torres y tuvieron a un hijo llamado Cesáreo Terán Torres.

El primer hijo, Ernesto Jacob nació el 4 de agosto de 1874, en el año 1901 se casó con Luciana Salazar Valdez, tuvieron varios hijos: José Jesús, María del Consuelo, Nicolás, María y Basilio Terán Salazar, este último nació en 1906, misma fecha de defunción de su padre Ernesto Jacob a los 32 años de edad, todos vecinos de la cabecera de Colotlán.

El medio hermano de Jacob, Cesáreo nació a finales del año de 1887, se casó con María Maximina Carrillo Durán y tuvo mucha familia de apellidos Terán Carrillo: se recuerdan a María Saturnina (murió de 77 años el 18 de abril de 1967), Juan Francisco (nació en 1900 y murió el 3 de abril de 1967 en Casallanta por congestión alcohólica), Juana (casada con Jesús María Gaeta Carrillo) y Gorgonia (Casada con Candelario Vega Ruvalcaba). Cesáreo murió el día 13 de marzo de 1916 en la comunidad de Dolores, municipio de Colotlán, fue sepultado en el panteón del mismo rancho.

La hija menor de Cesárea, Gorgonia, tuvo varios hijos de apellido Vega Terán: Rufino en 1907 (falleció en 1979), Refugio en 1918, Juana en 1922 y  María Flora en 1924, hicieron vida por el rumbo de Dolores, Tulimic, Zapote y Casallanta.

Rufino Vega Terán - Gorgonia Terán Carrillo - María Flora Vega Terán

De ahí muchos descendientes y en especial las nuevas generaciones que ahora son nietos y bisnietos de los hijos de Gorgonia han perdido el apellido de los Terán, todavía radican muchos de ellos en Colotlán y siguen siendo consanguíneos del presbítero Basilio y su familia.

Agradezco enormemente a ellos que compartan sus fotografías para esta reseña: Claudia Vega Regis, hermanos y su señor padre.


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