Por: José Alonso Serrano Campos
El maestro Ramírez Romo nació en San Miguel el Alto, Jalisco desde los siete años radicado en Guadalajara, de origen campesino y costumbres pueblerinas, la vida en sus primeros años fue difícil, emigró a la ciudad con su madre cuando falleció su papá.
En aquellos años fue vaquero y por la necesidad entró a trabajar de mozo en una tienda de modas en pleno centro de la ciudad, ahí terminó por cuenta propia su educación primaria en escuela nocturna, trabajó en la Secretaría de Hacienda, luego de una pausa en sus estudios continuó la educación secundaria en la escuela “Ricardo Flores Magón”, era por cooperación y también nocturna.
Sin volver a interrumpir sus deberes de estudiante, entró a la prepa 2 de la U. de G. nocturna, su idea era estudiar filosofía y letras, amistades le recomendaron “que se moriría de hambre” y decidió estudiar Ingeniería Industrial. Fue inmediatamente al egresar cuando lo invitan a dar clases en la misma facultad.
Dejó Hacienda, se fue a la industria y siguió dando clases en la antigua facultad de ingeniería, al formarse la Red Universitaria se hizo el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería, entonces estudió la Maestría en Análisis de Sistemas Industriales, en CUCEI por problemas políticos lo obligaron a dejar la universidad por cuatro años.
En 1998 se reincorpora a U. de G. al sistema medio superior como técnico académico, en 2000 vino a conocer Colotlán y la región, iba caminando la adquisición del terreno del futuro CUNorte y se optó porque fuera en Santiago Tlaltelolco, oficialmente se incorporó a Colotlán en marzo del año 2000 para iniciar clases en septiembre en Casa Hidalgo, empezando a hacer promoción del campus universitario de aquella época.
Cuatro personas fueron las primeras en sentar las bases de la gran infraestructura que hoy es el centro universitario del norte: el doctor Cándido González Pérez como primer rector, Mario Ruiz Ortega como coordinador de control escolar, José Guadalupe Ramírez Pérez en programas docentes y el homenajeado Javier Ramírez Romo en el área de servicios generales.
Siempre amistoso y muchachero, el Inge Javier conoció gente del pueblo y su manera de pensar y de vivir, habido por leer las publicaciones de la región, conoció más a fondo lo que es la zona norte de Jalisco, “una región que tiene su propia idiosincrasia”, afirma.
Diciembre de 2001 se cambiaron a las actuales instalaciones de CUNorte, rentaban plantas generadoras de electricidad con gasolina, fosa séptica, con pipas de agua se llenaban los depósitos mientras se construyó el poso artesano y las instalaciones de electricidad, el internet empezaba, era una zona bastante aislada, “nos veían como ‘conquistadores’ pues éramos gente ajena a sus intereses”, por consigna siempre de traje porque era la imagen de la universidad.
Se fue ganando el respeto y simpatía de la gente, pronto la población y los alumnos se dieron cuenta que venían a servir, pero fue todo un proceso. Se involucró con personalidades de la región, cronistas y escritores, recuerda que en Huejucar le ofrecieron libros, unos comprados y otros regalados y disfrutó algunos ejemplares del emblemático periódico de “Mi Pueblo”, incluso tuvo la fortuna de publicar en ese periódico.
Sin proponerse, pero buscándolo, trabajó con los cronistas de la región, formó parte de los inicios del encuentro de especialistas de la zona norte de Jalisco hace 18 años. Recuerda que “el cronista se interesa por las historias del pueblo, la cotidianeidad, esos incidentes o hechos que no trascienden tanto a la historia nacional pero que son importantes para la gente común”.
Gran inspirador de las generaciones que le siguen, inspira a seguir construyendo la historia de una región, del estado y del país, para conocer esas historias y darlas a conocer, motivando a que sigan investigando y rescatar la historia, “que lo expongan para que nosotros conozcamos” nos dice.
En el primer encuentro expuso sobre un escritor de la región, Flavio Godínez Márquez, prosista y poeta, ha llevado al salón de clases sus vivencias, convencido del talento de alumnos y egresados, reconoce sus capacidades, “me encanta enseñarles a que se sientan profesionistas, a que sean profesionales”.
El Ingeniero Ramírez Romo compartió: “Un inmerecido reconocimiento que agradezco enormemente, yo haciendo mi trabajo, dando clases soy feliz, investigando y hablando con la gente, enormemente agradecido, no es solo a mi persona, a toda la gente que estuvo desde un principio”.
Más de 15 años de convivencia y contento con la institución y con la región, el ingeniero Javier se mostró conmovido y así finalizó su intervención ante los asistentes: “qué bueno que vine a esta zona, a esta región”.
Felicidades al gran profesor y lamentamos su partida de este mundo el 2 de junio de 2023, descanse en paz gran ser humano.
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