Nació en Puebla de los Ángeles, capital de la provincia del mismo nombre, el 20 de diciembre de 1776. Fueron sus padres el teniente coronel Diego de Aranda y Josefa Carpinteiro.
En 1796 el obispo electo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas, de paso hacia su sede en la capital del Virreinato, lo conoció y lo invitó a Guadalajara; aceptó y fue nombrado familiar del obispo, quien el 20 de abril de 1800 le confirió la ordenación sacerdotal.
El papa Gregorio XVI lo designó obispo de Guadalajara y fue consagrado el 30 de noviembre de 1836 por el obispo de Sonora doctor Ángel Mariano Morales.
En 1842 auxilió a los indios huicholes e incluso envió ayuda económica para las misiones del Extremo Oriente. Mientras practicaba la visita pastoral falleció en Sayula el 17 de marzo de 1853, sus restos descansan en la catedral de Guadalajara.
De ese hecho de 1842, Don Diego Aranda visitó Colotlán y dejó constancia de ese hecho en un libro parroquial, del cual se transcribe parte de su legajo:
“La ciudad de Colotlán a los veinte y un días del mes de septiembre de mil ochocientos cuarenta y dos años SSM el Sr. Doctor Don Diego Aranda que la gracia de Dios de la Santa sede apostólica Obispo de Guadalajara estando en la Santa general visita y en la particular de la parroquia de esta ciudad, verificó la de veintinueve libros en que se hallan la partida de los niños que recibió el santo sacramento del bautismo donde la anterior visita verificada en marzo de mil setecientos noventa y nueve hasta el presente, de cuya mención de libros, unos pertenecen a la iglesia auxiliar de Tlalcosahua, nueve a la de Huejucar, ocho a la de Santa María de los Ángeles y los once restantes a esta cabecera. Vistas y reconocidas que fueron las mencionadas partidas, noto que en pocas de ellas de tiempos anteriores no se citan a los abuelos, el de hallarse varias incompletas o haberse dejado algunos claros en blanco como es de verse la hoja 174 del libro cuarto de esta cabecera del quinto libro en el séptimo de los de Sta María el haber llevado impresas por el cura interino D Julián Flores, de las que caen sueltas en cuanto todas las de antes...”
Destaca en sus escritos plasmados en los libros de gobierno, bautizos, matrimonios y defunciones una serie de precisiones que les hizo a los sacerdotes titulares y auxiliares de estas cuatro localidades, en el caso concreto de la parroquia de Colotlán enlista las firmas que faltaron en los libros de curas muy destacados a nivel nacional que estuvieron encargados de esta parroquia, destinados por los obispos de Guadalajara en la primera mitad del siglo XIX
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